Crecen un 15% las peticiones de ayudas de urgente necesidad en Cáritas Burgos

En Cáritas Burgos están preocupadas por lo que pueda ocurrir en el último trimestre del año, cuando se desbocarán las facturas energéticas y, si nada varía, la crisis económica se recrudecerá. Saben que las familias que ya viven con lo justo, a las que ayudan puntualmente, van a requerir de mayores apoyos para pagar la renta, la alimentación de sus hijos, la vuelta al cole o la calefacción.

De hecho, las trabajadoras sociales de la entidad han empezado a notar el incremento en la demanda de ayudas. María Gutiérrez, la coordinadora de Acción Social de Cáritas Burgos, explica que la entrada de casos nuevos responde a la llegada de familias que vienen huyendo de la guerra y la violencia extrema, procedentes de Ucrania, Georgia, Colombia y Venezuela, principalmente.

Sin embargo, las familias asentadas en Burgos también demandan más ayudas pues ya no pueden estirar más sus exiguos salarios o prestaciones. Diego Pereda, técnico también de Cáritas, recuerda que muchas de familias a las que apoyan tienen un trabajo pero son pobres, porque los salarios son bajos o tienen empleos temporales, por horas, precarios...

Y los datos cantan. María Gutiérrez habla de un aumento del 15% de las ayudas económicas en lo que llevamos de año. Durante 2021, Cáritas destinó de fondos propios 478.000 euros a ayudas urgentes para familias. Hasta junio ya habían entregado 300.000 euros. Y los presupuestos están agotándose en todos los territorios (Burgos, Aranda, Miranda y Burgos Rural).

Gutiérrez estima que, este año, superarán los 500.000 euros destinados a este tipo de ayudas, más todos los adelantos que hacen a las ayudas de la Diputación y el Ayuntamiento (llevan ya más de 200.000 euros adelantados, que luego, cuando se resuelven los expedientes, son reintengrados. Es la forma más ágil de responder a las necesidades inmediatas de las familias).

«Si la inestabilidad política y económica no mejora, seguirá el flujo migratorio», recuerda Gutiérrez, y mientras no se frene la inflacción, o se compense en los ingresos de las familias, continuarán aumentando las demandas de ayuda. Y eso pese a que en Burgos se mantiene el trabajo, que está sujetando la situación, que de momento no ha llegado a los niveles de la crisis el 2008.

Diego Pereda asegura que, socialmente, tenemos que «elevar el concepto de vida digna». Vivir con dignidad no es no morirse de hambre, la pobreza tiene raíces mucho más profundas de lo que pensamos, hay muchas más familias que pasan necesidad de las que nos imaginamos. Y la pobreza está muy estigmatizada, y las instituciones no siempre luchan contra esta lacra.

Ante la situación económica actual, además de la subida de los salarios para hacer frente a la inflacción, deberían revisarse las ayudas sociales. Primero, aumentando proporcionalmente las cuantías. Y, segundo, ampliando los criterios de concesión para no dejar a nadie por el camino. Y es que, ahora, la familia que llegaba justa a fin de mes puede ser que ya no lo haga y necesite ayuda.

«Nadie puede dejar de comer, no tener calefacción en Burgos... hay gastos que no se pueden recortar», insiste María Gutiérrez. Hay familias que ya economizan al máximo, que miran cada euro que gastan, y para las que el último trimestre del año puede ser «terrible». Y todo confiando en que el trabajo no se resienta, de lo contrario, la problemática se agravará.