Las aves, centinelas del medio ambiente en Burgos
En la provincia burgalesa se describen más de 300 especies de aves, la Alondra Ricotí es la más amenazada en nuestra zona
Luis Marcos, universidad de burgos
Miércoles, 30 de septiembre 2020, 08:17
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Luis Marcos, universidad de burgos
Miércoles, 30 de septiembre 2020, 08:17
El próximo sábado 10 de octubre celebramos el Día Mundial de las Aves, una jornada idónea para conocer mejor a estos singulares, simpáticos y útiles seres alados, descendientes directos de los dinosaurios, que nos proporcionan gran número de servicios insustituibles a los humanos y ... al medio ambiente.
Creo que todos hem os disfrutado de la armonía de los cantos de pájaros como jilgueros, ruiseñores o mirlos, de la belleza de las formaciones migrantes de gansos o grullas, de los llamativos colores de abejarucos y martín pescadores, de la majestuosidad de los vuelos de águilas y buitres, de los imposibles vuelos y figuras de grupos de miles de estorninos, del ceremonioso paseo de las cigüeñas o de los coquetos y atrevidos desafíos de petirrojos y gorriones. Es difícil sacar plenamente partido a un paseo por la naturaleza, si no lo completamos con la contemplación de las aves del entorno.
En una fecha tan lejana como 1979, el Consejo de la entonces Comunidad Económica Europea ya aprobó la Directiva relativa a la conservación de las aves silvestres, que finalmente evolucionó en 2009 a la que hoy conocemos popularmente como Directiva de Aves, una de las dos grandes herramientas jurídicas de la Unión Europea para la conservación de la vida silvestre y la naturaleza.
Su propósito es proteger todas las aves silvestres europeas y los hábitats de una serie de especies, en particular a través de la designación de las zonas de especial protección (ZEPA), que forman parte del conjunto de Espacios Protegidos de la Unión Europea, integrados en la Red Natura 2000.
Por su parte, el Día Mundial de las Aves (realmente Día Mundial de las Aves Migratorias) es una campaña anual de sensibilización que recalca la necesidad de la conservación de las aves migratorias y sus hábitats. Resalta las amenazas a las que se enfrentan las aves al momento de migrar, la importancia ecológica de las aves y la necesidad de cooperación internacional para preservar la vida salvaje. Fue instituido en 2006 por Naciones Unidas, y desde 2018 unifica diferentes campañas mundiales de protección y divulgación de las aves con celebraciones en primavera y en otoño, coincidiendo con los movimientos migratorios de millones de aves por todo el planeta.
Este año 2020, el Día Mundial de las Aves Migratorias asume como lema «Las aves conectan nuestro mundo», escogido para destacar la importancia que reviste conservar y restaurar la conectividad ecológica y la integridad de los ecosistemas que apoyan los ciclos naturales y que son esenciales para la supervivencia y bienestar de las aves migratorias. El lema también subraya el hecho de que las aves migratorias forman parte de nuestro patrimonio natural compartido, y que dependen de una red de sitios distribuidos a lo largo de sus rutas migratorias para la cría, la alimentación, el descanso y la hibernación.
Este año 2020, como es habitual, la Sociedad Española de Ornitología (SEO), en esta ocasión en alianza con su socio en Portugal, la Sociedade Portuguesa para o Estudo das Aves (SPE), y por votación popular, ha elegido a la Codorniz Común, Ave del Año. Esta pequeña galliforme, de colores pardos, y frecuente en los característicos paisajes castellanos que conforman las zonas de cultivos herbáceos, cereales y praderas, ha obtenido cerca de 8.000 merecidos votos, ya que la península ibérica alberga la población de codorniz común más importante de Europa occidental y en España se encuentra el núcleo más importante; una especie que comparte muchas de las amenazas que sufre el medio rural y agrícola de la España Vaciada.
A través de la elección de esta especie, que todos tenemos en nuestro imaginario colectivo como característicamente cinegética junto a la perdiz, se visibiliza el declive de muchas especies, como la propia codorniz común por la alteración de los hábitats de los que depende, los efectos del cambio climático, y la insostenibilidad de ciertas prácticas cinegéticas como una inadecuada regulación de la media veda o la contaminación genética a causa de la suelta de codorniz japonesa o híbridos.
La provincia de Burgos, con sus más de 14.000 kilómetros cuadrados, lugar de encuentro de las cuencas hidrográficas del Cantábrico, Atlántico y Mediterráneo, y territorio dónde se desarrollan ecosistemas tan diversos como montañas, páramos, llanuras, riberas fluviales, cañones rocosos o humedales, entre otros, es un entorno idóneo para la presencia de gran variedad de diferentes especies de aves, que en ocasiones atraviesan nuestros cielos en sus migraciones, en otras nidifican o son invernantes en nuestros territorios y en gran parte de los casos son residentes de manera permanente en nuestro suelo.
La Red Natura 2000 de la Unión Europea incluye en territorio burgalés numerosas y valiosas Zonas de Especial Protección de las Aves, donde podemos encontrar algunas de las poblaciones más valiosas en espacios como el Cañón del Río Lobos, el Embalse del Ebro, las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, Humada y Peña Amaya, Monte Santiago, Montes de Miranda de Ebro y Ameyugo, Montes Obarenes, Sanbinares del Arlanza, Sierra de la Demanda o la Sierra de la Tesla y Valle de Valdivielso.
Quizás el ave más amenazada de la provincia de Burgos sea la Alondra Ricotí, una vulnerable ave esteparia cuyos hábitats están desapareciendo al mismo tiempo que se abandonan nuestros pueblos y las actividades pastoriles asociadas a los tradicionales rebaños de ovejas desaparecen. En la actualidad, en torno a una docena de parejas de esta singular ave de corte norteafricano sobreviven en los páramos que comunican las provincias de Burgos y Segovia, ligadas a estepas de matorral bajo, cada vez más infrecuentes. Una especie en torno a cuya protección se han conjurado amantes de los grandes espacios abiertos que conforman las estepas castellanas, a través de diversas actuaciones de las Fundaciones Alondra Ricotí y Oxígeno y de la Universidad de Burgos.
Un ave más entre las más de trescientas especies que se han descrito en la provincia de Burgos, que en este caso actúa de centinela, avisándonos de la calidad del medio ambiente, previniéndonos de la degradación de los hábitats y advirtiéndonos de la adopción de comportamientos incompatibles con la salud de los ecosistemas y del planeta.
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