El uranio, un elemento químico con muchas posibilidades y mala fama

La directora de Espiciencia nos recuerda que este elemento químico, que debe su nombre al dios de la mitología clásica Urano y al planeta, es fácilmente identificable por su color gris plateado. Sin embargo, es un gran desconocido. La mayor parte de la gente no sabe de su maleabilidad, de que no es un buen conductor de la electricidad y es muy denso.

Esta última es una de sus propiedades más destacadas, la que permite que encontremos Urano en el interior de la tierra. Otra es su radioactividad, derivada de la inestabilidad de su núcleo. Y juntas son las responsables de que el centro de la tierra esté fundido y muy caliente, lo que da origen también al campo magnético y a corrientes eléctricas.

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A partir de ahí es fácil adivinar que el uranio es un generador de energía eléctrica. Son las centrales nucleares las que, a través del uranio enriquecido, generan esa electricidad. De hecho, la energía nuclear supone un 17% del total de la energía que se genera en el mundo. Eso sí, los usos no tan inofensivos de la reacción nuclear son los que han dado la mala fama al uranio.

Las bombas nucleares, destructoras de la humanidad, representan esa vertiente más crítica del uranio. Sin embargo, Bárbara de Aymerich nos recuerda que tiene muchos usos muy útiles. Por ejemplo, en medicina, pero también para la datación en arqueología. Y que el uranio se utilizaba en la antigüedad, en concreto el óxido de uranio, como pigmento.