colpisa / efe
Madrid
Lunes, 9 de septiembre 2019, 07:22
Se pierde la pista de Gabriel Cruz cuando se dirigía a casa de unos familiares en Las Hortichuelas (Níjar, Almería), que estaba a 100 metros de la suya. Ocurre sobre las tres de la tarde y no es hasta tres horas después cuando la familia del pequeño alerta a los servicios de emergencias del 112 de su desaparición.
La Policía Local de Níjar y algunos voluntarios inician un dispositivo de búsqueda del niño, al que se unirán después otras fuerzas de seguridad para recorrer el parque natural Cabo de Gata.
Se amplía el dispositivo de búsqueda a un total de 500 personas, incluyendo la Sección Especial de Rescate e Intervención en Montaña (Sereim) de la Guardia Civil en Sierra Nevada y militares de la base de Viator. Los trabajos de rastreo comienzan a hacerse de una forma más selectiva.
La búsqueda de Gabriel se centra en la zona próxima a la depuradora de Las Negras en la que Ana Julia Quezada -pareja del padre del niño y autora confesa-, afirma haber encontrado el día anterior una camiseta interior de color blanco. La prenda se manda a analizar y se confirma que posee ADN de Gabriel. Sus características, sin embargo, no coincidían con la descripción que facilitó la Guardia Civil sobre la ropa que llevaba el menor cuando fue visto por última vez: un pantalón negro con rayas blancas y una chaqueta roja.
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, confirma que la camiseta interior contiene ADN de Gabriel Cruz.
Ana Julia Quezada es interrogada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil después de descubrir que fue ella quien encontró la camiseta del niño. El entonces presidente del Gobierno Mariano Rajoy telefonea a los padres de Gabriel, Ángel Cruz y Patricia Ramírez, para comunicarles que tienen a su disposición «todos los medios» para buscar al menor.
Agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil registran la finca de unos familiares de un hombre detenido seis días antes por incumplir una orden de alejamiento respecto a la madre de Gabriel Cruz. Finalmente se supo que no tenía relación con la desaparición.
Los padres del niño convocan una manifestación en la Puerta de Purchena de Almería a la que asisten unas 8.000 personas.
En torno a 300 personas siguen con los rastreos en la zona sin ningún resultado.
Ana Julia Quezada desentierra el cadáver de Gabriel Cruz en una finca de Rodalquilar (Almería), que pertenecía al padre de éste y donde había matado al menor. Es detenida posteriormente por la Guardia Civil cuando llegaba a su domicilio de Vícar (Almería) con el cuerpo en el maletero de su coche. «¡No he sido yo! Yo he cogido el coche esta mañana», grita mientras es esposada.
Los resultados preliminares de la autopsia de Gabriel Cruz revelan que el menor murió por estrangulamiento, según determina el Instituto Anatómico Forense de Almería.
Se celebra el funeral del pequeño Gabriel, donde los padres del niño se ven arropados por cientos de personas. La madre de Gabriel tras el funeral dice: «Mi niño ha ganado. La bruja ya no existe». Según declaraciones ante la Guardia Civil, Ana Julia Quezada admite haber asestado «un mal golpe» al menor con la parte roma de un hacha antes de asfixiarlo provocándole la muerte.
La Guardia Civil explica que barajaron como hipótesis hasta el último momento que el niño Gabriel Cruz estaba vivo. Apuntan que fue la detenida actuó «por celos» y que fue quien dejó la camiseta del niño en donde fue encontrada para inculpar a una expareja. El titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería decreta el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para la investigada, acusada de un delito de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral.
Los vecinos de la capital almeriense construyen un altar improvisado al final de la avenida Federico García Lorca, en Almería, donde se encuentra el monumento de una ballena barada, en memoria de Gabriel Cruz, que quería ser biólogo marino.
Los padres de Gabriel Cruz, Ángel y Patricia, declaran como testigos y se personan como acusación particular.
Ana Julia Quezada envía una carta dirigida al programa de Ana Rosa Quintana, en Telecinco, en la que pide perdón a la familia del pequeño y reitera que la muerte fue un accidente: «Me asusté mucho, el miedo te bloquea y actué así», escribe.
El juez acuerda que Quezada sea juzgada por un jurado popular por delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. Finalmente no incluye el de detención ilegal.
Ana Julia Quezada comparece ante el juez por primera vez y su versión de los hechos contradicen lo reflejado en la autopsia. También garantizó que ella «no le golpeó con nada» (a Gabriel) y que fue el pequeño quien empezó la disputa llamándola «fea» y diciéndole que quería que se separase de su padre.
La Fiscalía pide la pena de prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada, la autora confesa por el asesinato con alevosía del niño, así como diez años más de cárcel por sendos delitos de lesiones psíquicas a los padres del menor.
Decretan la apertura de juicio oral contra Quezada y además el juez ordena que dentro de las diligencias se deduzca testimonio del atestado realizado por la Guardia Civil en relación a la muerte en Burgos, años antes, de la hija de la acusada.
La presidenta de la Audiencia Provincial de Almería, Lourdes Molina, informa del comienzo de la vista oral contra Quezada el 9 de septiembre. Una sesión que estará presidida por la magistrada Alejandra Dodero y constituida por un jurado popular.
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