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El español es uno de los sistemas educativos del mundo que mejor respuesta dio y que menos sobresaltos académicos sufrió como consecuencia de la pandemia de coronavirus. Así al menos lo indica la OCDE en su auditoría del funcionamiento de las escuelas, institutos y universidades ... en los países más desarrollados del mundo, el 'Panorama de la Educación 2022'. El informe, de 462 páginas y que compara 45 países, refleja en un análisis específico que España fue el sexto país del planeta que menos días de clases suspendió en los dos años largos de epidemia de covid.
El chequeo, como cada año, destaca las fortalezas y debilidades del sistema educativo español. Entre lo positivo, apunta que es uno de los países avanzados con más jóvenes titulados universitarios y con más estudiantes que acaban la carrera que comienzan; lo coloca como un referente mundial en escolarización de 0 a 3 años; y subraya cómo graduarse en una facultad multiplica de forma espectacular las posibilidades de lograr un empleo y, además, un buen empleo.
Entre lo más negativo, recuerda que España tiene un bajísimo porcentaje de titulados en Bachillerato y FP, que destina a la educación menos dinero y recursos que la media y que limita de forma muy importe el acceso directo a la universidad de los graduados en FP. Estos son alguno de los puntos principales del análisis:
El documento señala que España solo cerró los centros de primaria y secundaria 45 días por la crisis sanitaria de la covid, en el último tramo del curso 2019-20, coincidiendo con el confinamiento y la falta de vacunas. Esto sin contar, claro, las suspensiones puntuales posteriores de clases debidas a brotes y cuarentenas. Se trata del sexto país del mundo que menos cerró las aulas, tras Islandia y Suecia, que no pararon las clases, y Suiza, Luxemburgo y Noruega, que suspendieron toda docencia presencial entre 30 y 40 días. Letonia es el país que más cerró en Europa, más de 225 días en tres cursos, incluido 2022. Vecinos como Alemania, Reino Unido o Portugal cerraron entre 90 y 100 días repartidos entre 2020 y 2021. La OCDE indica que España «reprogramó» los exámenes finales de Bachillerato, pero no llegó a suspenderlos ni tampoco suprimió la selectividad en curso alguno. Diez países en 2020 y al menos seis en 2021 suprimieron sus «exámenes nacionales» para titularse en Bachillerato.
Destaca que los españoles de 25 a 34 años con título universitario fueron en 2021 el 49%, un punto más que la media de países de la OCDE. Eso sí, el proceso se ha ralentizado en España. Hace una década la ventaja era de siete puntos y ahora ha quedado en uno. Los alumnos españoles que reciben becas o ayudas públicas son el 44%, lo que les sitúa en la media de los países desarrollados; hay más estudiantes que cursan en las privadas (cinco puntos) que en otros estados; y tienen una profesorado universitario envejecido, con un 47% con más de 50 años, siete puntos más que la media.
En los campus españoles, como en los del resto del mundo, el grado de abandono de los estudios es muy alto. No obstante, quienes terminan la carrera que empezaron, aunque sea tres años después de su duración mínima, son el 72%, cuatro puntos más que en la media de la OCDE. Quienes mejoran de forma notable esta estadística son las mujeres, con al menos cuatro puntos más de tituladas que ellos. El éxito medio también es once puntos mayor en los campus privados españoles (82%) que en los públicos.
Concluye que los jóvenes españoles con título universitario tienen una tasa de empleo media 19 puntos más alta que quienes solo tienen la ESO o nueve puntos superior a los graduados en Bachillerato o FP. Cuanta más formación más trabajo se confirma sobre todo en las mujeres. Las universitarias españolas tienen una tasa de empleo 28 puntos mayor que quienes solo lograron la ESO. Los analistas lamentan que solo el 6% de los titulados superiores españoles sean de la rama tecnológica, pues trabajan el 88% frente al 78% de carreras económicas o jurídicas, que suman sobre el 20% de los alumnos. También se nota en los sueldos, casi el doble que los de los titulados en ESO y un 32% más que los bachilleres o graduados en FP. El título superior también sirvió a los jóvenes españoles para perder menos empleo que otros con menos formación durante la crisis laboral desatada en 2020 por la covid y para recuperar, en 2021, una parte mayor del empleo perdido.
Si el alto porcentaje de universitarios es un activo de la juventud española el también muy alto porcentaje de chicos sin apenas cualificación académica es su mayor problema. Las altísimas tasas de abandono temprano de los estudios tienen su reflejo en que haya hasta el doble de españoles de 25 a 34 años sin título en Bachillerato o en FP, prácticamente el mínimo que hoy se exige en un perfil laboral. Son el 28% en España y el 14% en la media de la OCDE. La única nota positiva es que en la última década la brecha se ha estrechado en dos puntos.
El análisis señala como un punto negro del sistema educativo español que solo un 59% de los titulados en FP tengan acceso directo a continuar su formación en la universidad. Recuerda que en doce países desarrollados el acceso es posible para el 100% de los titulados en FP y asegura que este obstáculo limita la progresión académica de los jóvenes y reduce el atractivo de la FP. La nueva ley de FP y la futura de Universidades pretenden minimizar este freno.
La OCDE recuerda a España que destina menos recursos a financiar y mejorar su sistema educativo que la media de países. En 2019, el último año con datos comparables, los estados destinaron un 4,9% de su PIB a educación e investigación y España solo invirtió el 4,3%. Solo una décima más que doce años antes. Indica que, además, España es el séptimo país analizado que menos porcentaje de su gasto público entrega a educación. El 8,6% frente al 10,6% de media, dos puntos menos. Como resultado, por cada estudiante se gasta al año unos 1.000 dólares menos, con el mayor desfase en la universidad, donde la brecha fue de casi 3.000 dólares por estudiante y año. También hay diferencia en el componente del español. La insuficiencia del gasto público hace que el porcentaje de gasto privado sea dos puntos mayor en la preuniversitaria y tres puntos más en los campus que en la media de países.
En España están escolarizados el 41% de los niños de entre 0 y 3 años, lo que supone 14 puntos más que la baja media de la OCDE, que es del 27%. No obstante, el alto porcentaje maquilla diferencias abismales entre autonomías y entre los distintos niveles de renta de la familias, con hasta la mitad de matriculados en los hogares más pobres. En el segundo ciclo de Infantil, de los 3 a 5 años, la escolarización en España no es obligatoria, pero se puede considerar universal. Están matriculados el 97% de los niños frente al 83% de la media de la OCDE, también 14 puntos por encima.
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