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Se acerca el día de Reyes y la mayoría de los hogares españoles se han llenado ya de los clásicos roscones. Hoy en día se encuentran no solo en pastelerías y panaderías sino también incluso en supermercados. Pero, ¿Se trata de lo mismo? ¿Vale la ... pena pagar un poco más? ¿En qué debemos fijarnos para reconocer la calidad? «La oferta aumenta, pero también los ingredientes de dudosa calidad y las grasas poco recomendables», señala la organización de Consumidores. Estas son las claves que ofrece la OCU para orientar a los usuarios a la hora de escoger un roscón de Reyes.
Según la OCU, el roscón «original» se inventó en Francia y cumple estos requisitos:
- Masa pesada fermentada y horneada dulce.
- Sabor a cítricos: lleva ralladura de naranja/limón y agua de azahar.
- Decorado con almendras, fruta escarchada y azúcar.
- Sin relleno.
La variación más importante con el paso del tiempo ha sido el relleno, que primero fue de nata y últimamente de chocolate.
La OCU advierte de que la masa debe hacerse con mantequilla, y que se trata del punto más importante a la hora de elegir un roscón.
En las panaderías es habitual usar mantequilla, pero los que se venden en supermercados suelen recurrir al aceite de girasol u otros aceites vegetales poco saludables (coco, palma, palmiste...).
La masa del roscón tradicional es una masa fermentada, esponjosa, pesada y relativamente seca. Pero los gustos han cambiado y hoy en día es frecuente encontrar masas más ligeras, estilo bollo suizo.
El contenido medio de grasa en un roscón ronda el 12% (sube hasta un 20% si llevan relleno de nata). Una cifra moderada si la comparamos con la de otros dulces:
Croissant: 17% de grasa.
Bizcocho de leche: 20% de grasa.
Donut: 25% de grasa.
Ensaimada: 30% de grasa.
Si decides comprarlo con relleno, comprueba que la nata sea verdaderamente nata.
La OCU alerta de que muchos roscones no tienen un relleno 100% nata, sino un «mix vegetal» con aceites (coco, palmiste, palma), espesantes y texturizantes. Es un recurso que baja el precio del roscón, pero también su calidad.
Es fundamental que se decore antes de meterlo al horno con estos elementos:
Almendra: cruda para que se tueste durante el horneado. Se suele añadir en láminas, en bastoncitos o molida, pero debe quedar crujiente. Hay un truco para saber si tu roscón fue congelado: la almendra se queda blanda y rancia al descongelarse.
Fruta escarchada: la tradición ordena guindas y trocitos de naranja. La última moda prefiere calabaza (más barata que otras frutas) en láminas de vivos (y artificiales) colores rojos y verdes
Azúcar: se encuentra de diferentes maneras (suelto, en trocitos...).
Las diferencias de precio son enormes, pero para un roscón con nata estas son las referencias:
Pastelería tradicional: entre 40 y 60 euros el kilo.
Supermercado: se encuentran por menos de 15 euros el kilo.
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