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Reuters
El año más mortífero en las rutas migratorias hacia España supera los 10.000 muertos

El año más mortífero en las rutas migratorias hacia España supera los 10.000 muertos

Al menos 131 cayucos que eran monitorizados por la ONG Caminando Fronteras desaparecieron en el mar sin dejar rastro. La media es de 30 muertes al día en la frontera occidental con África

Jueves, 26 de diciembre 2024, 11:45

Un cayuco con 150 personas salió de Senegal para llegar a España, pero el 26 de octubre de este año daba una alerta. El bote iba a la deriva y se dirigían «hacia el oeste, a mucha distancia de la costa, donde estas embarcaciones desaparecen», indica el informe 'Derecho a la vida 2024' del observatorio Caminando Fronteras. Dos días tardaron España y Marruecos en coordinar la operación de rescate. Básicamente, en decidir quién se hacía cargo. El 29, se sumó Mauritania, pero ninguno de los tres países había contactado con los náufragos, que llegaron el día 31 a la costa africana, empujados por las corrientes, sin que les rescatara nadie. En esos días de espera habían muerto 28 personas. Llegaron de vuelta 122. En el barco había dos cadáveres. Los demás cuerpos fueron arrojados por la borda.

En 2024 los mares entre Europa y África se convirtieron en una fosa común, con 10.457 personas de 28 nacionalidades fallecidas, entre ellas 421 mujeres, según datos de la ONG. Los peores meses fueron abril y mayo. «Se observa un aumento (de fallecidos) de más del 58% respecto al año anterior. Si el promedio diario de 2023 era de 18 víctimas, en 2024 la media sube a 30 personas al día», indican.

De todas, «la ruta Atlántica hacia las islas Canarias continúa siendo la más letal a nivel mundial». Las cifras en ascenso se deben al «notable aumento en las salidas desde Mauritania», país que aportó siete de cada diez embarcaciones. «Las zodiacs, llamadas así por las personas migrantes, son extremadamente frágiles y muy peligrosas para navegar en el Atlántico, donde las condiciones marítimas son más severas que en el Mediterráneo», prosiguen.

Ecos de socorro

De una de ellas escapó una voz, registrada en el reporte: «Nos hundimos, una de las gomas está totalmente desinflada, hay gente ya en el agua, les sostenemos para que no se separen de la embarcación (…). Llevamos horas comunicando, ya tenéis la posición, ¿por qué no viene nadie? Hemos llamado a todos (…) No vamos a aguantar más, nos iremos todos al fondo». Este año Caminando Fronteras registró 131 casos similares, que luego desaparecieron sin dejar rastro.

Las principales rutas son tres. La mauritana, la de Senegal-Gambia y la mediterránea. En la primera, que es la de mayor movimiento, partieron «embarcaciones neumáticas mixtas con personas magrebíes y subsaharianas en tránsito la mayoría, provenientes de África occidental». Zarpaban cada vez más alejados de las Canarias, su objetivo, lo que hizo que aumentaran las tragedias de «manera significativa» a finales de este año.

La ONG también documentó que tres de los sucesos ocurrieron por «situaciones de violencia en las embarcaciones, provocadas por las condiciones extremas en las que se encontraban estas personas y derivaron en naufragios que costaron la vida a 47 personas». En este itinerario se constataron 110 «tragedias con 6.829 víctimas y 79 embarcaciones totalmente desaparecidas».

La segunda ruta, que parte de las costas de Senegal y Gambia, disminuyó «de forma considerable desde 2023», con menos tráfico la primera mitad del año. Aquí hubo 2.127 víctimas y ocho embarcaciones naufragadas.

Incluso a nado

La tercera, la que cruza aguas del Mediterráneo, sí repunta, con nuevos trayectos, como la que busca llegar a las islas Baleares, «la zona más peligrosa de la ruta», en vez de dirigirse al Mediterráneo central desde Argel. «La consolidación de la ruta balear también ha viso aumentar la llegada de infancia migrante a las islas, con perfiles de adolescentes que viajan solos, pero también con niños y niñas de corta edad en su mayoría acompañados de sus madres», afirma el estudio, que suma 517 víctimas y 26 barcos perdidos.

Otra travesía dentro del Mediterráneo es la del Estrecho, en la que «muchos de los jóvenes y adolescentes proceden del norte de Marruecos» y que escuchan el llamado de cruzar a Europa, debido a que «las redes sociales juegan un papel importante». «Los cruces son muy peligrosos y se realizan incluso con flotadores improvisados, en el mejor de los casos, los jóvenes y adolescentes usan trajes de neopreno. Las muertes están fuertemente relacionadas con los medios tan precarios utilizados». En este tránsito, hubo 110 víctimas, de las que la quinta parte eran menores.

Por último, tratando de arribar a Alborán murieron 73 personas, debido a la «gran precariedad y desprotección» de los que lo intentaban. La ONG asegura que muchas de estas vidas no se salvaron por la «omisión al debido socorro» y la «estigmatización» y «criminalización» de las víctimas cuando tratan de llegar a Europa.

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