Viajes a Bosnia y Albania desde Burgos para importar y exportar conocimiento de moda

Unos viajes hasta Sarajevo y Tirana, a través del Consorcio Erasmus CArtes, para sentar las bases de futuros proyectos y colaboraciones entre las diferentes escuelas y universidades visitadas, además de instalar la primera piedra para algún intercambio de alumnos. «Hemos visto sus metodologías, además de enseñar algunas de nuestras técnicas», apunta recién aterrizada de Tirana la profesora y jefa de estudios de la escuela en Burgos, Sara González.

Precisamente la estancia de una semana ha servido para que las profesoras de Burgos aportasen varias enseñanzas como la clase de capitoné (dar volúmenes a los tejidos que se pueden aplicar a las prendas) o consejos para la comunicación en la moda. «Nos dimos cuenta de que controlaban estas técnicas, así como la manipulación de tejidos. Nos centramos en la parte de comunicación como la fashion film de nuestros alumnos. A lo mejor en esa faceta están más verdes: en cómo hacer la comunicación de una marca o colección. Les gustó mucho y nos dimos cuenta de que tienen un alumnado muy motivado y muy interesado», agrega la jefa de estudios, que también estuvo acompañada en el viaje por Adriana Álvarez.

«Trabajan de una forma más práctica. Estaban centrados en el enriquecimiento del tejido, aplicando distintas técnicas. A lo mejor no trabajan el proyecto como nosotros, pero son muy trabajadores con los pocos medios que tienen. Hay mucho esfuerzo hecho a mano», apuntan las dos profesoras.

Precisamente, tanto Sara como Adriana destacan el interés mostrado por los alumnos albaneses por acercarse hasta Burgos para ampliar sus conocimientos. «Están deseando venir. Pero todo depende de un consorcio externo, que tiene que pasar varios filtros. Con los nuevos programas Erasmus podría venir algún estudiante», añade Sara.

Y es que la visita también ha servido para apreciar las pocas salidas que tiene la carrera en Albania. «No ha desarrollado una industria textil suficiente. Los profesores nos preguntaban qué hacen los alumnos cuando terminan la carrera y que si encontraban trabajo. En Albania no hay salidas por lo visto», agregan las protagonistas de esta beca para profesores, que con anterioridad les ha llevado a países como Camboya.

Hasta Sarajevo viajó Maite Monzón, en un viaje algo más tedioso por eso de las escalas en Praga y Munich. Pero mereció la pena, como apunta la propia profesora. Se trasladó hasta la Academia de Arte de Sarajevo, una universidad donde imparten Producto y Diseño Gráfico. «He ido de observadora para ver qué métodos de docencia tienen y cómo los imparten, así como sus talleres», detalla Maite, que ha viajado con una docente de la Escuela de Arte de Corella (Navarra).

Al igual que Sara y Adriana, Maite viene con la idea reforzada de posibles intercambios entre los centros educativos. De hecho, el vicedirector de la escuela bosnia ya ha planteado un viaje hasta Burgos en la próxima primavera. Siempre con el objetivo de importar y exportar un conocimiento más global de la moda.