Secciones
Servicios
Destacamos
En la presentación de un cómic sobre la vida de Amelia Tiganus, sobreviviente de la prostitución y activista, la ministra de Igualdad, Irene Montero, se ha reafirmado en su objetivo de regular la prostitución, en vez de abolirla, como propone la vicepresidenta Carmen Calvo. Al ... hablar por primera vez de este nuevo choque de perspectivas entre ambas, primero con la 'ley trans' y ahora con la prostitución, Montero se ratificó en la idea de combatir el comercio sexual sin penalizar al prostituidor. «Tenemos muchas herramientas para poder cambiar las cosas y luchar contra la explotación sexual», sostuvo. «La clave para desincentivar la demanda no es punitiva, pero sí con la educación sexual. La extrema derecha pone atención en el 'pin Abascal' o parental para boquear la educación afectiva y sexual».
En el acto también participó la directora del Instituto de las Mujeres (antiguo Instituto de la Mujer, en singular), Beatriz Gimeno. En su último acto dentro del ministerio, debido a que se suma a la candidatura de Pablo Iglesias por Madrid, Gimeno se dirigió a su hasta ahora jefa: «Hay cierta contradicción en que la legislación europea hable de reducir la demanda, pero luego no termina de querer acabar con la prostitución. No la ataca pero preconiza que se debe reducir la demanda. ¿Como la vives?».
«Tengo miedo, como otras muchas veces en mi vida», respondió Montero. «A veces los actos políticos dan medo, pero hay que mirarlos de frente». Aunque sin referirse abiertamente al anuncio de Calvo de buscar consenso político para redactar una ley integral contra la prostitución, Montero se mostró en contra de la abolición de la prostitución. Lo hizo por omisión, al referirse a las leyes para perseguir la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y la tercería locativa (dueños de bares y pisos), pero no al acto de prostituirse: «Hay que partir de que la explotación sexual y la trata con fines de explotación sexual son una forma gravísima de violencia contra las mujeres».
Como en otras ocasiones, recordó que fue el PSOE el que eliminó el delito de la tercería locativa, «dejando de penar a los que se lucran», lo que comenzó «un fuerte abandono institucional», y le siguió el PP con «una reforma del código penal que reconoce que la explotación de las mujeres queda impune». En su planteamiento la educación sexual en las aulas, que se incluiría en leyes a reformar como la del aborto, se complementaría con «campañas de sensibilización», un plan de «reinserción sociolaboral», acceso al Ingreso Mínimo Vital y «mecanismos de reparación».
Sin embargo, la ministra recibió la réplica cortés de la activista Amelia Tiganus, la protagonista de la historia del libro -del que Igualdad ha adquirido 2.000 copias para repartir en bibliotecas escolares- y reconocida discípula de Gimeno. «Los puteros deben recibir un castigo», le dijo en su turno de palabra. «La prostitución no es un concepto, sino los puteros con sus prácticas y lo que ocurre dentro de los prostíbulos, que cada vez es más denigrante y violento», dijo quien fue víctima de explotación sexual desde los 18 hasta los 23 años. «La educación afectiva y sexual es importante para todo, incluso para que la mujer disfrute de su vida sexual».
Le contestó Montero, siempre con una sonrisa: «Nos tenemos que reafirmar en la educación afectivosexual. En España ya es legal multar a los puteros, pero creo que una de las bases (para evitar la explotación sexual) es la educación. No sólo contra los proxenetas y la impunidad de los proxenetas, sino por los derechos de las mujeres». Pero Tiganus replicó: «Multar a los puteros es algo. Los hombres tienen que entender que no pueden pagar por acceder al cuerpo de una mujer. No se puede depender del billete que a unos les sobra y a otras les falta. La ley y las multas educan más que nada».
Y finalizó, refiriéndose a la propuesta de una ley de trata, propuesta por Montero: «No estamos de acuerdo con estas medidas tomadas por fuera de una ley integral abolicionista. Los modelos prohibicionistas buscan que no se vea la prostitución. Pero no tienen que ver con los derechos humanos sino con un tema de moral. Los parches no ayudan, sino que crean una opinión pública que diga que ya tenemos una ley contra la violencia sexual, que incluye la tercería locativa. Pero con una ley sola no se soluciona nada».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.