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Teresa Ribero en la pasada Cumbre del Clima. Archivo
La Cumbre del Clima de la ONU se retrasa a 2021 a causa del coronavirus

La Cumbre del Clima de la ONU se retrasa a 2021 a causa del coronavirus

Gran Bretaña, la anfitriona de esta cita clave para aplicar el Acuerdo de París, indica que se fijará una nueva fecha para la reunión de Glasgow en cuanto la pandemia lo permita

a. torices

Jueves, 2 de abril 2020, 12:03

La Cumbre del Clima de la ONU que debía celebrarse en la ciudad escocesa de Glagow entre el 9 y 20 de noviembre próximos, la COP26, se aplaza a 2021, aún sin una fecha concreta, a causa de la pandemia de coronavirus que ha infectado ... a casi un millón de personas en todo el planeta y que ya supera las 45.000 muertes.

«A la vista del impacto mundial y continuo del COVID-19, la celebración de una COP26 ambiciosa e inclusiva en noviembre 2020 no es posible», detalló ayer en un comunicado el anfitrión principal de este evento, el Gobierno británico, que precisó que la conferencia internacional, en cualquier caso, se celebrará en 2021, en la misma ciudad, en una fecha aún indeterminada, que dependerá de la evolución de la pandemia en el mundo, y que deberá ser fijada de acuerdo con la ONU y con los 195 países firmantes del Acuerdo de París contra el calentamiento global.

La decisión fue tomada por los representantes de la ONU en materia de cambio climático, de acuerdo con Reino Unido y con Italia, su socio en la organización de los eventos preparatorios de la reunión. «El planeta se enfrenta a un desafío mundial sin precedentes y los países se concentran naturalmente en la lucha contra el COVID-19. Por esta razón la COP26 queda aplazada», resumió en un tuit el presidente de la cumbre y secretario de Estado británico de Estrategia Energética, Alok Sharma. Sin embargo, Sharma añadió que «continuaremos trabajando incansablemente con nuestros socios para lograr la ambición necesaria para enfrentar la crisis climática y espero poder acordar una nueva fecha para la conferencia».

El secretario de la ONU, Antonio Guterres, poco después, emitió una nota donde manifesta su apoyo al aplazamiento de la COP26 y reconoce que eliminar el virus es ahora «la máxima prioridad». «Esta dramática crisis humana también es un ejemplo de la vulnerabilidad de los países, las sociedades y las economías a las amenazas existenciales», asegura.

El COVID-19 es «la amenaza más urgente a la que se enfrenta la humanidad, pero no podemos olvidar que el cambio climático es la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad a largo plazo», avisó, no obstante, la secretaria ejecutiva de la conferencia de la ONU sobre cambio climático, Patricia Espinosa. «Pronto -continuó-, las economías se reiniciarán y esta es una oportunidad para que las naciones se recuperen mejor, para incluir a los más vulnerables en esos planes, y una oportunidad para dar forma a la economía del siglo XXI de manera limpia, verde, saludable, justa, segura y más resistente». «Mientras tanto -concluyó-, seguimos apoyando e instando a las naciones a impulsar significativamente la ambición climática en línea con el Acuerdo de París».

La última oportunidad

Unas 30.000 personas, incluidos 200 líderes mundiales, tenían que asistir durante diez días a esta cita crucial en la lucha por frenar el cambio climático y evitar que la Tierra supere en este siglo el aumento de dos grados centígrados de media sobre la época preindustrial, lo que acarrearía, según todos los expertos, catástrofes naturales, sequías, inundaciones, hambrunas, y podría en serio riesgo la vida en muchos puntos del planeta.

Después del pinchazo de la COP25 celebrada en diciembre pasado en Madrid, la cumbre de Glagow es probablemente la última oportunidad de los países para pactar unos compromisos máximos en la aplicación de los Acuerdos de París y evitar así que 2030 sea un punto de no retorno en el calentamiento global.

Para ello, los expertos dejaron claro en sus informes que la temperatura media mundial no debe subir más de 1,5 grados centígrados. Eso solo será posible, añadieron, si en 2030 la media de las emisiones de CO2 se reduce un 45% sobre las de 1990 y si son equivalentes a cero en 2050. Se trata de demandas alejadísimas de los compromisos actuales de los países, en especial de los más contaminantes (China, India, EE UU y Rusia), que deben multiplicar por cinco sus actuales compromisos y recortar sus emisiones de gases de efecto invernadero a un ritmo del 7,6% anual hasta 2030 para frenar el calentamiento en los 1,5 grados, o al menos reducir un 2,7% de emisiones cada año de la década para no superar los dos grados.

Las ONG piden ambición

Las oenegés consideraron en su mayoría que el aplazamiento de esta conferencia es necesario, teniendo en cuenta la situación sanitaria mundial, pero recuerdan que el calentamiento global no se para por la pandemia y que el tiempo de los países para llegar a compromisos de reducción de misiones para frenarlo se acaba.

El presidente de la rama escocesa de la asociación Amigos de la Tierra, Richard Dixon, apoyó el aplazamiento porque, dijo a AFP, que, en caso contrario, las negociaciones de la COP26 tendrían lugar sin la participación de «las partes más pobres del mundo» y serían un «desastre».

«Aplazar la cumbre de la ONU sobre el clima es comprensible», dijo Sebastian Mang, de Greenpeace, aunque advirtió que esto no cambia nada sobre «la obligación de la Unión Europea de aumentar su objetivo climático para 2030 antes de que termine este año». Se espera que la UE anuncie que todos sus socios se comprometen a realizar una reducción conjunta de las emisiones de CO2 para 2030 de hasta el 55% sobre 1990.

La asociación de lucha contra la pobreza Oxfam calificó de «comprensible» el aplazamiento, en palabras de su director interino, Chema Vera, aunque pidió seguir con los «esfuerzos vitales» frente a la crisis climática. «Los gobiernos tienen que evitar repetir los mismos errores que los que cometieron tras la crisis financiera mundial de 2008, cuando los planes de recuperación provocaron un aumento de las emisiones de CO2», añadió.

Teresa Ribero: «No es una buena noticia»

DOMÉNICO CHIAPPE. Ante esta decisión, la vicepresidenta para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico; Teresa Ribera, manifestó que «posponer la COP26 no es una buena noticia» , aunque sí es «justificada, entendible». Sin embargo, Ribera alertó que el «desafío global» de enfrentar el COVID-19, «no debe implicar ninguna relajación» en la acción para llegar a los objetivos de París, de evitar un calentamiento climático por encima de los 1,5 grados centígrados en el mejor de los casos.

«Debemos seguir manteniendo nuestro compromiso firme de orientar nuestro progreso de manera compatible con el clima. Y es más que probable que la recuperación, el relanzamiento de nuestra economía, de nuestro patrón de convivencia social tras superar la crisis del coronavirus, requiera y encuentre en las soluciones climáticas un buen espacio de compromiso, de relanzamiento y de bienestar para todos».

Paradójicamente, una de las personas que sí intervino fue la ministra de Medio Ambiente de Chile, quien ya había cancelado la Cumbre del Clima que finalmente acogió España, por las violentas protestas sociales contra el gobierno que preside Sebastián Piñera. La ministra Carolina Schmidt, como presidenta de la COP25. «Es una medida necesaria para proteger a todos los delegados y observadores», dijo Schmidt. «Nuestra determinación es asegurarnos de que continúe el impulso de la ambición climática».

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