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Expertos en seguridad vial convocados por la Fundación Mapfre han analizado este jueves en Madrid las posibilidades que ofrece el alcoholímetro antiarranque (también conocido como alcolock o interlock), un dispositivo que impide poner en marcha el motor del vehículo si detecta una tasa de alcoholemia superior a la permitida.
El alcolock analiza el aliento del conductor y si el resultado es positivo, el sistema inmoviliza el vehículo y registra el intento fallido. Además, y para evitar que otra persona sople en lugar del conductor ebrio, el aparato puede incorporar sistemas antifalsificación con reconocimientos de patrones de aliento.
Tal y como acordó la UE, todos los nuevos modelos de automóvil desde 2022 deben incorporar la preinstalación (o conexión) para poder instalar el alcoholímetro antiarranque, lo que en España es obligatorio desde el pasado mes de julio para las nuevas matriculaciones.
Pese a que los expertos creen que su implantación repercutiría positivamente en un descenso de los accidentes de tráfico y sus consecuencias, su uso no es obligatorio. De hecho, la instalación del sistema tiene un coste bastante alto, de entre 600 y 1.000 euros. En nuestro país hay empresas de transporte de viajeros, como Alsa, que lo han incorporado ya a 500 autobuses.
Fuera de España, países como Bélgica, Noruega o Suecia -punteros en materia de seguridad vial- utilizan el alcolock como alternativa a la retirada del permiso de conducción en el caso de profesionales que necesitan el vehículo para ganarse la vida, para conductores multireincidentes y como sustitutivo a las penas de privación de libertad por altas tasas de alcohol al volante.
0,2 Bajada de la tasa de alcohol
Este jueves, la Fundación Mapfre y el Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC por sus siglas en inglés) han celebrado unas jornadas en Madrid para debatir la aplicación en España de los dispositivos antiarranque a partir de la experiencia en los países que lo tienen en marcha.
En el encuentro se han puesto sobre la mesa los datos que relacionan el consumo de bebidas alcohólicas y la siniestralidad vial (el alcohol está presente en aproximadamente uno de cada tres fallecidos en las carreteras españolas), y se ha dado a conocer el funcionamiento del alcolock en el transporte comercial, en este caso en Noruega.
Las jornadas han contado con la participación, entre otros, de Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial de la DGT, Luis del Río, fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial o Jesús Monclús, director de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre.
Precisamente Monclús ha propuesto la puesta en marcha en España de un proyecto piloto «con quinientos o mil conductores» para analizar el funcionamiento del alcolock y su futura aplicación en nuestro país. «Nuestra propuesta es estudiar el alcance de este sistema y seguir promoviéndolo en autobuses escolares, transporte de viajeros, vehículos pesados, y como alternativa a la retirada del carné o la privación de libertad por delitos contra la seguridad vial«.
Monclús recordó que la reforma de la ley de Seguridad Vial, aprobada en 2021, ya contempla la incorporación del sistema en el transporte de viajeros, pero este apartado aún no se ha desarrollado en su correspondiente reglamento, por lo que hay empresas que lo han incorporado a sus flotas y otras todavía no.
En Bélgica, según Monclús, está tecnología se está utilizando con «buenos resultados« como alternativa a la retirada del carné de conductores profesionales y para reincidentes que dan positivo.
Por su parte, Álvaro Gómez, dijo que el Código Penal ya reconoce la posibilidad de utilizar el dispositivo como sustitutivo a las penas de privación de libertad, cuando una persona es condenada por conducir con altas tasas de alcohol. Pero es una posibilidad «que se utiliza poco», como ha apuntado el fiscal de sala de Seguridad Vial.
Gómez comentó sobre la efectividad de esta herramienta que en España estamos aún en una «fase de análisis». «Vamos a ver las posibilidades que ofrece y aprender de los países donde ya está funcionando. Alsa tiene instalado el dispositivo en 500 vehículos y ahí también podamos aprender cosas«.
La Dirección General de Tráfico (DGT), el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas trabajan en un proyecto para la retirada del permiso de conducir a aquellos conductores que presenten problemas de abuso de alcohol y sean reincidentes hasta que estén rehabilitados. «Ya el Reglamento de Conductores dice que tener abuso o dependencia supone haber perdido las aptitudes psicofísicas exigidas para conducir», ha explicado a Europa Press Álvaro Gómez, director del Observatorio Nacional de Seguridad Vial. Gómez ha indicado que si en cualquier proceso de renovación del permiso de conducción se detecta una adicción al alcohol, no se debe renovar el carné. La idea es que en personas con una alta reincidencia y a las que la autoridad sanitaria detecte una adicción, se instará a la retirada del permiso condicionada. Es decir, si posteriormente se pasa por un proceso rehabilitador y se supera, el conductor podrá recuperar el permiso.
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