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A mediados de la semana que viene comienza la actividad de la subcomisión del Congreso que debatirá si el cannabis se legaliza con fines medicinales. Los pacientes que utilizan los derivados de la marihuana, como el THC, para aliviar dolores crónicos y otras patologías, y ... que hasta ahora lo adquieren sobre todo en el mercado negro, es decir, en las calles, afrontan la fecha con incertidumbre. Ya en 2016 el Congreso paralizó una propuesta de Ciudadanos, en la que el Observatorio Español de Cannabis Medicinal (OECM), un organismo que agrupa a varios de estos pacientes, había colaborado.
«Lo rechazaron por supuesta falta de evidencia científica», mantiene Carola Pérez, presidenta de la OECM, que calcula que las personas que recurren al cannabis con fines terapéuticos llegan a 300.000 en España, un dato deducido a partir de las estadísticas de países del entorno. Ella misma recurre a los cannabinoides para aliviar una dolencia física permanente. «¿Por qué el dolor es diferente en Alemania, donde se legalizó en 2017. Aquí nos encontramos con una situación de desesperación. Dónde está el sentido común?».
En la subcomisión que se constituirá el miércoles de la próxima semana, a instancias del PNV, participa la mayoría de los partidos políticos con distintas posiciones de partida e incluso contradicciones. Según ha podido saber este diario, en teoría todos los partidos, excepto Vox, apoyarían que saliera adelante una ley para su uso médico, pero con matices y desencuentros. El PP abogaría por un control mayor de la situación alegal que ahora existe para los consumidores, el PSOE está «tibio» y podría posibilitar su aplazamiento, Más País mezcla la uso medicinal con el recreativo, Unidas Podemos se inclinaba más por legislar el uso recreacional... El temor de los pacientes es que la subcomisión opte por «dilatar» el proceso con la exigencia de nuevos estudios científicos. «Estamos en una situación jurídica y sanitaria injusta», lee Pérez un mensaje «escrito a las 3:30 de la madrugada, en pleno brote de dolor con todo ardiendo».
En esta subcomisión se debatirán los plazos y los ponentes expertos que serán invitados. De momento, la OECM no ha sido invitada formalmente. «Debemos estar en el centro. Somos pacientes expertos después de tantos años buscándonos la vida». Temen los argumentos de «falta de estudios» que dormiría la iniciativa hasta la siguiente legislatura. «No tenemos más fuerzas», dice Pérez.
La subcomisión se reunirá para "establecer un plan de trabajo", indica la diputada del PNV Josune Gorospe, que expuso esta iniciativa al pleno del Congreso hace "un año y tres meses", en junio de 2021. "El objeto no es otro que abrir un debate sereno sobre el estudio del uso medicinal del cannabis, que nos permita aproximarnos de forma seria y rigurosa a la materia", aclara Gorospe, que pide "trabajar con transparencia, sin apriorismos, desde la escucha y el diálogo, y poniendo en el centro del debate a las personas".
El OECM mantiene que la subcomisión debería reconocer la evidencia científica existente a nivel internacional y la experiencia de países como Canadá, Australia o Colombia donde ya se ha legislado sobre este tema. Además, centrarse en dos grandes puntos: «para quién y cómo se dispensa», indica Manuel Guzmán, catedrático de Bioquímica en la Universidad Complutense, experto en las propiedades medicinales del cannabis. «Debe ser para quienes sufren enfermedades crónicas, graves y debilitantes, como el cáncer o las neurológicas. Los pacientes con cáncer pueden mejorar su calidad de vida porque aminora los vómitos después de la quimioterapia, mejora el apetito y el sueño, alivia la ansiedad. En las enfermedades neurológicas alivia el dolor neuropático, las inflamaciones, la rigidez de los músculos. No autorizarlo es inhumano».
En la discusión de la ley habría algunas fuerzas opuestas. Por una parte, el lobby de las empresas, la mayoría multinacional, que cultiva cannabis con fines medicinales para la exportación y estaría a favor; por otra parte, en contra, algunas sociedades médicas que se inclinan por el uso de los fármacos, como los opioides, que han sido autorizados por las agencias del medicamento en distintos países, entre ellos España.
Entre las de mayor peso está la Sociedad Española del Dolor que afirma que «los avances científicos en relación al cannabis medicinal son prometedores, pero aún tienen que verse trasladados en medicamentos eficaces y seguros», y exige la realización de «más estudios de alta calidad para dilucidar los beneficios y daños del uso terapéuticos del cannabis y de los medicamentos a base de cannabinoides para el tratamiento del dolor».
«La comisión depende de los ponentes. El informe que llegará a la Comisión de Sanidad puede ir desde entusiasta hasta negacionista», dice Guzmán, que colabora con la OECM. «La prohibición de la ONU en los años sesenta ha creado un estigma basado en la ignorancia».
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