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El espíritu de las chirigotas de Cádiz también se vive en Burgos. Y se lleva palpando desde hace años, aunque en la capital prácticamente no se sepa. Se hace gracias a un grupo de 18 vecinos, algunos de ellos oriundos de Cádiz, que se ... han unido en una comparsa para ofrecer canciones de crítica de la sociedad con su peculiar humor.
Y todo esto con el frío burgalés y al calor de su local de ensayo, en el bar El Refugio, desde donde, dos veces por semana, quedan para practicar las letras y perfeccionar unas creaciones que verán pronto la luz. «Este año hemos decidido hacer chirigotas entre comillas, porque en Burgos el Carnaval dura solo dos días, así que metemos un repertorio para cantar todo el año: sevillanas, rumbitas, también pensando en tocar en las fiestas de los pueblos», apunta Manuel Apresa, que llegó a la capital hace siete años.
Precisamente una de las primeras acciones que emprendió este andaluz fue buscarse un grupo para que unas de sus pasiones no se quedara en el olvido. Y ahí encontró al grupo denominado 'Los Carnamaleantes'. «Me hablaron de unos chavales que cantaban chirigotas y fui a verles. Me dejaron entrar sin hacerme pruebas», continúa aún sorprendido.
Y a partir de ahí, los ensayos se multiplicaron. Hasta llegaron las primeras actuaciones, como la de Peñafiel antes de que la covid-19 entrara en escena. Una pandemia que ha servido también para seguir creciendo como grupo, pues en ese tiempo de parón se crearon nuevas letras que todavía no han sido presentadas al gran público. «Disfrutamos del momento de cantar, de que la gente se ría y aplauda», apunta Apresa, acompañado de Juan Carlos Fariñas, antes de iniciar un ensayo.
Un entrenamiento que tiene como punto de mira el Carnaval de 2022, el cual llevan preparando desde mayo. «Es una labor de muchos meses para aprender y retocar las letras. Además, tenemos que preparar los disfraces», recalcan los dos componentes del grupo.
Precisamente, uno de los objetivos de 'Los Carnamaleantes' es buscar actuaciones para autofinanciarse. «Tenemos el apoyo del bar El Refugio, escenificado en el camarero Daniel. Nos ceden las instalaciones. Pero aun así, los miembros del grupo tenemos que poner dinero. Buscamos algún bolo para completar los gastos», desgranan Apresa y Fariñas, que prefieren no desvelar ningún secreto de lo que se verá el próximo año en sus actuaciones. «Para nosotros el Carnaval es una religión», concluyen.
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