Secciones
Servicios
Destacamos
El día de ayer había empezado con fuertes movilizaciones por parte de las organizaciones de jóvenes. A primera hora ocuparon el escenario de una de las salas plenarias después de la intervención de Greta Thunberg, con cánticos y una sentada que incluyó una ceremonia indígena ... en la que un joven chamán les roció de agua. Su acto alargó la pautada al milímetro agenda de apertura y cierre de los salones, cuya seguridad está a cargo de un cuerpo policial de Naciones Unidas. Era solo el comienzo de una jornada en la que se rompería la cortés tranquilidad de un espacio tan amplio que los que comen canapés en los módulos de los bancos multilaterales (en el pabellón ocho) no tropiezan con la llamada sociedad civil que se sienta sobre las alfombras grises (pabellón cuatro).
Avanzada la jornada los activistas volvieron a actuar, envalentonados durante toda una semana en la que sucedieron escaramuzas que la organización trató que pasaran desapercibidas, como el boicot a una conferencia del vicepresidente de Shell, Duncan Van Bergen. Todo en la Zona Azul, la más custodiada y a la que se accede después de pasar fuertes medidas de seguridad. Pero lo que podía haber sido otra breve acción, se fue de las manos. En palabras de los organizadores de la COP25, sucedió «un desafortunado incidente de seguridad, durante una protesta no planificada de algunos observadores no gubernamentales».
En la ancha arteria que une pabellones, salas y módulos se habían desplegado «cientos» de activistas de al menos una veintena de ONG. Bloqueado el paso, se interrumpió la marea de individuos que van y vienen por la ratonera laberíntica, a un ritmo de unas 50 personas por minuto que pasan por un mismo punto en las horas tranquilas de la convención. «No lo hicimos para bloquear el progreso, sino para impulsarlo», dijeron luego en un comunicado firmado, entre otros, por Amnistía Internacional, Ecologistas en Acción, Red de Acción Climática, Tierra Solidaria o Action Aid.
La acción era una protesta en toda regla, como reconocen las ONG, contra los países industrializados, «que se niegan a cumplir con los compromisos» y los «contaminadores corporativos que deambulan por estos pasillos, tratando de aprovechar el sufrimiento del mundo con sus falsas soluciones al cambio climático».
La protesta «obligó a tomar medidas destinadas a garantizar la seguridad de los participantes de la COP y permitir que continuaran los actos programados», sostuvo la UNFCCC (siglas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, con la que se define toda la cumbre). Con el empleo de cierta fuerza, los jóvenes fueron sacados del recinto hasta las puertas de Ifema, donde se levantó una barrera de seguridad. Bloqueado el acceso, a los observadores de las ONG se les prohibió volver a entrar. Se arriesgaban a mayores sanciones.
«Han quitado las acreditaciones a la sociedad civil comprometida que realiza protestas pacíficas, prohibiendo el acceso a todos los observadores, en una represión sin precedentes contra la disidencia (…) En vez de expulsar a estos contaminadores y escuchar nuestras voces, intentan silenciarnos. Fuimos empujados, intimidados y manoseados sin nuestro consentimiento», denunciaron las ONG, que añaden a la lista de agravios la intención de quitarles sus credenciales y permanecer a la intemperie sin sus abrigos. «No podría haber un mejor símbolo de esta crisis que enfrentamos. Las personas de todo el mundo claman por justicia y luchan contra la opresión, mientras que los que están en el poder intentan excluirnos».
Como todo en esta cumbre, las medidas punitivas fueron discutidas entre la Secretaría de la ONU y otros observadores. Se debatía la prohibición de los involucrados al resto de días. El papel de las ONG ha sido destacado en esta edición de la convención, en la que han participado en foros propios, entremezclados con altos delegados e incluso asistiendo y participando en las negociaciones con las 'partes'. Pero existe un «código de conducta», mantiene la Secretaría, en el que se especifica que «no está permitido interferir con el movimiento de los participantes en cualquier momento o lugar dentro de las instalaciones».
Después de esta reunión, las ONG se comprometieron a acatar un buen comportamiento. Nada de acciones no autorizadas, prometieron. Los organizadores decidieron, entonces, que los reprendidos pueden volver a ingresar al recinto de la COP.
Mientras los jóvenes comienzan a reingresar a los pabellones, Thunberg abandona Madrid. La activista sueca Greta Thumberg, que llegó el viernes pasado a Madrid para intervenir en la Cumbre del Clima (COP25), ha abandonado España para participar el próximo viernes en Turín en la huelga climática.
La adolescente sueca, elegida «persona del año 2019» por la revista Time, ha comunicado a través de su cuenta de Twitter que el viernes hará una parada en Turín de regreso a su hogar, en Suecia.
«Deseando unirme a la huelga climática en Turín, Italia, de camino a casa. Nos vemoz en Piazza Castello», ha escrito.
Mañana viernes, Fridays For Future vuelve a convocar la huelga global por el clima. «Los resultados de la COP25 no solo no son insuficientes, sino que reflejan una imagen dolorosa de lo poco que los políticos se preocupan por el planeta», denunciaron en un comunicado.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La proteína clave para la pérdida de grasa
El Comercio
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.