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Yolanda Díaz apretando la mano derecha del pontífice. El Papa sabe a quién ha recibido, pero no le importa, juega fuerte.
Comunistas por la gracia de Dios

Comunistas por la gracia de Dios

Historias de la Transición. La reciente visita de Yolanda Díaz al Vaticano recupera la memoria de los 'curas rojos' que lucharon contra el franquismo y estuvieron en la fundación de Comisiones Obreras

PEDRO ONTOSO

Domingo, 19 de diciembre 2021, 00:12

El 27 de mayo de 1977 deparó una foto para la historia. El padre Llanos, icono de los curas obreros que bregaba en el barrizal del Pozo del Tío Raimundo, en una esquina de Madrid, aparecía junto a Santiago Carrillo cantando 'La Internacional', puño en ... alto. Pasaban ya de las 10 de la noche cuando el primer mitin del Partido Comunista, legalizado en plena Semana Santa, un 'Sábado Santo rojo' (o un Sábado de Gloria para la transición democrática y la reconciliación de las dos Españas,) tocaba a su fin. Más de 60.000 gargantas entonaban el himno en el nuevo estadio del Rayo Vallecano, donde arreciaban gritos como 'Así se ve /la fuerza del PCE' o 'Vosotros fascistas sois los terroristas'.

Carrillo, que intervino junto a Blas de Otero (leyó un poema en honor de Dolores Ibarruri 'Pasionaria') y la abogada laboralista Manuela Carmena, apostó por desterrar para siempre la amenaza de una guerra civil cuando todavía no se habían apagado los ecos del ruido de sables que provocó en los cuarteles la salida del PCE de la clandestinidad. También defendió el divorcio y la planificación familiar y, «en último caso», el aborto, y mostró su respeto a las distintas creencias religiosas. La foto de Carrillo y el padre Llanos, que fue portada en muchos periódicos, levantó algunos sarpullidos en el Vaticano, que nunca intervino contra el sacerdote. En Roma todavía mandaba Pablo VI, antifascista e impulsor del desenganche de la Iglesia del régimen franquista para liquidar el nacionalcatolicismo.

Ahora, el pontífice de Roma es Francisco, que clama contra una economía que mata y predica valores que firman la mayoría de los partidos. Bergoglio acaba de abrir la puerta de la Santa Sede a la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díez, que ha adelantado al presidente Pedro Sánchez por la izquierda con un movimiento de gran inteligencia política. La foto de sus manos apretando la mano derecha del pontífice también ha hecho historia. El Papa sabe a quién ha recibido, pero no le importa, juega fuerte. ¿Por qué camino se ha preparado el encuentro? Ahí ha habido interlocutores valiosos, algunos, bregados en aquellos tiempos de los 'curas rojos', que ahora han sido recuperados para la memoria.

El padre Llanos, hijo de un general de Infantería, había pasado a 'La Internacional' después de estar años cantando el 'Cara al sol' como capellán del Frente de Juventudes y haber impartido ejercicios espirituales a Franco, que sentía debilidad por los jesuitas. Lo suyo era el apostolado social. Por eso puso en marcha campos de trabajo en toda España para alfabetizar a las clases más bajas, a los que se apuntaron no pocos miembros de la Compañía de Jesús, entre ellos Xabier Arzalluz, que luego dejó los hábitos y terminó dirigiendo al PNV.

Había una Iglesia que paseaba a Franco bajo palio y otra que luchaba junto al movimiento de oposición a la dictadura

En 1955 se instaló en el Pozo del Tío Raimundo, en la periferia de Madrid, donde comenzaban a llegar inmigrantes de Andalucía, Extremadura y La Mancha. Era un poblado de chabolas, donde la gente malvivía en la miseria, sin electricidad ni agua corriente. Llanos enroló a muchos universitarios para que le ayudaran en su misión, entre ellos nombres como Javier Solana (exministro y exsecretario general de la OTAN), Alfonso Carlos Comín (padre del parlamentario catalán huido con Puigdemont), José María Álvarez del Manzano y Manuela Carmena (ambos exalcaldes de Madrid) o Paca Sauquillo (exsenadora y exeurodiputada y hermana de una de las víctimas de la matanza de Atocha).

Era una época en la que el cristianismo se abrazaba con el marxismo, y también con el maoísmo de la ORT, en busca del hombre nuevo que preconizaba Mao tras su Larga Marcha y el Gran Salto Adelante. En el Pozo, el padre Llanos favorecía las reuniones de las incipientes Comisiones Obreras, que se movían en la clandestinidad al amparo de la Iglesia, la única organización permitida por el franquismo. Las organizaciones de la Acción Católica tuvieron un papel clave. El cura tenía el carné número 100 de Comisiones y en el PCE en 1984 le hicieron miembro de honor del Comité Central. Se sentía más identificado con el sindicalismo. El 24 de junio de 1972 la dirección de CC OO, con Marcelino Camacho al frente, fue detenida en el convento de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada de Pozuelo de Alarcón, el mismo recinto donde 22 miembros de la congregación fueron detenidos y luego fusilados por milicianos del Frente Popular al comienzo de la Guerra Civil. Había una Iglesia que paseaba a Franco bajo palio y otra que se la jugaba junto al movimiento de oposición a la dictadura. El proceso fue conocido como el Sumario 1001 y se inició el mismo día en que ETA asesinó al almirante Luis Carrero Blanco.

Con la cruz y el martillo

Entre los detenidos ('los 10 de Carabanchel') se encontraba el sacerdote Francisco García Salve, 'Paco el cura'. Nacido en la comarca aragonesa de Los Monegros, a los cuatro años se quedó huérfano de padre: murió en el transcurso del asalto de una partida de anarquistas al cuartel de la Guardia Civil de Uncastillo, en Zaragoza, durante la Revolución de Asturias, en 1934. Un familiar lo recogió y lo trasladó a Bilbao a casa de su tío Vicente, un tranviario afiliado a la UGT que fue condenado a muerte. Consiguió una beca para estudiar con los jesuitas y se ordenó sacerdote. Era un hombre de acción, de verbo fácil, que predicaba en las ondas de Radio Popular. Le sirvió para los mítines y asambleas en la lucha obrera, de la que se empapó en San Sebastián en los años duros de la represión.

En 1960 se trasladó a Madrid, donde comenzó a trabajar como peón de la construcción. Era uno de aquellos 800 curas que simultaneaban la cruz con la hoz y el martillo. A algunos les llamaban 'paracaidistas del demonio'. García Salve se implicó de lleno en la defensa de los trabajadores y la conquista de las libertades democráticas, lo que le acarreó numerosas detenciones, casi siempre bajo las siglas de Comisiones Obreras. En el Sumario 1001 fue condenado a 19 años, pero el Tribunal Supremo se lo rebajó a cinco. La muerte de Franco le pilló en la cárcel concordataria de Zamora, donde se recluía a los sacerdotes que debían cumplir una condena penal. Sufrió 227 días seguidos en celdas de castigo. Salió de prisión gracias a un indulto, dejó la orden y el sacerdocio y se casó. 'Luna de miel con un cura comunista', titulaba en noviembre de 1976 el diario 'Pueblo' en un reportaje de dos páginas. Luego se ganó la vida como abogado laboralista tras haber estudiado Derecho en la cárcel. Formó parte del Comité Central del PCE, pero fue expulsado por sus enfrentamientos con la dirección. Siempre fue un alma libre.

El padre LLanos, icono de los curas obreros durante la Transición, bregaba en el barrizal del Pozo del Tío Raimundo

Una vida parecida a la del padre Mariano Gamo, que también perdió a su padre a los cinco años en circunstancias trágicas: un destacamento del Frente Popular le detuvo en Mondejar (La Alcarria) y luego lo fusilaron en VaciaMadrid. Ingresó en el seminario, se ordenó sacerdote y con 24 años ya era capellán en el Frente de Juventudes, aunque nunca tuvo carné de la Falange. Fue un destino como funcionario eclesiástico. En 1963 llegó a la parroquia madrileña de Moratalaz y pronto colocó un cartel que decía Casa del Pueblo de Dios. Enseguida le etiquetaron como 'cura comunista' y 'cura rojo' en aquellos complicados y duros años sesenta.

Iniesta, el 'obispo rojo'

En 1969 fue detenido porque en su templo se celebraban las primeras reuniones clandestinas de Comisiones Obreras, impulsadas por el PCE y movimientos cristianos. El estado de excepción daba carta blanca a la Policía para detener a todo el que olía a oposición al franquismo. La Policía espiaba en las misas. Como era sacerdote estuvo recluido en el monasterio de El Paular, pero sometido a la jurisdicción militar. Seis meses después su causa fue trasladada al Tribunal de Orden Público, el temido TOP, y fue defendido por Paca Sauquillo, entonces en un despacho de la ORT, una organización que nació en ambientes cristianos. Permaneció preso en Yeserías, y luego fue trasladado a la prisión de Zamora, donde cumplió condena junto a sacerdotes vascos, algunos encarcelados por colaborar con ETA.

José María Díez Alegría fue otro personaje singular. Hijo de un banquero de Gijón y hermano de dos tenientes generales (Luis, exdirector de la Guardia Civil, y Manuel, exjefe del Estado Mayor del Ejército), escogió la milicia de Dios, la Compañía de Jesús, donde pronto brilló con luz propia. A finales de los años setenta era un respetado profesor de Ética en la prestigiosa Universidad Pontificia Gregoriana. A su puerta llamaron los familiares de los procesados en el Juicio de Burgos. En diciembre de 1972 todo cambió, cuando la editorial bilbaína Desclée de Brouwer publico su libro 'Yo creo en la esperanza', una obra controvertida que le costó su salida de la orden de los jesuitas. El 24 de febrero de 1974 llegó a Madrid y se fue a vivir con el padre Llanos al Pozo del Tío Raimundo.

Cristianos de Vallecas

Algo tenía aquella periferia madrileña, que atraía a los sacerdotes progresistas. Y a alguno de sus jerarcas, como es el caso del obispo Alberto Iniesta. El sacerdote albaceteño fue nombrado por el cardenal Enrique Tarancón obispo auxiliar de Madrid con jurisdicción sobre Vallecas y Entrevías y entre sus objetivos también estaba el poner distancia del nacionalcatolicismo franquista. Pronto se ganó el título de 'obispo rojo' porque, entre otras cosas, abrió los templos de su vicaría a los obreros que huían de la Policía durante las huelgas y manifestaciones. La dictadura daba sus últimas bocanadas y el movimiento antifranquista estaba en ebullición.

Lo que más irritó al régimen fue la decisión de monseñor Iniesta de convocar, en 1974, la Asamblea Conjunta de Cristianos de Vallecas. El Gobierno lo entendió como un pulso y la suspendió antes de que se iniciara. La persecución del obispo comenzó sin tregua y con saña. Hasta Tarancón llegaron señales de que el régimen preparaba la detención del prelado. El arzobispo lo sacó de Vallecas y lo ocultó en un 'piso franco'. Luego lo envió un tiempo a Roma. Franco falleció en noviembre de 1975 y cambió todo. También en la Iglesia, tras la muerte del papa Pablo VI, en agosto de 1978. Los 'curas rojos' pasaron a la Historia.

ALGUNOS 'CURAS ROJOS'

  1. José María de Llanos

Estuvo junto a Santiago Carrillo cantando 'La Internacional', en el primer mitin del Partido Comunista. El libro 'El jesuita que militó en las dos Españas y escogió el suburbio', de Pedro Miguel Lamet, cuenta su vida.

  1. Francisco García Salve

Francisco García Salve, preso político, cura obrero y sindicalista de CC OO', libro de Juan Antonio Delgado, cuenta su vida .'Paco el cura' se implicó de lleno en la defensa de los trabajadores. En el Sumario 1001 fue condenado a 19 años, pero el Supremo lo dejó en 5.

  1. Mariano Gamo

En 1963 llegó a la parroquia madrileña de Moratalaz. Enseguida le etiquetaron como 'cura comunista' y 'cura rojo'. Fue detenido porque en su templo se celebraban las primeras reuniones clandestinas de Comisiones Obreras.

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