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Marina Arregui Gil ya ha regresado de la travesía por el océano Atlántico, pero en el momento de la conversación con BURGOSconecta se encontraba en Ushuaia, ciudad de Argentina, desde donde parten los buques turísticos y de expedición hacia la Antártida. La comunicación no fue ... fácil, pero la experiencia de Marina merece ser contada.
Esta burgalesa de 30 años estudió Biología en la Universidad de Salamanca e hizo un máster europeo Máster Erasmus Mundus en Medio Ambiente y Recursos Marinos. Desde finales de 2021 y hasta finales de febrero de 2022 ha estado embarcada en una expedición por el océano Atlántico. A bordo del buque han trabajado científicos de muchas ramas. El objetivo principal era estudiar esta área del planeta, una de las pocas zonas prístinas, para comprobar si las actividades humanas están empezando a alterar todo este ecosistema que hasta ahora está inalterado. «Esto lo conseguimos haciendo un análisis desde diferentes puntos de vista. Uniendo los resultados de cada rama científica podemos tener una imagen global de lo que está pasando», explica Marina.
«Lo interesante, además, es que hace unos 25 años por esta zona hubo otra exploración oceanográfica con recogida de muestras. Ahora se pueden hacer comparativas y ver si en estos 25 años ha habido cambios. La investigación resulta muy interesante y tiene mucho potencial desde el punto de vista científico», apunta esta burgalesa.
La expedición oceanográfica salió desde Grana Canaria el 21 de diciembre. Llegaron a Punta Arenas el 12 de enero, ahí se montaron más científicos. El 15 de febrero regresaron a Punta Arenas y allí desembarcaron algunos científicos. La institución alemana con la que ha participado Marina siguió hasta Montevideo. Allí descendió del barco el 20 de febrero y regresó a Alemania. Y todo esto sin pisar tierra.
Debido a la covid-19 no les han dejado salir de los puertos. «No tiene mucho sentido porque nosotros estamos en un grupo burbuja, con pruebas de antígenos. En situación normal tienes dos o tres días para conocer la ciudad donde atraca el barco. No he bajado a tierra para nada», reconoce Marina.
Pero esto es algo con lo que la Marina adolescente y la bióloga siempre soñaron. «Siempre he querido embarcarme en una expedición oceanográfica. Es algo en lo que pensé al hacer el doctorado. Cuando surgió esta oportunidad, no me lo pensé. Es una oportunidad única tanto a nivel de crecimiento personal como profesional. Tratas con otros científicos, aprendes, estableces vínculos para trabajar en el futuro, conoces otras áreas de investigación. A nivel personal no tengo palabras para describirlo. Es una suerte tremenda, me siento muy afortunada», confiesa con voz ilusionada la burgalesa.
Tras hacer el Máster Erasmus Mundus en Medio Ambiente y Recursos Marinos, hizo su doctorado en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria trabajando en el Instituto Universitario de Sanidad Animal. Realizó su trabajo con cetáceos que aparecen en las costas, especialmente muertos, a los que hacían autopsias para observar la relación entre la muerte y el impacto humano.
En diciembre de 2020 acabó la tesis y buscó dónde hacer el doctorado. Acabó haciéndolo sobre las toxinas marinas que produce el fitoplancton, «las producen de forma natural, pero con el cambio climático y los vertidos al mar, cada vez aumenta más la materia orgánica y las temperaturas. Ciertas especies de algas están así muy a gusto y producen gran cantidad de toxinas, algo que también puede afectar a los humanos», explica Marina.
El postdoctorado lo está haciendo en el Alfred Wegener Institut (AWI) en Bremerhaven (Alemania). Comenzó en octubre y como parte de este grupo de trabajo se le ofreció participar en esta campaña oceanográfica.
Marina iba a participar solo en la primera parte. En la que iba desde Gran Canaria a Punta Arenas. «Aquí íbamos pocos científicos para tomar muestras adicionales. La campaña era por la región de la Patagonia. Yo no iba a formar parte de esta segunda expedición, que iba desde el 12 de enero hasta finales de febrero, porque estaba llena. Esto se planea con mucha antelación. Pero varias personas dieron positivo en covid-19, quedaron plazas y me he podido quedar», explica.
Los protocolos han sido estrictos. La primera semana no se podían quitar la mascarilla, por ejemplo. La covid también impidió que pudiera conocer las ciudades en las que atracaban, pero «me ha permitido seguir a bordo en esta gran experiencia», reflexiona.
Cada científico a bordo del buque aborda diferentes campos. En la primera etapa se realizó la investigación con muestras de fitoplancton y estudios de toxinas y otros de bio-óptica. Cada uno tiene su propia investigación, coge sus muestras, se abordan así muchos campos, porque somos muchos profesionales.
El buque científico está preparado para la investigación. «Es grande, está muy preparado con todo lo que precisamos, con laboratorios equipados. Todo está orientado para la investigación. Viajaba con unas 60 personas, entre científicos y miembros de la tripulación», explica Marina.
Trabajaba todos los días, aun así, reconocía que le costaría volver a casa. Se levantaban a las 7 horas, desayunaban y a las 11.15 era la hora de la comida, «esto es lo que más me costaba», reconoce. A las 17.15 horas estaban cenando. A lo largo del día paraban dos veces para coger muestras. «Aunque en la segunda parte de la expedición teníamos menos tiempo libre, siempre encuentras huevo para tomar una cerveza y charlar. La comida es genial, hay gimnasio, un bar para reunirnos», explica.
La experiencia ya ha acabado para Marina que está de vuelta, pero ahora ha pasado de ser una oportunidad a a convertirse en parte de ella, en forma de conocimientos y madurez personal.
Instituciones alemanas:
El Instituto Alfred Wegener de investigación polar y marina
La Universidad de Oldenburg (UOL)
Instituciones chilenas:
El Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de La Universidad Austral de Chile (UACh)
El Instituto de Fomento Pesquero (IFOP)
El Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP)
La Universidad de Concepción (UdeC)
La Universidad Mayor (UMA)
Instituciones argentinas:
El Centro Austral de Investigaciones Científicas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CADIC)
El Instituto Argentino de Oceanografía (IADO)
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