Descienden a siete los casos confirmados de acoso en los colegios e institutos burgaleses

Se trata de una cifra algo inferior a la precedente, pero el objetivo de los responsables educativos burgaleses es que el número tanto de acosos como de ciberacoso descienda a cero. «A nada que haya una víctima de acoso ya hay una tragedia», explica la inspectora de la Dirección Provincial Marta Carrasco.

Aún queda camino para llegar al dato ideal, aunque para ello se está dedicando trabajo y esfuerzo. Educación ha mejorado en los últimos años la formula de detección del 'bullying' para intentar que el acoso sea algo del pasado y para apoyar a las víctimas, que se dividen prácticamente por igual entre chicos y chicas. En cambio, el número de acosadores duplica al de acosadoras, aunque si hay nueva tecnología de por medio, la cifra es similar.

En diciembre de 2017, el Boletín Oficial de Castilla y León publicó un nuevo protocolo a aplicar en los centros escolares ante posibles casos de acoso. Esta nueva guía, que sigue el programa P.A.R. (parar el acoso, apoyar a la víctima y reeducar al agresor) y forma parte de los reglamentos de régimen interior de cada colegio e instituto, favoreció el crecimiento de posibles casos (también se incluyen indicios de ciberacoso) de 44 a 48. Todos ellos se analizaron de manera individual hasta localizar los 17 casos reconocidos. El proceso «se inicia antes y pone el foco en aquellos casos que parecía que no era acoso», agrega Carrasco.

El grueso de las incidencias se registró en el primer y segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria , aunque la inspectora alerta de que el uso de móviles y redes sociales está provocando un repunte del acoso en quinto y sexto curso de Educación Primaria.

No obstante, desde Educación reconocen que, de acuerdo con las estadísticas, pueden existir «casos latentes de acoso tanto directo como a través de las redes sociales no conocidos por el profesorado de los centros y que por tanto no se haya actuado con los recursos al efecto.

Además del nuevo protocolo, los responsables educativos apostaron por trabajar en la mejora de la convivencia en los centros y prevenir el acoso. Una de estas iniciativas es el programa de formación de alumnos ayudantes, que en el curso 2017/18 estuvo orientado a estudiantes de Educación Primaria y en el 2018/19, a alumnos de Educación Secundaria. «Está dirigido a alumnos porque ayudan a detectar posibles casos y ayudan tanto al profesorado», agrega la inspectora.

Los estudiantes de Educación Secundaria compartieron experiencias sobre los trabajos de mediación que se llevan a cabo en los diferentes centros en el segundo encuentro provincial de alumnado ayudante y mediador. «En esta actividad ponen comparten experencias y ponen en común nuevas prácticas», afirma Carrasco. Los alumnos de Primaria también tuvieron su cita, que al igual que la anterior, se celebró en el mes de abril.

Asimismo, los coordinadores de convivencia realizaron un curso centrado en las prácticas restaurativas, que insisten mucho en la prevención y en técnicas de cohesión de grupo.

Desde el curso 2017/2018 existe un acuerdo entre la Consejería de Educación y el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León (COPCYL) para apoyar, con un psicólogo externo, a la víctima de acoso y para actuar ante posibles casos de acoso. Este servicio, que es gratuito para los escolares, se lleva principalmente fuera del horario escolar, aunque también puede darse en horas de clase.

Viene a completar otras actuaciones de convivencia que se realizan en los centros y es un instrumento de ayida más en las actuaciones de apoyo al alumnado. «La valoración desde los colegios e institutos es muy positiva», manifiesta la inspectora, ya que ayudó a mejorar situaciones difíciles de abordar solo en el centro educativo.