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claudio mateos
CÁCERES
Domingo, 27 de septiembre 2020, 02:53
Si no fuera por el coronavirus, la palabra litio sería probablemente la más pronunciada en Extremadura en los tres últimos años. Sobre todo en la provincia de Cáceres, donde se están tramitando los permisos para explotar dos de los mayores yacimientos detectados en Europa ... del llamado 'oro blanco', uno de ellos a dos kilómetros de la capital, donde existe una fuerte oposición ciudadana a la posible mina, y el otro en Cañaveral, un pueblo de 2.500 habitantes situado a mitad de camino entre Cáceres y Plasencia. Este último proyecto lleva además vinculada una fábrica de baterías para vehículos eléctricos que la empresa tecnológica Phi4tech pretende crear en Badajoz, en la denominada Plataforma Logística del Suroeste Europeo.
La más que modesta industria extremeña, cuyo principal activo sigue siendo la Central Nuclear de Almaraz casi 40 años después de su puesta en marcha, ha encontrado en el litio una posible apuesta de futuro que atraiga inversiones multimillonarias y cree empleo de calidad en la comunidad autónoma con el salario medio más bajo de España y una tasa de paro del 21,3%. El litio fue declarado hace unas semanas materia prima estratégica por la Comisión Europea, que se ha marcado como prioridad desarrollar dentro de los países miembros toda la cadena de producción de la movilidad eléctrica, desde la extracción del mineral hasta la fabricación de las baterías. El objetivo es no depender, como ocurre ahora, del litio chino o sudamericano. Para eso se necesitan minas dentro de la Unión, y dos de los yacimientos más grandes de los que se tiene noticia en todo el continente están en Extremadura: el de San José, en el paraje de Valdeflores, en Cáceres, y el de Las Navas, en Cañaveral.
El proyecto más reciente y con menos trabas para salir adelante es el de Cañaveral, que comenzó su recorrido administrativo en mayo. La Junta de Extremadura está tramitando los permisos solicitados por Lithium Iberia, la empresa promotora, que lleva ya invertidos tres millones de euros en prospecciones y, según asegura, pretende crear 400 puestos de trabajo directos entre la mina y una planta adyacente para transformar el mineral (unas 2,3 millones de toneladas anuales) en hidróxido de litio, el compuesto ya refinado que se emplea para fabricar las baterías.
Se trata de un yacimiento situado lejos de grandes núcleos de población en el que, a falta del correspondiente estudio ambiental, no se prevén impactos sobre el territorio que hagan inviable su puesta en marcha. Tanto los alcaldes de la zona como el presidente de Extremadura se han pronunciado a favor, y hasta la fecha no existe un rechazo manifiesto por parte de organizaciones conservacionistas. «Estamos muy contentos por los puestos de trabajo que se pueden crear. No solo por los desempleados que viven aquí, sino también por los que puedan regresar porque se han ido a otros lugares a buscarse la vida. Esto beneficiaría a todo el norte de Cáceres», afirma Jacinto Sánchez, alcalde de Cañaveral.
Mucho más espinoso es el proyecto de San José. Su cercanía a la ciudad de Cáceres y su ubicación en el paraje de Valdeflores, una zona de la Sierra de la Mosca que cuenta con protección en el plan urbanístico, han generado en la capital cacereña un fuerte movimiento de rechazo tanto social como político, canalizado a través de la plataforma ciudadana Salvemos la Montaña. La empresa que pretende explotar este yacimiento es Tecnología Extremeña del Litio (TEL), que pese a su nombre no cuenta con capital de la región sino que está participada por la firma australiana Infinity Lithium (75%) y Sacyr (25%).
Infinity, con gran parte de la ciudad en contra, tiene en marcha en la Junta de Extremadura desde 2017 el procedimiento de solicitud de permisos para explotar la mina. Tanto el actual gobierno municipal del PSOE como el anterior del PP han hecho todo lo posible para paralizar el proyecto, negándose a cambiar el plan de urbanismo para permitir la actividad minera y abriendo expedientes a la empresa por incumplir la normativa durante las prospecciones, que están recurridos ante los tribunales. Pero la firma australiana continúa adelante, e incluso ha conseguido una aportación de 800.000 euros por parte de Innoenergy, una plataforma público-privada de inversión promovida por la Comisión Europea, lo que ha dado pie a la empresa a afirmar que el proyecto de Valdeflores cuenta con el apoyo expreso de Bruselas.
Infinity Lithium se aferra a los números para intentar, de momento sin éxito, que los políticos y ciudadanos de Cáceres apoyen la mina, o al menos que empiecen a surgir voces favorables entre la opinión pública. El estudio previo de viabilidad que presentó hace algo más de un año recogía que la empresa espera facturar 5.500 millones de euros en 30 años de actividad, los 19 primeros extrayendo el litio en una mina a cielo abierto, y el resto continuando el tratamiento del mineral en una planta adyacente para convertirlo en hidróxido de litio.
Promete generar hasta 195 empleos directos con un salario medio de 48.000 euros anuales. Incluso contrató como consejero en octubre del año pasado al expresidente de Abengoa, Felipe Benjumea, quien llegó a reunirse este verano con el alcalde de Cáceres, el socialista, Luis Salaya, para ofrecerle 60 millones de euros en inversiones para la ciudad si la mina sale adelante. Benjumea tan solo ha permanecido unos meses en la empresa Infinity, ya que cesó en el cargo a finales de agosto.
Estas cifras de vértigo para un tejido industrial tan débil como el cacereño no han impresionando a las autoridades locales. Luis Salaya mantiene su rechazo incondicional, como ya hizo la anterior alcaldesa, la popular Elena Nevado, quien dijo que la mina crearía «el mismo empleo que un Telepizza».
Menos aún convencen los argumentos utilizados por Infinity a la plataforma 'Salvemos la Montaña', que trata de contrarrestar la estrategia de la empresa y ha llevado el asunto hasta el Parlamento Europeo por el «daño irreparable» que, a su entender, causaría en la Sierra de la Mosca una mina a cielo abierto pegada al casco urbano de Cáceres, tanto en la superficie como en los acuíferos de la zona.
Si en Cáceres está el litio, en Badajoz estará la fábrica de baterías. Eso es al menos lo que pretende Phi4tech, una empresa que investiga y desarrolla tecnologías relacionadas con el grafeno, que ha anunciado su intención de invertir hasta 400 millones de euros y crear hasta 500 empleos en una planta de baterías de litio para automoción y parques eólicos, ubicada en la Nueva Plataforma Logística del Suroeste Europeo que se ha construido en la capital pacense. En realidad, lo único que se conoce del proyecto es lo que ha comunicado la empresa a los medios, ya que por el momento no ha iniciado ningún trámite administrativo, si bien asegura contar con el apoyo de grupos de inversión para financiar las fases iniciales.
Comenzaría con una capacidad de producción de 2 gigavatios e iría creciendo hasta alcanzar los 10 en la fase final. En toda Europa no existe aún ninguna fábrica de baterías en funcionamiento. Hay actualmente 17 proyectos, casi todos en el centro y el norte del continente, con inversores como LG, Samsung o Volkswagen, además de varias compañías eléctricas. La de Badajoz sería la primera fábrica de baterías del sur de Europa.
En principio esta industria se pondría en marcha por fases y estaría estrechamente vinculada al relativamente cercano yacimiento de litio de Cañaveral, en el que pretende adquirir la materia prima para fabricar las baterías. La elección de Badajoz ha levantado algunas críticas entre quienes piensan que si la provincia de Cáceres va a sufrir las consecuencias medioambientales de explotar las minas, también debería beneficiarse del valor añadido que supone la fábrica de baterías, una polémica en la que no entra Phi4tech.
Su vicepresidente y máximo responsable del proyecto, Mario Celdrán, afirma que la elección de Badajoz se debe a motivos estrictamente técnicos por las ventajas que tiene situarse en la Plataforma Logística para la entrada y salida de mercancías, mientras que en cambio «el litio está donde está».'
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