Detenido un entrenador de un campus en Valencia por abusos sexuales a menores

De acuerdo con las mismas fuentes, las indagaciones de la Benemérita se iniciaron hace ya algunos días, después de que cuatro chicos de entre 13 y 16 años apuntaran al citado entrenador, un joven español de 22 años, como el autor de los citados abusos. El asunto recayó en la Guardia Civil de Alfafar, que comenzó de inmediato las pesquisas. Finalmente, los agentes han encontrado indicios suficientes para llevárselo detenido e interrogarlo.

El arresto del sospechoso se produjo el domingo por la tarde. Pese a que de momento sólo se contabilizan estas cuatro denuncias de posibles víctimas, los agentes no descartan que el número de afectados sea mayor. El hombre fue ayer puesto a disposición judicial.

Son ya varios los casos vividos en la Comunidad Valenciana en los que docentes deportivos han acabado en calabozos o entre rejas por conductas pederastas con sus alumnos. En verano del año pasado, un entrenador de gimnasia castellonense acabó encarcelado por abusar presuntamente de sus alumnas.

En esta ocasión, el sospechoso ejercía en un polideportivo. En su caso, fueron seis niñas de entre 10 y 14 años, a las que preparaba para competiciones, las que relataron haber sufrido abusos. La investigación se inició gracias a la denuncia de los padres de una de las víctimas. Además, otras dos que ya han alcanzado la mayoría de edad también confesaron haber sufrido abusos sexuales del sospechoso.

Poco antes, otro caso vinculado al mundo deportivo conmocionó la pequeña localidad alicantina de Busot. Un hombre de 36 años que se ofrecía como entrenador personal ingresó en prisión provisional acusado de seis abusos sexuales a mujeres. Tres de ellas eran menores de edad de 13, 15 y 17 años.

Según la Guardia Civil, el detenido, de nacionalidad española, siempre actuaba de la misma forma. Primero seleccionaba y captaba a sus futuras víctimas en el gimnasio donde acudía a entrenarse. Después se ofrecía como preparador físico con titulación de entrenador personal. Al parecer, convencía a sus víctimas para ir a su casa y allí les recomendaba un «masaje deportivo» en el que realizaba diversos tocamientos durante 20 minutos. Una menor relató a los agentes que fue invitada junto a varias amigas al gimnasio a cambio de esos masajes que, decía el sospechoso, eran indispensables para el entrenamiento.