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Víctor Alcalde en su estudio de tatuaje, Vértigo Tattoo, en Burgos. GLORIA DÍEZ
Tatuajes Burgos

El auge del tatuaje en Burgos: emprender en pandemia

Víctor Alcalde abrió su estudio de tatuajes, Vértigo Tattoo en agosto de 2021. Reconoce que a la incertidumbre de emprender se suma la de la pandemia de la covid-19. Pero el alto nivel de los tatuajes en Burgos y la confianza que le ha demostrado la gente son un aliciente en esta etapa

Martes, 28 de diciembre 2021, 07:05

Vértigo Tattoo abrió sus puertas en agosto de 2021 en el centro de Burgos. Se trata del estudio de tatuaje de Víctor Alcalde, un burgalés que no es novato en este arte. Cada vez es más habitual ver a personas con tatuajes, desde grandes ... hasta pequeños. Si antes se consideraba algo de 'jóvenes', la gente de más edad también se anima. Con ello, también ha cambiado la concepción de este arte.

Es por ello que los estudios de tatuaje aumentan en calidad y cantidad en las ciudades y Burgos es una de ellas. Vértigo Tattoo se sumó a la oferta en plena pandemia. Su propietario se arriesgó y parece que acertó. Alcalde explica la situación de emprender en pandemia y en este arte que, en medio de una crisis, no se considera de primera necesidad.

«A la incertidumbre personal se suma también el tema de la covid. A día de hoy creo que es cuando más estamos viendo sus consecuencias con la cantidad de comercios y negocios que han cerrado y la repercusión que ha tenido en el nivel adquisitivo de la ciudadanía. Esto hace que haya una preocupación por el futuro», reconoce Víctor Alcalde.

Estudio Vértigo Tattoo en Burgos. GLORIA DÍEZ

Adversidades

Este tatuador explica que el tatuaje es un «capricho, un artículo de lujo que para mucha gente supone un esfuerzo económico importante». Por ello, en una crisis a todos los niveles como la actual, la pregunta es si esto se aprecia en su trabajo. Apunta que algunos clientes sí demandan un cierto ajuste en el presupuesto, «para mí es normal. También existe la otra cara de la moneda. Hay clientes que quieren tatuarse porque les gusta lo que hago, se identifican con ello o por que quieren llevarlo y ni siquiera preguntan el precio».

A los problemas económicos se suman que mucha gente tiene miedo al contacto cercano con alguien en espacios cerrados debido a la covid-19. La limpieza y las medidas sanitarias siempre han sido fundamentales en los estudios de tatuaje. «Aquí la higiene es primordial», quiere transmitir este tatuador a la ciudadanía. «Recibimos inspecciones de sanidad que garantizan que seguimos las normas. Además, tenemos una formación higiénico-sanitaria obligatoria para ser tatuador profesional», recalca Alcalde. Todos los materiales utilizados están esterilizados o son desechados con cada cliente. «La higiene es extrema. Debido a la pandemia, la mascarilla es obligatoria en todo momento, así como el gel hidroalcohólico y el aforo limitado. La gente lo respeta mucho y colabora», añade.

Por ello, pese a las adversidades, el trabajo bien hecho transmite confianza a la gente. Así, Alcalde reconoce que a la gente no le está costando regresar a tatuarse. «Me he sentido muy arropado por la gente a la hora de acudir al estudio y cada día estoy más contento y agradecido de los clientes que vuelven y los clientes nuevos que confían en mí», apunta.

Regreso al trabajo

Este regreso a su actividad laboral ha sido un alivio para este tatuador, como para todos aquellos que durante el confinamiento más estricto tuvieron que estar parados. Alcalde reconoce que fue «duro» por la incertidumbre. «Los gastos y las facturas a los que hay que hacer frente y no tener ingresos suponen una preocupación. La ayuda que dieron a autónomos y el hecho de que la casera perdonase algo el pago, ayudó», recuerda. «Pero luego todo ha ido rodado al volver a la normalidad».

Y es que Burgos, según señala este tatuador, es «una buena ciudad para tatuarse». Añade que en Burgos hay «un nivel muy alto. Tatuadores que llevan muchos años y con mucha experiencia a sus espaldas. A mí me gusta que exista una competencia sana entre todos, te da un plus de motivación. En esta ciudad se abarcan todos los estilos de tatuaje y está muy bien que cada cliente acuda al tatuador que más se ajusta a sus necesidades», explica.

Cambio de concepción

Hace un tiempo, se informó de que la Guardia Civil había permitido los tatuajes para los agentes en la cara, manos, cabeza. La concepción que se tiene de los tatuajes ha cambiado. «Es una rama artística 'underground' que ha pasado de tener muy mala prensa a ser algo fácil y normal. Y más importante aún, ahora se valora la calidad artística», matiza este tatuador. Un menor con autorización de sus padres puede hacerse un tatuaje con rigor y cien por cien profesional, algo que hace 30 años era algo prácticamente inconcebible. «Hay en día todos conocemos personas que llevan tatuajes, aunque sea algo pequeño y discreto», añade Alcalde.

En un primer momento, él mismo se lo tomó como un juego. Desde niño le ha gustado dibujos y fue en la adolescencia cuando le empezó a llamar la atención el tatuaje. Estudió un grado superior sanitario, al no encontrar trabajo empezó a «juguetear con el tatu. Conseguí una máquina y lo justo y necesario para hacer un tatuaje conmigo mismo y unos cuantos amigos. Me enamoré de ello», reconoce.

En su entorno algunas personas lo veían como una «distracción», él mismo señala que es algo «normal al principio», pero cuando poco a poco fue avanzando «mis padres me veían feliz y me sentí muy apoyado. Sin ellos no habría llegado hasta aquí», reconoce.

Víctor Alcalde tatuando en su estudio de Burgos. GLORIA DÍEZ

Respeto por la profesión

Víctor Alcalde se encuentra cómodo y se divierte en el estilo tradicional, el tatuaje clásico, pero considera que es «muy importante saber desenvolverse en todas las peticiones de los clientes. Desde luego hay estilos muy complicados, donde se requiere de estudio y muchas horas de práctica». Eso sí, apunta que cuando uno domina bien un estilo «es mejor asesorarse e, incluso, recomendar otros tatuadores que meterte en algo que no controlas».

En su caso, ama la profesión, es capaz de identificar los trabajos de cada tatuador, «a veces ves gente con tatuajes de auténticos maestros de otras ciudades que según lo ves identificas de quien es y eso es un regalo para la vista».

Él aprende con cada tatuaje. Este es uno de los puntos que más le apasiona de su trabajo. Pero también conocer la historia de este arte, «me hace respetar la profesión». Resalta que es «muy bonito conocer gente nueva que quiera llevar un trocito de ti en la piel para siempre. Gracias a esta profesión he hecho muchos amigos y conocí a mi pareja. El tatuaje me lo ha dado todo», reconcoe.

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