El técnico de Emergencias Sanitarias, Óscar Sanz, vive la crisis del coronavirus en primera linea de fuego,

«Después de cada guardia y de los traslados de COVID-19 las ganas de llorar eran tremendas»

Óscar Sanz, técnico de Emergencias Sanitarias ·

Este ribereño reconoce que el inicio fue «durísimo» y «angustioso» porque iban a trabajar «sin material de protección»

Gloria Díez

Burgos

Martes, 28 de abril 2020, 08:22

La crisis del coronavirus está dejando a su paso miles de dramas humanos que se esconden detrás de cada una de las cifras oficiales. Óscar Sanz conoce de primera mano las situaciones que están viviendo decenas de familias en la Ribera del Duero y puede ... poner rostro a la tragedia. Es técnico de Emergencias Sanitarias en una de las ambulancias de Soporte Vital Básico de Aranda de Duero y, desde que estalló la pandemia, ha realizado incontables traslados de enfermos por COVID-19. «Esto es lo más duro que he vivido en 12 años de profesión y eso que estamos acostumbrados a acudir a tráficos graves y accidentes de todo tipo», reconoce.

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Los vehículos de Soporte Vital Básico fueron declarados, una semana después de entrar en vigor el estado de alarma, «ambulancias COVID» en la provincia. Pero tan solo unos días antes, la formación para atender casos de coronavirus era voluntaria para ellos (únicamente obligatoria para las UVI móviles), «no sabía nadie la que se venía encima y tuvimos que formarnos casi sobre la marcha con un curso online para aprender a ponernos los equipos de protección y todo», recuerda Sanz.

La angustia que vivió junto a sus compañeros los primeros días de la crisis les impedía dormir por la noche, «no teníamos protección en condiciones, teníamos mucho miedo porque íbamos sin material a trabajar y fue durísimo», relata. «Cuando nos declararon ambulancia COVID-19 dejamos de utilizar nuestro vehículo habitual y nos proporcionaron otro de transporte colectivo para esos traslados, en plena crisis teníamos cuatro petos y dos los utilizábamos en cada aviso, al terminar los rociaban de agua con lejía y nos poníamos los otros dos que aún estaban mojados de avisos anteriores. Por eso decidimos comprar nuestros propios buzos«, explica Sanz, poniendo al descubierto unas carencias sanitarias que, ahora, salen a la luz ante una crisis de dimensiones que nadie había previsto.

Durante las primeras semanas la saturación fue máxima, «no llegábamos a cubrir todos los servicios», confiesa el técnico. En fechas normales, podían atender ocho o nueve avisos de media al día y, con el coronavirus, continuaban realizando los mismos incluyendo los tiempos de espera para desinfección de ambulancia y equipos entre uno y otro. «Como no llegábamos a todo la UME pasó a ocuparse de los servicios urgentes, el equipo de Roa de los servicios limpios (que no tenían nada que ver con coronavirus) y nosotros de los servicios sucios», declara Sanz.

«Ahora hay mucha menos presión»

De atender hasta diez avisos diarios por COVID-19 en Aranda, han pasado a realizar tres servicios al día con el protocolo establecido «aunque no sea coronavirus». Sanz ha observado un descenso notable en la presión asistencial durante los últimos días y afirma: «Ya estamos más tranquilos».

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A pesar de todo no podrá olvidar las vivencias de esta emergencia sanitaria, «empatizas con la gente, llegas a un aviso y es todo muy frío porque no puedes acercarte y algunas veces te llevabas a un enfermo y te preguntabas si su mujer, que estaba llorando al lado, volvería a verle con vida«. Declaraciones durísimas sobre una realidad que conoce de primera mano, por eso confiesa que «después de cada traslado por COVID-19 las ganas de llorar eran tremendas».

El técnico agradece los aplausos que reciben a diario él y sus compañeros por parte de los vecinos, pero reivindica que le gustaría reibir el mismo reconocimiento por parte de la Administración y de la empresa. Además, Sanz no olvida lo mucho que se han cuidado entre los propios compañeros en esta etapa tan complicada, «nos hemos apoyado más que nunca». Otro balón de oxígeno para él y para el resto de profesionales ha sido leer en los medios de comunicación los testimonios de personas que atendieron y trasladaron «y ver que se han recuperado» porque, asegura, «nos ha ayudado muchísimo y nos ha dado mucha alegría en medio de la tragedia».

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