Ardines falleció por asfixia y una fractura craneal

El cuerpo presentaba «lesiones defensivas en los antebrazos», así como los labios rotos, «debido a los golpes producidos o bien con los propios puños o con un objeto contudente y romo», explicaron sobre el informe de la atopsia.

A las preguntas formuladas por el abogado de Jesús Muguruza sobre si podrían determinar el número de personas que intervinieron en la agresión a Javier Ardines, los forenses explicaron que «desde el punto de vista médico no, no se puede determinar». Tampoco pudieron precisar si el autor o los autores del ataque supieron en el mismo lugar si habían matado a la víctima. «No se puede determinar si la persona o personas que cometieron la agresión supiesen si lo habían dejado vivo o muerto, pero sí que fuesen conscientes de que se había producido un daño importante y grave».

Una vez concluida la intervención de los peritos forenses, la sesión del juicio dio paso a las declaraciones de agentes de la Guardia Civil que realizaron informes técnicos, entre ellos los funcionarios del departamento de biología, quienes relataron que fueron detectados restos de ADN de la vícitma y también de A., la mujer con la que Javier Ardines había mantenido relaciones íntimas horas antes del crimen. El perfil genético de esa mujer fue localizado «en el coche y también bajo las uñas de Javier Ardines». Además, una mezcla de los perfiles de ambas personas fue hallada en la valla que interpusieron en el camino de la víctima, que supuestamente apareció allí por transferencia, si bien los guardias señalan que: «Nosotros no podemos determinar cómo llegó hasta allí, pero sí constatamos que estaba el ADN en el lugar».

Otro de los peritos que intervino fue el guardia civil que realizó el análisis del volcado de los datos de los dos teléfonos móviles de Javier Ardines y de su tablet. A las preguntas del abogado de Pedro Nieva, el supuesto inductor del crimen, explicó que «tenía bloqueados diez números de teléfono» entre ellos, a partir del 14 de agosto (dos días antes del asesinato), «los teléfonos de Katia y el que tenía guardado como Pedro Katia». Fue ese día cuando Pedro Nieva habría enviado la grabación en la que se ponía de manifiesto la relación entre Ardines y Katia a la familia de Javier Ardines.

Con la sesión de hoy concluyen las pruebas testificales y el jueves darán comienzo la lectura de las conclusiones de la partes: la fiscalía, la acusación particular y los cuatro abogados de las defensas. Los cuatro acusados afrontan una condena individual de 25 años de cárcel por el delito de asesinato.