Los resultados en PISA predicen el éxito de los estudiantes en su vida adulta

En definitiva, cada informe PISA, que se emite cada tres años desde 2000, es la radiografía del funcionamiento del sistema educativo en cada uno de los 79 países participantes en las pruebas, de sus fortalezas, debilidades y evolución en comparación con el resto. Pero, a la vista de un estudio realizado este otoño por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la misma institución que elabora la evaluación internacional, PISA, además de diagnosticar la situación presente de los estudiantes, proporciona información muy fiable sobre cómo va ser su futuro, sobre cómo va ser con alta probabilidad su vida adulta.

El informe 'Equidad en la educación: Derribar las barreras a la movilidad social', elaborado a partir de los resultados de los test y cuestionarios de PISA en cuatro países -Australia, Canadá, Dinamarca y Suiza-, permite concluir que los alumnos que lograron buenos resultados en las pruebas tienen muy altas probabilidades de tener una vida adulta más próspera, pues, con el paso de los años, se comprueba que disponen de una mejor formación académica y logran una mejor inserción laboral.

Los alumnos que en PISA lograron las mejores puntuaciones tienen hasta seis veces más probabilidades de graduarse en una carrera universitaria que los que quedaron incluidos en el bloque de rezagados de las pruebas. En Canadá, por ejemplo, el 62% de los alumnos buenos y excelentes en los exámenes de comprensión lectora disponían a los 25 años de un título de educación superior, por solo el 9% de los que obtuvieron malas puntuaciones.

Algo parecido, indican las conclusiones del estudio de la OCDE, ocurre con las expectativas de disponer de un buen empleo. Los datos de PISA, en este caso correspondientes a Australia, predicen que los estudiantes con buena nota tienen tres veces más opciones de trabajar en un empleo de alta cualificación a los 25 años que los rezagados. De hecho, solo lograron este empleo de perfil universitario el 14% de los alumnos que pincharon en los test mientras el porcentaje se elevó al 50% entre los que demostraron ser los más brillantes ya a los 15 años.

Pero las probabilidades también funcionan a la inversa. El porcentaje de malos alumnos de PISA que a los 25 años eran 'ninis' (ni estudian ni trabajan) llegó al 9% en Canadá. En el caso de los estudiantes más brillantes solo lo eran la mitad, el 4%.

Además de los resultados obtenidos en las pruebas, hay otros dos elementos que ayudan a predecir el futuro de los alumnos: su entorno socioeconómico y la actitud y perseverencia que transmiten en los test. El estudio dice que, con independencia de la nota que sacaron, los hijos de universitarios tiene entre un 7% y un 20% más de posibilidades de tener un trabajo cualificado al inicio de su vida adulta que los descendientes de familias sin títulos superiores.

En los cuatro países analizados por la OCDE, los alumnos que dijeron a los 15 años que lucharían por ser de mayores profesionales cualificados lo consiguieron en porcentajes mucho más altos que los demás. En el caso de Australia, el 40% de los que apostaron de adolescentes por lograr un empleo de calidad lo consiguió, por un 20% entre el resto. Entre los alumnos daneses, los estudiantes de similar perfil al de los anteriores contaron con un 35% de opciones más de conseguir un grado universitario a los 25 años que los que no mostraron esa ambición una década antes.

Hasta el 62% de los estudiantes canadienses que sacaron buenas notas en las pruebas de comprensión lectora de PISA, con 15 años, disponían una década después de un título universitario, cosa que solo pudieron emular a los 25 años un 9% de los alumnos que pincharon en los mismos exámenes.