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Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Un total de 4.000 personas están diagnosticadas en Burgos y cada año se hacen 40.000 nuevos diagnósticos en nuestro país. Hoy en día se trata de una enfermedad para la que ya existen fármacos que frenan su progresión, pero no se trataba de una dolencia tan conocida hace 25 años. Justo hace un cuarto siglo empieza la historia de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Burgos (Afabur).
25 años de trabajo y dedicación a los afectados de Alzheimer de Burgos. Una ciudad que ha sabido devolver a la asociación su buen hacer. «Burgos ha sido siempre muy solidaria con Afabur», reconoce Eloísa Bellostas, presidenta de la asociación. Quizá este sea uno de los ingredientes para que la asociación goce de tan buena salud.
Por ello, este 21 de septiembre se vive un Día Mundial del Alzheimer con más intensidad que otros años en Afabur. Por el importante papel que llevan desarrollando durante los 25 años en la sociedad burgalesa. Lo es ahora, pero sobre todo, lo fue al principio de su historia, cuando no existía ninguna otra asociación dedicada al Alzheimer. «Casi no se conocía, era imparable, ahora se puede retrasar, es un gran avance», explica Bellostas.
Ella lleva más de 20 años al frente de esta entidad, de la que forma parte desde que inició su andadura. Pese a que ningún comienzo suele ser fácil, el de Afabur no fue especialmente costoso, según relata la presidenta. «El empujón que necesitábamos para empezar a rodar nos lo dieron desde el Rotary Club», explica. Además, el Ayuntamiento les cedió el local de la calle Loudun, que todavía ocupan.
Media docena de familiares de algunos afectados echaron a andar con las ideas claras. Querían dar servicios completos. Por ello, contaron con psicólogo, asistente social, enfermeros y auxiliares. «Siempre nos adelantamos a las necesidades», confiesa Bellostas. Y es que los tiempos cambian y hay que adaptarse. Por ejemplo, su última adquisición han sido unos ordenadores «por demanda de los usuarios». Y es que tal y como relata Bellostas, a los afectados por Alzhéimer «les gusta descubrir que lo saben hacer, les entretiene mucho».
Después llegaría el centro de día de San Julián. Y es que un solo espacio se les quedó pequeño. Con este centro llegó el autobús, otra gran mejora para los usuarios que vivían en las zonas más alejadas de la calle Loudun. Actualmente, también la asociación también tiene presencia en Briviesca, donde ofrece servicios de estimulación cognitiva y fisioterapia.
Bellostas reconoce que los años de crisis fueron los más complicados para la entidad. «Había familias que ya no estaba tan boyantes como antes, nos afectaba mucho; estamos aquí para ayudar no para amasar dinero».
En la actualidad, dan servicio a 200 personas, entre los dos centros de día de la capital y el local de Briviesca, más las visitas a domicilio. El objetivo no ha cambiado, sigue intacto en estos años: continuar dando el mejor servicio a todos aquellos que padecen la enfermedad, pero también aplacar el dolor de las familias.
De momento, todavía tienen por delante varias actividades en los próximos días con motivo del Día Mundial del Alzheimer.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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