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AINHOA DE LAS HERAS
Sábado, 22 de octubre 2022
Sorpresa e indignación. La puesta en libertad de Mireia C.S., de 24 años y acusada del secuestro de un bebé en el hospital de Basurto, generó anoche una oleada de estupefacción en la opinión pública. Nadie se lo esperaba. La detenida fue puesta a ... disposición judicial a las once y media de la mañana y, nueve horas después, tras ser valorada por forenses especializados en psiquiatría y declarar, la titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Bilbao en funciones de guardia decidió dejarla en libertad provisional con cargos pero sin medidas cautelares. El caso será a partir de ahora instruido por otro juzgado.
Según ha podido saber este periódico, en el auto de libertad la magistrada argumenta que no se cumple ninguno de los tres requisitos que se exigen para la prisión preventiva. Entiende que no existe riesgo de fuga porque tiene arraigo. Mireia nació en Bilbao. Su madre y su hermano viven en el barrio de Santutxu, al igual que su hasta ahora compañero sentimental, con quien compartía piso. Y su abuela reside en el barrio de Zorroza, donde fue detenida, por lo que cuenta con tres posibles domicilios. Tampoco habría riesgo de destrucción de pruebas, según esta misma argumentación, ya que la investigación de la Ertzaintza ha recabado todas las posibles evidencias. Y por último, la jueza tampoco ve peligro de reiteración delictiva.
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No obstante, según fuentes de su entorno, Mireia tiene intención de solicitar su ingreso voluntario en un centro psiquiátrico mañana mismo. La joven salió del juzgado acompañada de su abogado, Andrés Falceto, su abuela y otras allegadas y rodeada de medios de comunicación. Cubría su rostro con la capucha de una chaqueta roja y llevaba puestas unas mallas verdes y un bolso negro. El letrado había pedido su internamiento en un centro especializado en enfermedades mentales después de que su clienta reconociera los hechos ante la Policía. Después, ratificó su testimonio ante la jueza. Se enfrenta a una solicitud de al menos seis años de prisión por el delito de detención ilegal agravado al ser la víctima menor de edad y con la atenuante de haber entregado al crío antes de tres días.
La joven fue examinada por forenses especializados en psiquiatría del juzgado para valorar su imputabilidad. Los especialistas tenían que determinar si la acusada sufre un trastorno mental de tipo psicótico, algo que, en principio, parece descartado. Especialistas consultados por este periódico apuntan más bien a que la joven puede presentar una personalidad infantil con dificultades para reconocer las consecuencias de sus actos, además de haber alimentado un embarazo patológico. La joven estuvo en tratamiento ambulatorio hace aproximadamente dos años en el centro de salud mental de Deusto.
En su declaración, la chica se mostró muy arrepentida e insistió en que había tratado bien al pequeño. Según relató, se había quedado embarazada el pasado mes de febrero. Entonces, se hizo ella misma un test de farmacia que dio positivo y se lo enseñó a su novio. La pareja estaba muy ilusionada con su futura paternidad. Al cabo de un mes y medio, sin embargo, según su versión, sufrió pérdidas, volvió a hacerse una prueba y dio negativo. Había perdido el bebé que esperaba. Sin embargo, se lo ocultó a su entorno y siguió fingiendo que estaba en estado de gestación. Según ha dicho, no tenía amistades y se sentía sola, pero cuando se quedó encinta se sintió muy arropada, lo que la animó a seguir con la mentira. Su corpulencia ayudó a que su entorno creyera que lucía tripita de embarazada.
Según su ideación, esperaba una niña y saldría de cuentas a mediados de este octubre. A pesar de que durante todos estos meses mantuvo la farsa mostrando falsas ecografías e incluso comprando ropita, una trona y un carrito de bebé, en las últimas semanas entre sus familiares comenzaron a surgir las dudas. Así se lo habían transmitido a ella, que se lo tomó como una falta de confianza. Entonces, decidió irse de casa e ideó el rapto en la Maternidad del hospital de Basurto.
Un plan que materializó en la tarde-noche del miércoles. Alrededor de las seis y media de la tarde, entró en el pabellón Iturrizar, robó un traje blanco de sanitaria e intentó hasta en tres ocasiones llevarse a alguno de los recién nacidos que había en el centro médico. A eso de las nueve de la noche, a la cuarta tentativa, secuestró al pequeño Aimar. Engañó a la madre, que en ese momento se encontraba sola en la habitación, diciéndole que necesitaban hacerle una prueba de oído antes de darles el alta y enviarles para casa. La desaparición del pequeño se descubrió algo antes de las diez de la noche, cuando Pedro, el padre de Aimar, llegó a la habitación y le extrañó la tardanza en retornarlo a su cuna.
La pesadilla duró hasta las ocho de la mañana del jueves. En su testimonio, Mireia C.S. sostiene que no fue consciente de lo que había hecho hasta que se despertó en casa de su amiga en la calle Fika de Bilbao, donde había pasado la noche con el bebé robado. Entonces, se llevó las manos a la cabeza, cogió al niño, se coló en un portal y lo depositó en el felpudo de un piso que, asegura, eligió al azar.
Comprobó que alguien iba a abrir y se metió en el ascensor. Después, huyó. Asegura que se fue caminando desde Santutxu hasta Zorroza, a pesar de que la Ertzaintza mantenía en ese momento un importante despliegue de patrullas por toda la zona. Llamó a una amiga y quedó con ella en el parque del ferial y le pidió que avisara a la Policía para pactar su entrega. Y así fue como la detuvieron. Mireia permaneció dos días en los calabozos hasta que, ayer, fue conducida al juzgado. Hoy está en libertad.
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