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El Senado rindió homenaje a las víctimas del Holocausto. Judíos, gitanos y deportados españoles los campos de concentración nazis. Sentido y solemne acto donde se recordó a los «seis millones de nuestros hermanos y mujeres y niños que fueron vilmente sacrificados en los países del ... opresor nazi», como dijo el rabino Moshé Bendahan, presidente del Consejo Superior Rabínico de España, después de recitar la plegaria 'Male Rajaminh'. «Nuestro objetivo es comprometernos con el deber ético de recordar la memoria de los millones de víctimas del capítulo más negro de la historia de Europa», mantuvo Pilar Llop, presidenta del Senado. «Impedir el olvido y la mentira. 75 años después recordamos el exterminio de la población judía». Seis millones de mujeres y hombres, entre los que había millón y medio de niños y niñas, masacrados por la barbarie del nazismo».
Después del encendido de seis velas en memoria de las víctimas, Llop recordó también a los colectivos gitano y republicano, ambos representados por Diego Luis Fernández, director del Instituto de Cultura Gitana, y Concepción Díaz Berzosa, vicepresidenta de Amical de Mauthausen y Otros Campos. «Recordarlos no es el mínimo homenaje debido a las víctimas, sino la mejor forma de recordar que el odio irracional lo sigue provocando. No podemos tolerar el olvido y mucho menos el negacionismo. Recordar el Holocausto y honrar a las víctimas es proteger la libertad, el estado de derecho y la democracia».
La tristeza de los cánticos, como el 'Gelem, Gelem', himno gitano compuesto en los campos de concentración, o 'Elohenu', canción hebrea interpretada por la coral de la comunidad judía en Madrid, impregnó el silencio de los presentes, entre quienes estaba también Carmen Calvo, vicepresidenta primera y ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática.
«Fueron asesinados porque eran diferentes», intervino Calvo. «Judíos, gitanos, homosexuales o combatientes contra el fascismo. Pero no hay más verdad que nuestra diversidad. No vamos a olvidar la verdad de esos asesinatos. Debemos seguir construyendo la única ética de la convivencia, que es la democracia. Su dolor nos tiene que seguir ayudando a hacer este trabajo continuo».
El 'Día oficial de la memoria del Holocausto y de la prevención de los crímenes contra la Humanidad' sirvió también para trasladar el origen de la barbarie a la actualidad. «Todas las mujeres del mundo sabemos de discriminación», prosiguió Calvo. «No hay fronteras, culturas, idiomas ni Estados que no nos hayan discriminado. Debemos tener una particular voz para impedir retrocesos. Que el odio se convierta en una posibilidad que conduzca a un delito. Este solemne acto de Estado que trasciende la representación política. Es un compromiso del único sentido que tiene la humanidad: reconocerse en la diversidad. No hay más camino que éste (…) La democracia es el gran elemento civilizatorio y no vamos a perderlo».
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El homenaje a las víctimas de los campos de concentración, con Auschwitz como mayor referencia, se repitió en otras instancias, como ayuntamientos o parlamentos regionales. Un pebetero en el Parlamento Vasco, placas en Barakaldo, recuerdos en la Generalitat Valenciana, actos culturales en Valladolid, reivindicaciones en el Parlamento cántabro, ofrenda floral de los Reyes sobre la misma tierra de Auschwitz, en Polonia. Del dolor de los supervivientes y familiares de las víctimas a los crímenes de odio y atentados contra la diversidad racial e ideológica. Como dijo Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España: «que ningún ser humano vuelva a sufrir por el hecho de ser diferente».
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