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La decisión de Volkswagen de renunciar a la salchicha al curry abre un debate apasionado

El excanciller federal alemán, Gerhard Schröder, indignado con la iniciativa del consorcio automovilístico

juan carlos barrena

Corresponsal. Berlín

Jueves, 12 de agosto 2021, 14:25

Ni cambio climático, ni campaña electoral. El debate público en este país gira estos días en torno al alimento sacrosanto de los alemanes: la salchicha. La decisión del consorcio automovilístico alemán Volkswagen de retirarla de la carta de su cantina en el edificio central de ... su fábrica de Wolfsburg, donde trabajan más de 60.000 personas, ha desatado una discusión apasionada a la que se han sumado incluso políticos destacados. En cuanto finalicen las vacaciones estivales, Volkswagen no ofrecerá ya a sus empleados en la cantina principal del consorcio la posibilidad de deleitarse con el tentempié germano por excelencia: la 'Currywurst', la salchicha al curry. Un embutido escaldado y ahumado, hecho con carne de cerdo, que se cocina sobre una plancha aceitosa y se sirve cortada en rodajas en una bandejita de cartón, generosamente cubierta de salsa de tomate con curry y acompañada de un panecillo para untar o una buena ración de patatas fritas. El grado de picante a gusto del consumidor. Toda una bomba calórica sembrada de colesterol.

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En 2019, el año previo a la pandemia, la carnicería de Volkswagen produjo 7 millones de salchichas para servir al curry. Bastante más que unidades de automóviles de la marca. Los currelas de VW engulleron además más de 550 toneladas de salsa de tomate. La salchicha lleva impresa en todo su largo la inscripción «Pieza original de Volkswagen» y es objeto de culto entre una gran parte de sus empleados y muchos de los visitantes que acuden a recoger personalmente sus vehículos nuevos o a visitar el museo con automóviles y vehículos de todas las épocas del fabricante de «coches para el pueblo». La orden de la dirección del consorcio de retirarla de la carta en su cantina central se debe a la decisión de liberar ese restaurante industrial de todo vestigio de carne o pescado y servir únicamente platos vegetarianos o veganos. Los cocineros de esa cantina, cerrada aún por vacaciones, tienen preparado ya un menú con 150 platos diferentes libres de todo producto animal. La iniciativa de las altas esferas tiene su base en una consulta entre los empleados del consorcio en Wolfsburg, que reclamaron mayoritariamente contar con la posibilidad de alimentarse de manera más saludable y sostenible.

Una decisión que ha indignado al excanciller federal Gerhard Schröder, antiguo miembro del consejo de control de VW mientras fue primer ministro de la Baja Sajonia, estado federado donde se encuentra Wolfsburg. «Si hubiese sido aún miembro del consejo de control de VW no habría pasado algo así», ha escrito Schröder en las redes sociales, en las que asegura que «la alimentación vegetariana es buena, yo mismo la practico de vez en cuando, pero renunciar a la salchicha al curry, jamás». El socialdemócrata Schröder asegura que «la salchicha al curry con patatas fritas es la barrita energética para el trabajador en la producción y debe seguir siéndolo». Miembro del consejo de control de VW entre 1990 y 1998, el antiguo canciller federal ha abierto incluso un hashtag bajo el lema «#rettetdiecurrywurt», «salvad la currywurst».

Una reacción que Volkswagen considera desproporcionada. En la mayor fábrica del mundo, con una superficie total de 6,5 kilómetros cuadrados y 1,6 kilómetros cuadrados de superficie construida, una cantina no basta para atender a las decenas de miles de trabajadores. Un total de 30 se encuentran repartidas por todo el recinto y solo una, la central, se convierte en vegetariana. «Querido Gerhard, no te preocupes. La 'currywurst' de Volkswagen no desaparece», ha respondido Gunnar Killian, jefe de personal de Volkswagen, al preocupado estadista retirado. Además de ofrecerse la novedad de la salchicha vegetariana al curry, el original seguirá sirviéndose en las 29 cantinas restantes, escribe señala el directivo del consorcio, quien invita personalmente a Schröder a comprobarlo y a disfrutar de una de las salchichas que tanto le gustan: «estás invitado con todo el cariño y nos alegraríamos de tu visita».

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