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PISA revela las dificultades de los jóvenes en un mundo digital y confirma el liderazgo asiático

El informe confirma el liderazgo apabullante de las economías asiáticas tanto en lectura como en matemáticas o ciencias, que en algunas áreas superan casi en 100 puntos a la media de la OCDE

Paula Rosas

París

Martes, 3 de diciembre 2019, 09:46

Los jóvenes de 15 años cada vez pasan más tiempo en internet, pero sus capacidades para comprender el mundo digital que les rodea, cada vez más volátil, es aún deficitaria, reveló hoy la OCDE en su último informe PISA, que ha puesto el foco ... este año en la comprensión lectora. Una cuarta parte de los estudiantes de los países de la OCDE no consiguieron superar las pruebas más básicas de lectura y, en un mundo donde abundan las «fake news», ni siquiera uno de cada diez chavales lograron distinguir la información de la opinión. El informe también confirma el liderazgo apabullante de las economías asiáticas tanto en lectura como en matemáticas o ciencias, que en algunas áreas superan casi en 100 puntos a la media de la OCDE.

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El último estudio del Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA) ha sondeado las competencias de 600.000 estudiantes de 15 años en 79 países y territorios. Los tests se llevaron a cabo en 2018 y revelan que el mundo ya no está dividido entre países ricos y bien capacitados y países pobres y con mala formación. Tampoco es el gasto en educación una garantía de éxito, como desvela el hecho de que muchos países, especialmente en el mundo desarrollado, no han experimentado mejorías en sus resultados a pesar de haber aumentado en un 15% los presupuestos educativos en la última década. Un ejemplo claro es Estonia, con un presupuesto en torno al 30% por debajo de la media de la OCDE, pero cuyos estudiantes han conseguido los mejores resultados de todos los países de la organización.

En la cabeza absoluta del ránking de PISA se sitúan, no obstante, las ciudades de Pekín y Shanghai, y las provincias limítrofes de esta última, Jiangsu y Zhejiang, que participan por primera vez en el estudio. Con 555 puntos en comprensión lectora (frente a los 487 de la media de la OCDE), 591 en matemáticas y 590 en ciencias (frente a 489), no solo superan a la media del conocido como «club de los países desarrollados», sino que arrasan. De hecho, el informe revela que sus peores estudiantes tienen capacidades equiparables a los mejores de la media de los otros países. Singapur, que ya en el anterior informe (2015) lideraba las listas de PISA, también obtiene calificaciones brillantes en todos los ámbitos.

Los resultados de sus cuatro ciudades insignia no son, sin embargo, extrapolables a toda China, ya que han sondeado solo a estudiantes de las ciudades más desarrolladas, además de los territorios de Macao, Hong Kong y Taiwan. El resultado sería, probablemente, muy diferente si se tuvieran en cuenta las puntuaciones de regiones como Mongolia Interior o Xinjiang, pero el informe defiende esta excepción china (el resto de países sí están representados al completo) y recuerda que el tamaño de cada una de las municipalidades estudiadas equivale a un país típico de la OCDE, y con una media de ingresos significativamente inferior.

Para el informe de este año los expertos del organismo han querido centrarse especialmente en la lectura, una competencia que, en palabras de su secretario general, Ángel Gurría, «ya no se basa solo en extraer información, sino que sirve para construir conocimiento, pensamiento crítico y para tomar decisiones con fundamento». Pero la lectura, reconoce el informe, se ha diversificado. La tecnología ha cambiado la forma en la que leemos e intercambiamos información. Si en el pasado los estudiantes podían encontrar respuestas fiables a sus preguntas en los libros de texto, hoy internet, el móvil y los motores de búsqueda ofrecen miles de respuestas, y el verdadero desafío de los jóvenes es saber discernir lo verdadero de lo falso, lo importante de lo trivial. Uno de cada cuatro no lo consigue, ni es capaz de determinar la idea principal de un texto o de conectar distintos elementos informativos procedentes de fuentes diferentes.

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Además, cada vez son más los chavales que consideran la lectura como una pérdida de tiempo, un 5% más que la última vez que se analizó en profundidad esta capacidad, en 2009, y también son menos los jóvenes que leen por gusto. Entre semana pasan 3 horas al día en internet (una hora más que en 2012), y 3,5 horas los fines de semana.

Alrededor de la cuarta parte de los estudiantes tampoco alcanza el nivel básico de ciencias (22%) o de matemáticas (24%), lo que les impide, por ejemplo, calcular un precio en una divisa diferente.

El informe también revela que la ventaja que las chicas sacan a los chicos en lectura de media en los países de la OCDE equivale a un año de escolarización. También puntúan mejor en ciencias, y algo peor en matemáticas. Sin embargo, la brecha de género se perpetúa. Entre los buenos estudiantes, solo una de cada seis chicas afirmó querer ser ingeniera o científica, contra uno de cada cuatro chicos.

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Por primera vez, los expertos de la OCDE han intentado indagar también sobre el bienestar de los chavales, cómo se relacionan con los demás, qué piensan de sus vidas y del futuro y si piensan que son capaces de mejorar. Una cuarta parte dijo sufrir acoso escolar al menos varias veces al mes, aunque en su gran mayoría (88%) saben que está mal y que hay que ayudar al que lo sufre. Casi dos de cada tres estudiantes dijo sentirse feliz con su vida. Y un dato significativo: Los estudiantes de los países más brillantes en PISA se encuentran también entre los más desgraciados.

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