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Como una gran caldera de agua en un microondas, el agua del mundo se calienta. Ya hay personas que lo notan de alguna manera. «Conocemos qué pasa con el aumento del nivel del mar y los huracanes», asegura el joven haitiano Jimmy Fénelon, portavoz de ... la Red Ambiental Juvenil del Caribe, en un foro celebrado en la COP25. «Yo he tenido malaria, gente que conozco ha muerto de cólera. Pero más del 60% de mi gente no sabe lo que es el cambio climático. Cómo hablarles de eso si tienen que luchar cada día para comer. Hay que actuar ya porque la gente muere. Nosotros estamos muriendo».
Por cada 360 gigatoneladas (GT) de hielo que se derrite, sube un milímetro el nivel global del mar. Entre 2006 y 2015, la capa de Groenlandia, por ejemplo, perdió hielo a un promedio anual de 278 GT. Es decir, 278.000 millones de toneladas. Junto al deshielo de otras regiones hicieron que los océanos se elevaran más de dos milímetros cada año, según el 'Informe especial sobre el océano y la criosfera ante el cambio climático', presentado en la Cumbre del Clima por el Panel Internacional para el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC), en el día que la COP25 se dedicó a los océanos.
En la costa viven unas 670 millones de personas, pero no todas notan el impacto del calentamiento global de la misma manera. «El aumento del nivel del mar no es globalmente uniforme y varía según las regiones. La diferencia puede ser hasta de un 30% debido a las distintas formas de circular de los océanos», alertan los científicos. Entre las áreas más afectadas por uno de estos fenómenos asociados al cambio de mareas está el mar Mediterráneo, que cuya altura de las olas se verá disminuida, mientras crecen en el océano Austral, el Pacífico y el mar Báltico.
Pero las regiones más afectadas serán las llamadas 'pequeñas islas-estado', un conjunto de 44 naciones de mínima extensión en medio de los océanos. Como Samoa. «Nadie se quiere ir de su hogar. Yo viajo, vengo a la COP25, pero siempre quiero volver a casa. Venimos a pedir justicia frente a la posible desaparición de una isla, porque puede llegar el momento en que no tenga ningún hogar al que volver», mantiene Brianna Fruen, representante de Guerreros del Clima de Samoa y el Pacífico, en el foro en el que jóvenes activistas elevaron la voz junto a la Alianza de las Pequeñas Islas-Estado, donde viven unas 65 millones de personas que «están particularmente expuestas al cambio de los océanos y la criosfera, junto a los habitantes de las regiones polares y alta montaña», dice el reporte del IPCC.
La amenaza de estos pueblos es el 71% de la superficie de la Tierra, espacio que ocupan los mares. Una sopa cuya temperatura va ganando calor. Entre 1850 y 2005 el calentamiento es de 0,63º C. Antes de 2100, los modelos dibujan dos escenarios, que dependen de las medidas urgentes de acción real que se tomen esta década (básicamente sobre la emisión de gases de efecto invernadero y el uso de la tierra). El más benévolo es un aumento de 1,6º C y el peor es de 5,4º. Con solo rebasar el primer pronóstico la humanidad se enfrenta a la catástrofe. «Nosotros ya sentimos el impacto del cambio climático», enfatizó Janine Felson, embajadora de Belice ante la ONU y vicepresidenta de la alianza de islas.
Desde 1970, los océanos «se han calentado sin cesar y absorbido el 90% del exceso del calor del planeta», pero desde 1993 esa tasa de calentamiento y las olas de calor se han duplicado, dice el informe de Naciones Unidas. No obstante, los desastres no se reparten equitativamente. «Hasta el 62% del calor se concentró en el océano Austral», dicen los científicos. Del hervor no se salva ni la profundidad abisal: por debajo de los 2000 metros se ha comenzado a calentar desde 1992.
En los polos comienza el efecto que termina en estas islas. Entre 1979 y 2018, la extensión del hielo marino del Ártico ha disminuido durante todos los meses del año. Casi un 13% en septiembre, algo «sin precedentes durante al menos mil años», dice el informe. «El hielo marino del Ártico se ha adelgazado, coincidiendo con una transición al hielo más joven: entre 1979 y 2018, la proporción real de hielo ha disminuido un 90%». Los científicos concluyen: «El océano continuará calentándose durante todo el siglo XXI». La cuestión es frenar el ritmo y crear «infraestructuras fuertes» para mitigar los desastres, como solicita Felson.
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