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En una época de gigantes del jazz, destacó el saxo tenor de Dexter Gordon, mezcla de instinto y técnica, a pesar de dos circunstancias: su adicción a la heroína, que le llevó a prisión entre 1953 y 1955 después de haber tocado en las agrupaciones ... de Louis Armstrong y Dizzy Gillespie, y de alejarse de Estados Unidos casi quince años, cuando ya era un músico consagrado gracias a sus grabaciones con Blue Note.
En 1962 se estableció en Europa, donde el jazz se consolidaba en un circuito comercial. Primero Inglaterra, finalmente Francia. Buscó a otros músicos norteamericanos y locales. Batería, piano, contrabajo. Con su cuarteto, Gordon (1923-1990) recorrió bares y salas. Entre ellos el alemán Subway Club.
Con tres de esos conciertos, tocados en distintas fechas y lugares: (La Haya en 1965, Stuttgart en 1971 y Colonia en 1973) el sello Elemental Music acaba de lanzar un doble álbum titulado 'At the Subway Club, 1973', donde se grabó la mayoría de los temas.
El primero de los discos abre con 'Wave', una versión libre del clásico del brasileño Jobim, donde el tema se reconoce pero no sujeta las frases de Gordon, más de veinte minutos de paseo por las escalas en la que sus músicos, que varían según cada cita, lucen siempre a la altura. Le siguen dos piezas de Ferde Grofé, 'On the Trail' y 'Secret Love'. Primera cara: 68 minutos.
En el segundo de los compactos Gordon se muestra deudor de algunos de los virtuosos de su época y de los 'standars' que interpretaban al otro lado del océano. El cuarteto ejecuta 'The Theme', de Miles Davis entremezclado con 'It's You Or No One'; 'Didn't We' de Jimmy Webb, 'Round Midnight' de Thelonius Monk, 'Lady Bird', inmortalizada por Billie Holiday y del propio Gordon, 'Fried Bananas', una de sus piezas favoritas, interpretada en varias ocasiones de esos años, como la que hizo para Radio Francia. Total, 78 minutos de bop y postbop, en la línea de Coltrane, Miles, Evans o Hancok. De ellos sólo con el último llegó a grabar Gordon, antes de partir de su país natal.
Durante la etapa europea, Gordon grabó para sellos norteamericanos varios discos y publicó un puñado de presentaciones en vivo. Es cierto que la actual edición de unos conciertos todavía inéditos no descubre ningún rasgo desconocido de este saxofonista, que regresaría a Estados Unidos en 1976. Sin embargo, está la marca de una generación que parecía componer cada pieza al ejecutarla, y concedía largo espacio a los instrumentos para desarrollar las ideas encima de una melodía. En estos álbumes resalta la imaginación y el pulso perfecto de sus ejecutantes y surge el lado salvaje y áspero de Gordon, de los que esta edición es un recordatorio.
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