Agricultores de Cuenca organizan patrullas nocturnas para evitar robos de viñas

En algunas parcelas se han llevado 1.500 cepas y en otras hasta 4.000, lo que supone un trastorno económico -cada vid cuesta cerca de un euro y medio- y abre una incertidumbre difícil de resolver al agricultor: si replantar o no por miedo a un nuevo robo. La mayoría de estas cepas se han subvencionado con los proyectos de reestructuración de viñedo de la Junta de Castilla-La Mancha con el objetivo de «mejorar la dimensión y la estructura productiva de las explotaciones vinícolas, su modernización agronómica en términos de reducción de costes y tecnificación, la regeneración varietal y, por tanto, la adaptación del sector al dinámico mercado vinícola», explican desde la Consejería de Agricultura.

Un programa que estos robos están desbaratando y que han empujado a decenas de agricultores de esta comarca a vigilar por las noches «para comunicar a la Guardia Civil cualquier movimiento sospechoso y disuadir con nuestra presencia a los amigos de lo ajeno porque es imposible colocar cámaras en explotaciones tan grandes», indica el viticultor Pedro Garrido. Los agricultores sospechan que los autores de estos robos «trafican» con sus viñas para trasladarlas a otras tierras «porque se llevan las plantas que nacen y material de emparrado que sólo sirve para plantarlas en otro lugar».