- Hablan mucho de la identidad los nacionalistas y la extrema derecha. ¿Por qué ha vuelto a preocupar un asunto que parecía secundario?
- Según la ideología de quien hable se refiere a cosas distintas. No es un fenómeno tan reciente pero sí es verdad que hay momentos en que esto se exacerba.
- ¿Por qué ahora?
- España vivió un cambio muy profundo tras la guerra. Este es un país que viene de muy distintos reinos y el siglo XIX fue muy complicado. Los problemas contemporáneos tienen raíces muy lejanas pero lo curioso es que parece un anacronismo porque la globalización y el mercado van contra eso. La tensión global a veces crece y aquí se ha visto al rediseñar la estructura del Estado.
- Antes hablaba de cómo la entienden unos y otros. Pero, ¿de qué hablamos cuando hablamos de identidad nacional?
- De varias cosas. Pero déjeme decir antes que en el fondo hay aspectos que unen muchísimo a las personas y que tienen poco que ver con lo que se entiende como tal. Por ejemplo, el estilo de vida, que tanto marca. Eso hace que yo encuentre más similitudes en un colega de otro país que en uno de mis vecinos cuya profesión sea otra. Y no se habla de identidad profesional. Creo que mientras funciona, no hay que hacer un problema de ello.
- Pero se está haciendo.
- La gente suele acudir a aspectos muy anacrónicos de la identidad. Hay diferencias culturales en el seno de Europa, claro, pero son viables con una organización democrática que respete lenguas y organice la diversidad, sin acudir por ello a la independencia de cada uno de esos lugares. ¿Quién y de qué nos independizaríamos? ¿Puede uno independizarse de Amazon o de Google? Hay una exageración infinita de esas cosas y con ella se ha hecho un problema.
Elementos culturales
- ¿Está queriendo decir que tiene mucho de creación artificial?
- Hay una exageración, pero no es un invento. Hay matices locales que tienen su papel y pequeñas tradiciones con mucho significado sobreentendido, también. Por eso a veces no es tan fácil sentarse a dialogar, porque ni siquiera hay un acuerdo claro sobre qué es eso. Ortega y Gasset decía que el separatismo es una reacción ante el centralismo. Negociar supone admitir que no conoces lo suficiente al otro. La verdad será no de uno sino de los dos, y mis intereses estarán asegurados porque los garantizan los del otro. Pero esto no es algo que se ve de manera universal.
- ¿Hasta qué punto los elementos culturales marcan la identidad? ¿Velázquez, Goya, Buñuel, Cervantes, Albéniz, Rosalía, Unamuno son parte de la identidad española o son los creadores de la misma?
- Son las dos cosas. Reflejan lo que es España porque ellos estudiaron su época. Los buenos artistas siempre han sido muy críticos con su tiempo, incluso Velázquez. Al hacerlo, reflejan los problemas del país, hacen una crítica al imaginario cultural. Y en la medida en que su obra es aceptada termina por configurar la imagen general, modificándola. Picasso es España y España es como Picasso quiso que fuera.
- Lo curioso es que los defensores a ultranza de la identidad con frecuencia no aceptan como propio justo aquello que más representativo se ve fuera. Por ejemplo, la derecha no ve bien a Almodóvar, que en el extranjero representa hoy lo español.
- Las sociedades modernas son muy complejas. Por eso hay muchas cosas y muchos artistas que son España... en parte. Almodóvar ha conseguido que su obra triunfe, pero su España no es la de Berlanga, ni la de Erice. Hay una multitud de visiones, y la realidad siempre exige una interpretación. Y además es una realidad tan rica que aguanta muchas. Las bellas artes lo consiguen.
«Hay mucho de exageración en las cuestiones de identidad nacional y con ello se ha hecho un problema»
«Quienes tanto temen a los inmigrantes deben saber que cambiarán nuestra identidad, pero lo verán nuestros bisnietos»
el papel de la inmigración
«La integración es mejor en España en todos los sentidos que en un país más unitario, como Francia»
Los inmigrantes
- España, como tantos países, es un lugar por el que desde hace más de dos mil años han pasado muchos pueblos. Si somos producto de una gran mezcla, ¿por qué el temor a que la llegada masiva de inmigrantes pueda alterar nuestras costumbres?
- Mary Douglas decía que en el origen del racismo estaba la experiencia previa del intercambio con otros. Si la gente viene huyendo de una guerra o de la miseria, es evidente que no llegan en las mejores condiciones. Aquí al sur llevan muchos años llegando millonarios con sus yates y no se hablaba del problema de la inmigración. El término se reserva para quienes se acercan sin dinero y requieren asistencia.
- El problema no es solo nuestro.
- En el mundo hay problemas globales que deben ser atendidos por aparatos pequeños que son los estados. Así no hay forma de resolver qué hacer con la gente que llega con tantas dificultades y sin tener culpa de nada. Las alambradas nunca han detenido esas oleadas. Son movimientos de población enormes que se han formado por necesidad y frente a eso hay miedo e ignorancia. Si viéramos el ADN de cada uno comprobaríamos en qué proporción somos el fruto de múltiples cruces. Las diferencias raciales pueden ser muy visibles y se toman como símbolo, pero desde el punto de vista físico casi no existen. El problema no es el símbolo, como sucede con el color de la piel, sino con qué se carga. Eso que llamamos identidad se construye a lo largo de la Historia y está ahí, con cosas buenas y malas. Nuestra cultura es fruto de una decantación de siglos.
- Llena de contradicciones.
- Claro, las naranjas que parecen el símbolo de lo valenciano no son de origen valenciano; el tomate de la pizza -¿hay algo más italiano que la pizza?- no viene de Italia... La identidad no es de mármol, fluye y va cambiando lentamente. Wittgenstein hablaba de un aire de familia. Los españoles no somos como éramos, pero hay un aire de familia entre lo de antes y lo de hoy. Viajar ahora al Madrid del siglo XVII sería para nosotros una experiencia horrorosa. No entenderíamos bien ni la lengua que hablaban. Hemos cambiado mucho. Y quienes tanto temen ahora a los inmigrantes deben saber que cambiarán nuestra identidad, claro, pero lo verán nuestros bisnietos.
- ¿Por qué tememos que lleguen costumbres procedentes del norte de África pero integramos de inmediato en nuestro estilo de vida las que llegan de EE UU?
- Porque vienen de una sociedad rica y abierta, frente a lo que llega de otras, cargadas aún de elementos de rechazo en nuestro imaginario, por viejas razones como la expulsión de judíos y moriscos.
- ¿La salvaguarda de algunos elementos de identidad de personas que llegan puede derivar en la creación de guetos?
- Así difícilmente se van a integrar. Yo dejaría, por ejemplo, que la gente se vistiera como quisiera salvo cuando, en lo referido al uso del velo por las mujeres, sea preciso identificar a alguien. Pero también pediría que a sus países se pueda ir sin usar ese velo. El respeto debe ser recíproco. Nuestras sociedades ya aceptan la diversidad.
Identidades con éxito
- Aunque se sigue agitando el miedo.
- Los estereotipos se fundan en el desconocimiento de lo que hay detrás de algunas costumbres. La experiencia del contacto con otras personas es básica, pero hay ideólogos que azuzan y manipulan para crear miedo y recabar así adhesiones. Dan pena y vergüenza algunos líderes y comprobar cómo mienten para hacer ver las cosas que no son.
- ¿Por qué algunas identidades son tenidas por más modernas y democráticas o están libres de un pasado oscuro?
- Es cierto que países con pasado oscuro han tenido más éxito en esto que España, que no ha sabido quitarse de encima un complejo de inferioridad en la defensa de los derechos de los nativos americanos, por ejemplo, frente a británicos y franceses.
- Que no tienen leyenda negra.
- Aquí ha sido más fácil enarbolarla pero no porque fuera más negra que la del resto. La clave es el momento en que se esgrime la acusación. Pero nadie puede tirar la primera piedra de la esclavitud ni tampoco la de la aniquilación de los nativos.
- Hay países de gran solvencia y éxito internacional que tienen una identidad muy marcada, como Francia, y otros que están en el extremo contrario, como Suiza. ¿Qué es socialmente más conveniente?
- Eso demuestra también que es un problema pequeño del que se ha hecho una gran cuestión porque es un asunto manipulado en busca del voto. Pero insisto en que no es un problema grave.
El problema de la lengua
- Quizá con la excepción de la lengua, arma arrojadiza entre algunos grupos.
- Es importante resolver bien ese problema, y creo que en Suiza se ha hecho. Tampoco aquí debería haber dificultad. El euskera se perdió más durante el franquismo, pero el catalán, no. Hay que apoyar estas lenguas, cierto, pero antes hablábamos latín. Preguntémonos también por qué ha triunfado el inglés. No por la lengua en sí, porque lo que da valor a una lengua es lo que esta vehicula. Es cierto que tener varias requiere respeto y costes adicionales, pero no hay que exacerbar las adhesiones a los símbolos. Y también es vergonzoso que alguien lo manipule buscando el voto.
- ¿Qué o quiénes representan hoy mejor a España?
- Nuestra Historia, que es muy rica, y la lengua definen a un país que siempre ha sido plural y ha mostrado una clara apertura. Lo de 'Santiago y cierra España' fue un período muy breve de nuestra trayectoria. Pero si España ha triunfado en algo ha sido en el arte y la literatura. Por otro lado, un país como Francia da una imagen mayor de unidad pero tiene peor experiencia de integración y hay muchos guetos. La integración es mejor en España en todos los sentidos, algo que no quieren reconocer los nacionalistas. La manera de ser españoles es la diversidad. La gente quiere una experiencia, no un símbolo.
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