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La pandemia de la covid-19 ha afectado a todos los aspectos de nuestras vidas. Entre otras, una de las primeras rutinas que sufrió cambios fue la asistencia a clases, tanto para niños como para adolescentes y jóvenes. Al sistema educativo, al menos en ... la provincia de Burgos, según explican dos alumnos burgaleses, le ha costado entrar en una rutina en la que la modalidad online tiene todo el peso. Resulta paradójico cuando, en la actualidad, la educación a distancia y online está a la orden del día. El problema es que, en universidades e institutos no se había tenido que echar mano de esta herramienta.
Víctor Tomás Labarga, estudiante de primer curso del grado de Historia y Patrimonio en la Universidad de Burgos (UBU), relata su situación. Llevan sin clases presenciales desde el 12 de marzo y hasta el 13 de abril no comenzaron las clases telemáticas, «costó llegar a acuerdos«, explica.
A partir del día 13 de abril, un mes después de que dejasen de asistir a clase, comenzaron a realizar trabajos y «se intentó adecuar los recursos al espacio virtual». El mes no fue de absoluto parón porque algún profesor, como apunta Víctor, sí siguió abriendo temas pero, en general, tiene clara su sensación como estudiante afectado, «desinformados y sorprendidos por la falta de previsión».
Las dudas se las han podido consultar a los profesores por correo electrónico o por el chat virtual de la plataforma de la universidad pero, aún así, reconoce este alumno que «hay profesores que no contestaban».
Su valoración de la gestión de esta situación es dura pero clara, «la universidad tenía que haberse fijado en otros casos, entendemos una semana de adaptación pero a partir del lunes 26 de marzo podríamos haber comenzado clases o, al menos, nos podían haber informado de cómo iban a plantearlo».
Víctor apunta que no sabe si la UBU tenía controlada la situación pero a los alumnos no se les ha informado del proceso, «sí nos preguntaban por los recursos que teníamos en casa y han debido adaptar el aula virtual pero sorprende esto porque la UBU ya tiene cursos exclusivamente de modalidad online».
La situación ha cambiado. A finales del mes de abril han sabido que el curso acabará, sin asistir a las clases pero acabará, con la máxima normalidad posible, evaluación telemática y, como explica Víctor, en su caso, dando más peso a los trabajos que a los exámenes. «Además, no hay exámenes de redactar, se ha optado por los que son tipo test», explica, «hasta ahora hemos tenido un par de pruebas de tipo test y parece que fueron bien».
En opinión de este estudiante de la UBU, la situación debería haber sido más unificada. «Entiendo la libertad de cátedra pero desde la Consejería o el Ministerio de Educación deberían haber acordado criterios para las universidades públicas. No estoy a favor de centralizar competencias pero se deberían haber dado unas pautas generales para, al menos, servir de orientación y evitar que las universidades se sientan 'abandonadas'», apunta este joven.
Pero no todo es negativo, Víctor confía en que esto será «positivo para que los profesores que no estaban acostumbrados a la educación telemática, se adapten a la tecnología y para que las universidades se den cuenta de que era necesaria una actualización».
Si hay un curso cargado de nervios ese es el de segundo de Bachillerato. La presencia constante de la EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad) lo condiciona todo. Este año, a los estudiantes de segundo de Bachillerato se les ha sumado la incertidumbre de no saber qué pasaría con ellos ni con esta prueba. Lidia Yusta, estudiante de este curso en el IES Alfoz de Lara de Salas de los Infantes, se muestra más tranquila ahora que ve que el curso sigue, están terminando bloques y se han alargado las fechas. Este año la EBAU se celebrará a primeros del mes de julio.
Pero hasta que esta decisión se ha hecho oficial, Lidia y sus compañeros han pasado por momentos «raros, de incertidumbre y preocupación», reconoce, «cuando empiezas segundo de Bachillerato no piensas que vayas a tener que afrontar la EBAU en unas condiciones como estas. La preocupación, sobre todo, viene porque nos han preparado para una cosa y ahora nos enfrentamos a algo diferente», reflexiona Lidia.
Al igual que le ocurrió a Víctor, Lidia, en un principio, tampoco tuvo clases telemáticas pero reconoce que los profesores sí estuvieron en contacto con ellos en todo momento, «algunos nos daban clases telemáticas por la página virtual». Ahora la situación ya se ha normalizado un poco o, al menos, ha entrado en una rutina de estudio más controlada.
Eso sí, Lidia en ningún momento se ha sentido abandonada por sus profesores, «consultábamos las dudas por corre electrónico y otros nos decían, incluso, que les contactáramos por WhatsApp porque era más cómodo y rápido».
Cuando hablamos con ella está estudiando en casa, explica que intenta seguir el horario que tenía cuando podía asistir a clase, «es lo que nos han recomendado desde el instituto» pero reconoce que no es fácil, «me cuesta más concentrarme y tardo más en hacer ejercicios que, en otras condiciones, me llevarían menos tiempo».
Ahora mismo, su deseo es seguir cerrando bloques para poder llegar a finales de mayo con el temario concluido y ponerse en ese momento a repasar toda la materia de cara a la EBAU. «En esos momentos de estudio en casa entiendo que la preparación no distará mucho de lo que habría hecho en condiciones normales», apunta.
Con respecto a cómo serán las medidas de seguridad cuando realicen el examen, no se les ha explicado nada pero sí conocen ya el modelo de la prueba. Ha variado, si antes te daban dos opciones de examen con cinco preguntas cada uno ahora solo hay una opción con diez preguntas entre las que eliges las cinco con las que más seguro te sientas.
Reconoce que, ahora mismo, está «relajada pero no sé cómo estaré dentro de un mes». Eso sí, hay algo que le falta y son sus compañeros, «se les echa mucho de menos, cuando tenemos clases telemáticas, al finalizar, nos quedamos todos hablando un rato». Está claro que no es un final de instituto soñado ni imaginado. «Aunque ya tuvimos el viaje de fin de curso, queríamos hacer uno los compañeros por nuestra cuenta al acabar la EBAU pero tendrá que esperar», añade.
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