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«Hay una proyección de lo que está pasando en la ciudad de Burgos en el colegio». Así explica el director del centro educativo Maristas Liceo Castilla, Jesús Martín, la situación que están viviendo después de que la Dirección Provincial de Educación, Sanidad y ... el propio centro tomaran la decisión de aislar trece aulas -tres de 2º de Bachillerato, cinco de 4º de la ESO y otras cinco de 3º de la ESO- al confirmarse positivos por covid entre los alumnos.
Unos casos, la mayoría asintomáticos, que han obligado a que más de 250 alumnos reciban las clases desde sus hogares. «Hicimos, de manera preventiva, una compra de cámaras web al principio de curso para dar clase desde el centro o, incluso, que algún profesor la diera desde su casa, aunque en esta ocasión no será necesario. Los chavales están siendo atendidos y todo está funcionando, aunque evidentemente nos gustaría que pudieran venir a clase», explica el director.
Y es que el coronavirus no ha modificado excesivamente el día a día de un colegio que alberga por sus pasillos a 1.300 alumnos. «Tienen el mismo horario de clase, siguen presentando las tareas... Salvo alguna vez por problemas técnicos, todo está funcionando bien. Son situaciones incontrolables, pero se está desarrollando de una manera positiva», incide el director, que reconoce que estas situaciones podían pasar.
«Si se están prohibiendo reuniones de más de tres individuos y, sin embargo, metemos en un aula a 20 niños y un profesor, pues se asume un riesgo que está ahí. La sociedad tiene que ser consciente de esto y tenemos que asumir que esto puede pasar. Tenemos que estar muy pendientes de la salud de todos, seguir cumpliendo con las medidas higiénicas y ser muy respetuosos con los que están a nuestro alrededor. Los alumnos lo están haciendo genial y los niños nos están dando una lección. Es un placer verles», continúa.
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Precisamente el centro ha activado todos los protocolos, desde el de la desinfección tras conocer la noticia de los positivos hasta el de motivar a los alumnos por un confinamiento temporal. «Hay que seguir con la tensión académica que esto requiere y, además, después de este confinamiento, van a tener los exámenes. Los vamos a repasar para que los puedan a hacer de manera presencial», recalca Martín, que desconoce si el brote se ha originado en el centro o en el exterior. «Somos 1.300 alumnos y tenemos más papeletas. Me gustaría tener la certeza de lo que es dentro o fuera. Si los epidemiólogos son incapaces de decirnos dónde está el origen del brote, como nos ha pasado a nosotros,... Todos vivimos en un contexto particular», añade.
Aun así, el centro espera recuperar la normalidad el 26 de noviembre. «Es muy importante que la gente entienda que por una cuestión preventiva hay que tomar medidas de este tipo. Hay que romper la cadena de transmisión. Es doloroso, porque estamos mejor con los alumnos en clase», concluye el director.
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