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El Hereda San Pablo Burgos consiguió hoy una sufrida victoria frente al Cáceres Patrimonio de la Humanidad en un partido muy disputado que no se resolvió hasta los últimos compases. La falta de continuidad en el juego y las desconexiones en los primeros compases de ... cada cuarto lastraron el juego del cuadro azulón, que acabó echando mano de las individualidades para recuperar la sonrisa ante un Cáceres que no se dio por vencido en ningún momento.
Cáceres Patrimonio de la Humanidad
Bercy (14), Cepukaitis (4), Pablo Sánchez (4), Bracey (13), Hasbrouck (19) -quinteto inicial-; Lafuente (5), Olaizola (9), Borovnjak (2), Dani Rodríguez (7), Toledo (-) y Vasileiadis (10).
87
-
95
Hereda San Pablo Burgos
Thomas (9), Van Zegeren (9), Alex López (5), Carlos Suárez (10), Rupnik (7) -quinteto inicial-; San Miguel (8), Barrera (17), Corbalán (9), Kouzeloglou (-), Mahalbasic (9) y Norelia (12).
Cuartos: 22-17, 16-23 (38-40) -descanso-; 22-26 (60-66), 27-29 (87-95).
Árbitros: Víctor Mas Cagide, María Ángeles García Crespo e Imanol Diez Felipe.
Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo octava jornada de la LEB Oro disputado en el pabellón Multiusos de Cáceres.
Acudía el San Pablo a Cáceres con la intención -y necesidad- de demostrar que era capaz de mucho más de lo que demostró el pasado miércoles frente al Bueno Arenas Albacete. Sin embargo, el cuadro azulón repitió parte de los errores cometidos de inicio días atrás, saltando al parqué con una intensidad y concentración por debajo de la de su rival, un Cáceres Patrimonio de la Humanidad que no tardó en hacerse dueño del encuentro.
Sin Obi ni Kacinas, y con un Rupnik tocado, la fragilidad defensiva, sumada a la precipitación en el lanzamiento y a la debilidad en el rebote condenaron al San Pablo en los primeros compases, en los que vio cómo regresaban algunos de los fantasmas que ya han asolado al cuadro burgalés a lo largo de la temporada. Un triple de Bracey permitió a al Cáceres ponerse siete arriba mediado el cuarto (13-6), mientras Curro Segura movía el banquillo buscando alternativas. Unas alternativas que no terminaban de aparecer al margen de algún chispazo de un enérgico Norelia.
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Gabriel de la Iglesia
El tiro exterior estaba siendo desastroso y el San Pablo cerró el cuarto 5 abajo (22-17). El escenario, sin embargo, cambió en el segundo acto, no tanto en sensaciones como en resultados. Y es que, ante la nula efectividad en el triple, el cuadro burgalés reforzó su juego interior, con Mahalbasic y Norelia aportando buenas actuaciones. Esa circunstancia, unida a una sensible mejoría en la defensa, comandada por San Miguel, permitió al San Pablo reaccionar.
Aún se estaban viendo demasiadas desconexiones y algo de ansiedad en la selección de lanzamiento, pero el cuadro azulón encadenó tres minutos de buen baloncesto para poner un parcial de 0-10 y dar la vuelta al marcador (27-32).
El partido entró entonces en una dinámica de intercambio de golpes, que el San Pablo pudo aprovechar para abrir brecha, pero que al final permitió al Cáceres mantenerse en partido gracias a dos triples consecutivos de Hasbrouck (35-37). Esos dos lanzamientos, unidos a una mala elección en el último ataque privaron al San Pablo de una renta mayor antes del descanso (38-40).
Una renta que se desvanecería a las primeras de cambio tras el paso por vestuarios gracias al acierto del Cáceres desde la línea exterior. Cuatro triples casi consecutivos de Bercy, Bracey y Hasbrouck volvieron a sacar las vergüenzas de salida al San Pablo. Tuvo que ser Mahalbasic quien rompiera la dinámica desde la línea de 6,75.
A partir de entonces, Norerlia y Van Zegeren se hicieron fuertes en la zona, el San Pablo mejoró su intensidad defensiva y comenzó a encontrar los triples que hasta ahora no había localizado. Thomas y Barrera empataban el choque de nuevo mediado el cuarto (57-57) y el cuadro burgalés estiraba el chicle con un Corbalán intermitente, pero desatado cuando encontraba el camino.
Gracias a ese arreón, el San Pablo cerraba el cuarto con seis de ventaja (60-66), una diferencia totalmente insuficiente como para estar tranquilos, sobre todo teniendo en cuenta que la salida a pista volvió a lastrar a los de Segura (65-66).
El cuadro burgalés seguía jugando de manera muy intermitente, sin llegar a encontrar la continuidad necesaria para matar el choque. Aún así, seguía dominando el electrónico gracias a la calidad individual y los chispazos puntuales de varios de sus hombres, como Carlos Suárez, que sin apenas minutos sobre el parqué acabaría siendo decisivo.
Fue él quien cortó el arreón inicial del Cáceres con un triple y fue él quien acabó decidiendo el choque a falta de 22 segundos con otro triple balsámico cuando peor lo estaba pasando el cuadro burgalés (87-92).
Al final, los tiros libres permitieron dar mayor seguridad al San Pablo, que consiguió recuperar la sonrisa a base de sufrimiento, pero que presentó una imagen tamizada por demasiados grises.
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