Cáritas Burgos, ante el nuevo reto de la exclusión

Todas las opciones de trabajo temporales, la primera salida en la reinserción de esas personas, han desaparecido con la pandemia. Ahora la reinserción es más larga y tensa. «Todo eso repercute en problemas de salud mental, incertidumbre, ansiedades, depresiones... son aspectos que tenemos que trabajar», continúa Alonso.

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Precisamente, la organización católica ha empezado a notar estos últimos meses la presencia de más personas que no pueden pagar el alquiler o que han tenido problemas familiares. «Vemos a gente joven que no había estado nunca en la calle o personas que estaban en una situación de paro prolongado y que les sostenían los servicios sociales y ahora están a la espera de un ingreso mínimo vital que no llega», describe el responsable de proyectos de Cáritas

Aunque el número de nuevos usuarios ahora mismo no es muy abultado, la organización ya empieza a notar un repunte, que se compensa con la disminución de las personas de paso al estar prohibidos ciertos desplazamientos entre comunidades o provincias. «Esta es la nueva realidad, que ahora no deja de ser anecdótica, pero el próximo año va a ser complicada. Estamos en una línea creciente. Es una expectativa que va a ser dura y espero que los brotes verdes existan», confía Alonso, que se toma esta incertidumbre como «un nuevo reto». «Son personas que no saben moverse en el mundo de la exclusión. Hasta ahora teníamos usuarios que conocían los recursos que podían encontrar con nosotros u otra asociación. Este nuevo perfil de personas que está llegando al banco de alimentos o Cáritas se encuentran desorientadas, desasistidas y perdidas en un mundo que no conocen», añade.

Las expectativas laborales ahora mismo no son muy halagüeñas y muchas de las salidas de este mundo de exclusión se encuentran en el ámbito laboral o en las ayudas económicas. «Todas esas van a estar muy coartadas. Los primeros trabajos a los que tienen opción estas personas son en la hostelería y en la construcción», concluye Alonso.