Concentración histórica de CO2 en la atmósfera
Advertencia de los ecologistas ·
Según Greenpeace, en mayo se alcanzó la mayor presencia de dióxido de carbono en tres millones de añosAdvertencia de los ecologistas ·
Según Greenpeace, en mayo se alcanzó la mayor presencia de dióxido de carbono en tres millones de añosMayo es siempre el mes en el que se alcanza el máximo anual de concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera, justo antes de que la vegetación en el hemisferio norte empiece a absorber grandes cantidades de este gas incoloro de forma ... natural. Sin embargo, esta concentración es cada año superior a los anteriores debido al aumento de las emisiones de CO2 por las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles (carbón, derivados del petróleo, biomasa.), y a la pérdida de la cubierta vegetal. Pero nunca se había llegado a los niveles de este último mes de mayo, en el que se ha alcanzado un máximo histórico de concentración de CO2 en la atmósfera.
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Según un estudio de Greenpeace, que ha recopilado y actualizado los datos mensuales de concentración de este gas, responsable del calentamiento global, en la última década, el pasado mayo se alcanzó una cifra jamás registrada desde hace tres millones de años: 417 partes por millón (ppm). Hasta hace poco los niveles de dióxido de carbono eran de 380 ppm y a finales del siglo XIX, de 280 ppm. Algunos científicos advierten que si la cantidad de dióxido de carbono que hay en la atmósfera supera las 450 ppm, la temperatura de la Tierra podría dispararse de manera descontrolada.
Según Greenpeace, este máximo histórico acumulado de 417 partes por millón no se registraba desde hace tres millones de años, cuando las condiciones del planeta eran muy diferentes: el nivel del mar estaba varios metros por encima del actual y había mucha menos cobertura de hielo en las regiones polares. Solo en este último mes, la concentración ha sido de 2,3 partes por millón, superior a la de mayo del año pasado. Los datos aportados por los ecologistas permiten pensar que, a nivel planetario, los efectos del confinamiento por la pandemia del coronavirus, no han tenido ninguna repercusión en una mejora de la contaminación, si bien es cierto que en determinados países, como ha ocurrido en España, la emisión de CO2 se vio reducida en un 32% desde principios de marzo hasta finales de mayo, según un estudio publicado en la revista 'Nature Climate Change'.
Con este panorama, Greenpeace insiste en que para ver descensos en la concentración de CO2 se necesitan cambios estructurales profundos que permanezcan en el tiempo, reducir las emisiones de carbono hasta llegar a cero y proteger y restaurar la cubierta vegetal, reservorio natural de carbono. «Nos encontramos ante una oportunidad única para darle la vuelta al sistema: la ley de cambio climático, tanto a nivel nacional como europeo, debe asumir objetivos de reducción de las emisiones mucho más ambiciosos y poner fecha para el abandono de los combustibles fósiles», ha señalado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace: «España ha sido el país de Europa donde más aumentaron las emisiones de CO2 entre 1990 y 2017, es por eso que ahora los esfuerzos para reducirlas deben ser mucho mayores. No nos queda tanto presupuesto de carbono en la atmósfera para emitir al ritmo que establece el anteproyecto de ley si queremos mantenernos en el límite del aumento de 1,5 ºC de la temperatura».
Ahora que el Congreso de los Diputados comienza el trabajo sobre el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, aprobado el pasado 19 de mayo, Greenpeace sostiene que esta ley deberá responder a las recomendaciones científicas para evitar los peores impactos del cambio climático, cumpliendo así con los compromisos asumidos con el Acuerdo de París. En este sentido, la organización ecologista propone que la ley incluya la reducción de las emisiones de CO2 del 55% en 2030 respecto a 1990 y alcanzar el cero neto en 2040, la eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles y a todos los sectores que perjudican el clima, y el establecimiento de un marco legislativo necesario para la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en otros sectores clave como el financiero, agroalimentario, turismo, gestión de residuos o industria.
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