Secciones
Servicios
Destacamos
Existen dos términos populares relacionados con la amenaza que supone el cambio climático para los océanos: calentamiento y acidificación de las aguas. Ambos están provocados por la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, el gran campo de batalla de lucha en ya ... la declarada emergencia climática. Pero hay otro término menos conocido, ajeno al discurso mediático, que ayer reivindicaron los expertos reunidos en la Cumbre del Clima COP25 en Madrid. Se trata de la desoxigenación o la pérdida progresiva de oxígeno que experimentan los mares. La mayor parte del exceso de calor retenido por la Tierra es absorbido por los océanos, lo que inhibe la difusión del oxígeno de la superficie a las profundidades. Junto a ello, el aumento de nutrientes llegados de los ríos promueve la proliferación de algas y estas incrementan la demandad del gas elemental. Según el informe presentado ayer por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), el inventario mundial de oxígeno del océano ha disminuido un 2% entre los años 1960 y 2010. Se prevé además que para el año 2100 esa cantidad se reduzca entre un 3 y un 4% adicional.
Pero estos son proyecciones a futuro. Lo cierto es que la desoxigenación es una realidad que ya atenaza a la vida marina del planeta. Así lo reivindicaron ayer los científicos que presentaron el informe 'Desoxigenación de los océanos: un problema de todos' en el marco de la COP25. En él, los expertos afirman que las regiones del mundo con bajas concentraciones de este gas imprescindible para la vida crecen a medida que pasan los años; se están expandiendo por el globo. «En la actualidad hay alrededor de 700 zonas del mundo afectadas por esta condición, cuando en 1960 eran solo 45», recoge el trabajo que ha contado con la participación de expertos de 17 países. En el mismo periodo, el volumen de aguas sin nada de oxígeno se ha cuadruplicado.
Más información:
«Para detener esto necesitamos frenar de manera decisiva las emisiones de gases de efecto invernadero, así como la contaminación por nutrientes de la agricultura y otras fuentes», manifestó Dan Laffoley, del programa de Ciencia y Conservación marina de la IUCN. Recientemente, la falta de O2 se coló en la actualidad informativa española. Cuando aparecieron cientos de peces muertos en las orillas del Mar Menor en Murcia, una de las explicaciones científicas que dieron al fenómeno fue la desoxigenación de las aguas que, inevitablemente, dio lugar la muerte masiva de peces.
En un orden menos letal, los efectos de esta pérdida en los mares se notan en la proliferación de especies que toleran esta situación, como las medusas y calamares, en detrimento de los peces. Los atunes, peces espada y tiburones son especialmente sensibles al oxígeno bajo porque su tamaño les obliga a consumir más energía. Por ello, suben a la superficie para poder sobrevivir y están más expuestos a la sobrepesca. Además de esta última, la contaminación, especialmente de plásticos, son factores de destrucción del equilibro de los océanos. Las consecuencias que a largo plazo este fenómeno tendrá para la salud humana, la economía y la sociedad no son valoradas en su justa medida, cree John Baxter, experto en Áreas Protegidas de la IUCN. Para, Lisa Levin, bióloga del IUCN, «existen soluciones», como reducir los vertidos de la agricultura, la industria, las aguas residuales y evitar la contaminación y la sobrepesca.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.