Cinco años después del infierno del Bataclan

Extraño aniversario ·

El virus y los nuevos ataques yihadistas condicionan la conmemoración de los atentados de París en 2015, en los que murieron 130 personas, 90 en la sala de fiestas

Beatriz Juez

Domingo, 8 de noviembre 2020, 01:37

juezParísCinco años después de los atentados terroristas del 13 de noviembre de 2015, en los que murieron 130 personas y 350 resultaron heridas en una serie de ataques yihadistas coordinados en París y Saint-Denis, las víctimas y sus familiares se preparan para vivir ... la semana próxima un quinto aniversario de la tragedia marcado por la crisis sanitaria del coronavirus y una nueva oleada de atentados en Francia.

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La ceremonia de 2020 quedará un tanto deslucida, comparada con otras conmemoraciones de años anteriores. Las restricciones sanitarias, el confinamiento y el hecho de que el nivel de alerta terrorista esté en su nivel máximo después de que en un mes haya habido tres ataques en Francia han obligado a limitar el número de participantes.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y los presidentes de las dos asociaciones de víctimas de los atentados del 13 de noviembre - 'Life for París' y '13 Onze 15'- participarán en las ceremonias programadas en varios puntos de la capital, junto a un reducido número representantes de los ayuntamientos de los distritos X y XI y miembros del Gobierno francés. Depositarán flores en los escenarios de la tragedia y rendirán homenaje a las víctimas del atentado terrorista más sangriento que ha sufrido Francia desde la segunda Guerra Mundial.

«Difícil y doloroso»

«El quinto aniversario es un momento importante para todas las víctimas y para los miembros de la asociación. Y es verdad que el hecho de no poder organizar ningún encuentro, no poder desplazarse al lugar de los atentados para conmemorar… es un momento difícil y doloroso. Lamentablemente, todo el mundo se tiene que adaptar, mal que bien», explica Philippe Duperron, presidente de la asociación de víctimas '13 Onze 15- Fraternité et vérité' (13 Once 15-Fraternidad y verdad).

Gérôme Truc, sociólogo del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia, recuerda que los atentados terroristas de enero (Charlie Hebdo, Hyper Cacher y Montrouge) y de noviembre de 2015 (Bataclan, Estadio de Francia y varias terrazas parisinas) desencadenaron «una reacción social y política sin precedentes en Francia». Millones de franceses se manifestaron en las calles, se erigieron memoriales efímeros en honor de las víctimas con flores, velas y mensajes y los franceses vivieron durante 23 meses en estado de emergencia.

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Truc, que ha estudiado las reacciones a los atentados yihadistas en las sociedades occidentales, cuenta que el tiroteo y la toma de rehenes en el Bataclan suelen eclipsar en la memoria individual y colectiva de los franceses a los otros atentados ocurridos esa fatídica noche de noviembre: las explosiones suicidas en las inmediaciones del Estadio de Francia en Saint-Denis, donde las selecciones francesa y alemana de fútbol disputaban un partido amistoso en presencia del presidente francés François Hollande, y en las terrazas parisinas, donde hubo varios tiroteos.

El relato del superviviente

Al franco-chileno David Fritz Goeppinger, superviviente del Bataclan, su amigo Guillaume le regaló una entrada para el concierto de la banda de rock californiana Eagles of Death Metal. Estaba cansado y no tenía muchas ganas de ir, pero al final se dejó convencer. Cuando estaba en el concierto, fue al baño y leyó un mensaje que le había enviado su padre al móvil: «David, tiroteos en París, varias bombas…hay muertos en el Estadio de Francia. Tenga cuidado, hijo». Este chileno criado en Francia oyó entonces unos ruidos secos y metálicos que provenían de la sala de conciertos.

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«Fue muy rápido. Cuando vi el mensaje, empezaron los tiroteos abajo. Entre que yo me dije esto no puede ocurrir aquí y empezó a suceder», explica por teléfono David, que cuenta su traumática experiencia y su lucha por salir adelante después del atentado en el libro 'Un jour dans notre vie' (Un día en nuestra vida, editorial Pygmalion). Este ex rehén del Bataclan, que sueña con ver publicado su libro en español, tomó prestado el título de una canción del grupo de pop rock francés Indochine.

«El 13 de noviembre de 2015 no fue al final más que un día en nuestra vida. Un solo día que deformó la existencia de una persona, de una familia, de un grupo de amigos, de una ciudad, de un país», explica ese chileno, que obtuvo la nacionalidad francesa en 2017.

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El concierto de Eagles of Death Metal acabó convirtiéndose en una morgue. A las 21h40 cuando el grupo tocaba su canción 'Kiss the Devil' (Besa al diablo) tres terroristas yihadistas se autoinvitaron al concierto y sembraron la muerte con sus kalachnikovs al grito de «Allahu akbar» (Alá es el más grande). Asesinaron a sangre fría a decenas de espectadores. Noventa personas murieron en este templo parisino de la música en forma de pagoda china.

«Mamá, ¿qué es el infierno?», le preguntó David un día a su madre cuando era niño. No recuerda cuál fue su respuesta. «Pero en esos momentos cuando estaba encerrado dentro y rehén me di cuenta que el infierno podría ser eso, todo el sufrimiento, la sangre, el dolor… esa gente que mataba más gente», explica este fotógrafo franco-chileno, que nunca olvidará el olor de pólvora, carne y sangre.

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David, que ahora tiene 28 años, pasó dos horas y media secuestrado en un pasillo de esta sala de conciertos junto a una decena de personas y dos de los terroristas armados y cargados con cinturones explosivos. Pensó que iba a morir esa noche.

Tras haber logrado sobrevivir a la matanza, David y sus amigos se tatuaron la fatídica fecha del 13 de noviembre de 2015 en números romanos. 'XIIIXIXV-V/V', reza el tatuaje que se hizo en el antebrazo. El 'V/V' hace referencia al grupo de cinco amigos del distrito V de París, donde se conocieron. Para él, marcarse la piel era una forma de «materializar» sus «cicatrices», invisibles para mucha gente, porque físicamente no resultó herido, pero igualmente dolorosas para él.

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Tras el atentado, las víctimas y sus familiares recibieron ayuda médica, psicológica o psiquiátrica, si fue necesario, y tuvieron que lidiar con los engorrosos trámites administrativos para recibir las indemnizaciones del Fondo de Garantía de Víctimas de Actos terroristas. Sobrevivir a un atentado terrorista no es fácil. David sufrió pesadillas y trastorno por estrés postraumático (TEPT) después de que la muerte le pasara muy cerca. «Los psiquiatras nos explican que los recuerdos del Bataclan son imborrables, las imágenes, los olores no desaparecerán nunca realmente, pero que un día no tendremos tanto mal», cuenta David en su libro, en el relata los altibajos de su proceso de recuperación.

Volver a la vida «normal» fue difícil. La gente seguía con su vida como si nada hubiera pasado, mientras la suya estaba «en pausa». Tras el atentado viajó a su Chile natal, en busca de sus raíces, pero en la Ruta del Fin del Mundo se sintió «solo, pero sobretodo muy lejos» y se dio cuenta que lo quería era volver a París.

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La psicóloga y el libro

En enero de 2016, David asistió al concierto que Eagles of Death Metal ofrecieron en la mítica sala Olympia para poner punto final al concierto del 13 de noviembre y «empezar de nuevo». Sin embargo, el camino que le quedaba por recorrer para su recuperación era aún muy largo.

Su psicóloga le recomendó poner por escrito sus recuerdos. «Ella se dio cuenta que yo tenía bastantes cosas que decir, que contar. Me dijo que cuando uno escribe es como si esos recuerdos se echaran en una caja», explica David, que cuenta que la escritura le ayudó a recuperarse. Esos recuerdos puestos negro sobre blanco fueron el germen de su libro.

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Cinco años después de esta tragedia, dos policías con mascarillas custodian la puerta del Bataclan. En el jardín de enfrente, una placa recuerda a las víctimas. A quince minutos caminando de allí, otros dos policías hacen guardia delante de los restaurantes 'Le Petit Cambodge' y 'Le Carillon', donde 13 personas murieron esa noche en un tiroteo. Tras el atentado del pasado 25 de septiembre delante de los antiguos locales de la revista satírica Charlie Hebdo, se reforzó la seguridad en los escenarios de los atentados de 2015.

El hecho de que el quinto aniversario haya coincidido con el confinamiento y esta nueva oleada de ataques terroristas en Francia no está siendo fácil para muchas víctimas y familiares. A David, por ejemplo, le afectó mucho la decapitación del profesor de enseñanza secundaria Samuel Paty por haber enseñado a sus alumnos las caricaturas de Mahoma, publicadas por 'Charlie Hebdo', en una clase sobre libertad de expresión.

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«Estos atentados revivan el dolor, lo hacen aún más presente» si es posible, explica el presidente de la asociación de víctimas '13 Onze 15', cuyo hijo, Thomas, murió a los 30 años de edad en el Bataclan.

David es consciente que nunca olvidará lo que vivió el 13 de noviembre de 2015 en esa sala de conciertos, pero, como cuenta en su libro, «poco a poco», aprendió «a vivir con ello».

El juicio, en 2021 con 20 acusados y un autor material

El juicio de los ataques islamistas del 13 de noviembre de 2015, está previsto que comience en septiembre de 2021 y dure hasta marzo de 2022. Al igual que el proceso de los atentados de enero de 2015 que se celebra estos días en París, habrá un solo juicio. Veinte acusados, 1.750 partes civiles y centenares de abogados y periodistas asistirán a este proceso, que se espera que dure seis meses.

En el banquillo de los acusados se sentarán los responsables y cómplices de una serie de ataques coordinados en diferentes puntos de la capital francesa y en Saint Denis: tiroteos contra las terrazas de cafés y restaurantes parisinos, un tiroteo y una toma de rehenes en la sala de conciertos Bataclan y explosiones suicidas alrededor del Estadio de Francia y en otro restaurante en París. El atentado fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico.

Entre los acusados se encuentra el franco-belga Salah Abdeslam, único miembro con vida de los tres comandos que sembraron el terror hace cinco años en las calles de París y Saint-Denis. De los terroristas que participaron directamente, ocho están muertos. Fallecieron al explotar sus cinturones explosivos o fueron abatidos por la policía.

Philippe Duperron, presidente de la asociación de víctimas '13 Onze 15', cree que el juicio será un momento «muy difícil y doloroso» para las víctimas y sus familiares porque deberán revivir lo ocurrido, oír los testimonios y volver a ver, si pueden soportarlo, las imágenes violentas de los ataques terroristas y sus consecuencias.

Gérôme Truc, sociólogo del CNRS, considera que es importante para las víctimas, familiares y el conjunto de la sociedad francesa que se celebre este juicio para poder «cerrar» este doloroso episodio en sus vidas y «pasar página», sin que, por ello, olviden lo ocurrido. Para las víctimas es importante saber que se ha hecho justicia, explica Truc.

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