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NOELIA MARISCAL / ICAL
Domingo, 21 de julio 2019, 18:54
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) celebró el pasado 7 de julio su décimo aniversario, un centro «muy joven» tal y como asegura su directora María Martinón, pero que sin embargo ha logrado mucho en poco tiempo. De esta forma, a principios de julio se cumplían diez años desde que la reina Sofía, ahora emérita, viajaba a tierras burgalesas para conocer los entresijos de un centro de investigación que comenzaba a despegar, y que ofrecía las instalaciones más modernas de España para investigación arqueológica y el estudio de la evolución humana.
Aquel mes de julio, el Centro abría sus puertas, dando cabida a investigadores nacionales e internacionales, y buscando ser un lugar de referencia para la investigación dentro de Europa. Sin embargo, al poco de nacer el centro se vio inmerso en la crisis económica española, que dificultó su desarrollo y no le permitió «crecer al ritmo ideal que habían planeado», señala la directora del mismo.
Unos acontecimientos que vivió de primera mano el primer director del Centro, José María Bermúdez de Castro, quien es a su vez codirector de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. Bermúdez de Castro fue el encargado de dirigir el Cenieh desde su creación hasta el 2013, momento en el que fue relevado por el geólogo Alfredo Pérez González. Sobre esos años, Bermúdez de Castro recuerda que «la crisis fue determinante en la marcha del Centro», y afirma que «dejó mucha de su energía en aquellas época tan dura y complicada».
Sin embargo, afortunadamente, tanto el país como el centro fueron capaces de salir de esa situación y actualmente esta es «mucho mejor», pese a no ser exactamente igual a lo que se planeó en un principio, lamenta el científico. «Iba a ser un centro de referencia europea», cuenta, y aunque «con la crisis se perdió un poco esa puerta», destaca que lo importante es que «las instituciones nazcan y se vayan desarrollando», por lo que afirma que el futuro será «bueno».
Pese a todo, ambos directores hacen un «balance muy positivo» de estos diez años de vida del Cenieh, destacando que han sido años «muy intensos y de mucho esfuerzo», para poner en marcha un proyecto «tremendamente ambicioso», afirma Martinón.»No hay ningún centro en Europa que permita en la misma localización física proporcionar el marco necesario para abordar cualquier estudio de la evolución humana», señala María, ya que «cubre la paleontología, la arqueología, la geología y la geocronología».
Un centro que define como «singular», debido a que sus investigadores realizan trabajo de laboratorio, publican en las revistas más importantes, pero también trabajan en las excavaciones de los yacimientos de la sierra de Atapuerca, Estamos con la bata y con la bota», resalta Martinón.
Martinón, al frente del Cenieh desde el 2017, afirma que le encantaría seguir en la dirección del mismo otros diez años más, definiéndolo como uno de los «proyectos más estimulantes, ricos y completos» a los que se ha enfrentado en su vida, permitiéndole «combinar ciencia y gestión», a la vez que «realizarse dentro de lo que más le gusta en el mundo: la evolución humana».
Asimismo, como reto para el Centro durante los próximos años, propone lograr la «madurez». «Hemos despegado, ahora toca volar, consolidar el proyecto y seguir liderando para que podamos ser más», dice, puesto tienen la «capacidad de llegar muy lejos». Además, señala que uno de los retos es lograr que Burgos se convierta en Capital de Evolución Humana en Europa, «no solo porque tenemos el material en nuestro yacimientos», explica, «sino porque tenemos la maquinaria necesaria y el talento para ello».
Por su parte Bermúdez de Castro señala que el reto que debería marcarse el centro es «ser uno de los centros europeos de referencia» y no el «centro de referencia en Europa», destacando que «la ciencia no es ganar la Champions» sino que tiene que ser «universal». «Para mí el Cenieh no tiene que competir con los centros europeos», afirma, puesto que «no se trata tanto de decir somos los mejores, sino que tenemos que serlo conjuntamente», añade.
A José María Bermúdez de Castro y María Martinón les han unido a lo largo de los años tanto proyectos como experiencias, siendo José María un «maestro en todos los sentidos» para Martinón, tal y como relata ella misma. «He aprendido del mejor», destaca, señalando que trabajar con el investigador como mentor fue un «lujo profesional» para ella puesto que es una persona a la que «admira profundamente».
Por su parte, codirector de Atapuerca califica de «magnífico y extraordinario» el trabajo realizado por Martinón al frente del Cenieh. «Es una persona muy abierta, con una enorme empatía, y es importantísimo que haya una unidad y que la mayoría rememos en la misma dirección», afirma.
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