Asalto viral en las dunas de Maspalomas

Todo comenzó con un vídeo promocional que publicaron dos jóvenes en su cuenta de Instagram, donde tienen cerca de 400 seguidores. En él, explicaban que tenían 1.000 euros para publicitar un concierto del DN7 Festival, que se celebrará el próximo 23 de marzo. Sin embargo, en lugar de invertirlos en hacer un anuncio al uso en redes sociales, en el que suele pedirse etiquetar a varios amigos y seguir a la empresa correspondiente, decidieron meter todos los billetes y esconderlos en algún lugar de la isla. Comenzaba así una búsqueda del tesoro que acabó haciéndose viral.

Tras el primer vídeo, llegaron otros tres, cada uno de ellos con una nueva pista sobre dónde se encontraba el premio. «Tres vídeos. Tres pistas. Mil euros», decían los convocantes.

Dicho y hecho. La mayor parte de los usuarios que siguieron este juego, lograron dar con la ubicación del tesoro: las dunas de Maspalomas. Fue en ese momento en el que todos ellos se acercaron a esta gigante playa, declarada hace dos décadas como espacio protegido, para cavar hoyos e intentar encontrar los 1.000 euros.

No es la primera y, seguramente, no será la última vez en la que un reto viral difundido en redes sociales provoca perjuicios ambientales. A pesar de ello, desde el Ayuntamiento de Maspalomas han abierto una investigación para poder determinar si los asistentes incurrieron en un delito ambiental y, en caso de serlo, llevar la denuncia a la Fiscalía. Mientras, los convocantes de esta búsqueda del tesoro han decidido eliminar todas las publicaciones tanto en Youtube como en Instagram.

Las dunas de Maspalomas, ubicadas al sur de la isla de Gran Canaria, fueron declaradas en 1987 como espacio protegida por primera vez. No fue la única. Siete años después, en 1994, el Gobierno de Canarias otorgó a la zona la categoría de Reserva Natural Especial.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El impacto humano y los distintos procesos urbanísticos a los que ha sido sometido han modificado la dinámica del viento y, con ello, han ido deteriorando esta paraje. Es tal el efecto negativo que han provocado, que, aproximadamente, 45.000 metros cúbicos de arena acaban en el fondo del mar.

Actualmente, las dunas están divididas en tres zonas delimitadas y señalizadas. Una de uso general, otra de uso restringido y otra de exclusión. El incumplimiento de las normas, es decir, el paso a los puntos en los que no está permitido el tránsito, supone poder sancionados. Esto significa que los turistas que acudan a este paraje deben transitar por los diferentes senderos que hay acordonados, pero no pueden salirse de los caminos.