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Cristian Reino
Barcelona
Miércoles, 7 de octubre 2020, 00:06
¿Debe un responsable político dimitir de su cargo por cogerse una borrachera? El debate está en la calle en Cataluña y sobre todo en la localidad catalana de Manlleu, en el interior de la provincia de Barcelona. Àlex Garrido, alcalde de Manlleu, cree que ... sí. Fue su caso. En verano, se fue a pasar unos días a la Costa Brava, a Platja d'Aro (Girona). Se tomó unas copas, y según ha confesado estos días, le sentaron tan mal que acabó en un estado muy perjudicado, a las puertas de un local de ocio, invitado a salir por los guardias de seguridad. Con la mala suerte de que alguien grabó las imágenes y las ha publicado en las redes sociales.
Garrido, alcalde de ERC desde 2015, parece, según se le ve en el vídeo colgado en youtube, un hooligan inglés en Magaluf más que un respetable alcalde de una población de 20.000 habitantes. Sentado en un sofá en un chill out, los guardias de seguridad se lo tienen que llevar. Tras la publicación, el edil de Esquerra Republicana tomó el viermes pasado la «decisión irrevocable de renunciar al cargo de alcalde». Admitió que su comportamiento fue del todo «censurable» y aunque se trataba de un episodio privado, argumentó que los representantes públicos deben ser siempre «ejemplares». Solo fueron dos o tres copas, dijo, y más que el alcohol, se escudó en que lo que le sentó mal fue el calor y la insolación.
En un primer momento la decisión fue irrevocable, pero ahora Garrido se lo está replanteando. Ha decidido recluirse unos días en Montserrat, la montaña sagrada de los catalanes que son creyentes, donde buscará la ayuda divina para tomar una determinación. Está convencido de que han ido a por él y que se trata de una «maniobra orquestada». Y lo atribuye a un momento en el que estaba adquiriendo mayor notoriedad por su actuación en la lucha contra la pandemia. Pide además que se contextualicen las imágenes: llevaba desde febrero sin salir de Manlleu, dedicándose a la gestión de la crisis sanitaria. «Aquellas semanas teníamos cero casos», defendió.
«Debería pasar algo muy gordo para echarme para atrás», dijo días atrás en Rac-1. Eso tan gordo que podría hacerle regresar fue una manifestación en la localidad, el lunes, reclamándole que vuelva. Su partido, ERC, le ha pedido que reconsidere la dimisión. Garrido acudió a la concentración y, entre lágrimas, cogió el micrófono y afirmó: «Cuando ves un apoyo tan masivo, te hace reflexionar mucho». Entre las montañas, que son parte del escenario de las novelas que ha escrito, tomará la decisión.
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