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Renfroe intenta penetrar ante la defensa de Dani Pérez y Bako. Susanna Sáez/EFE
San Pablo Burgos

Paco Olmos tampoco encuentra la tecla en el San Pablo Burgos

Los burgaleses suman otra contundente derrota, en esta ocasión contra el Manresa, y siguen sin tocar fondo

Álvaro Muñoz

Valladolid

Domingo, 30 de enero 2022, 18:53

Otro entrenador que no encuentra la tecla correcta del Hereda San Pablo Burgos. Primero fue Tabak, luego Maldonado y ahora Paco Olmos. Este último, que llegó hace 15 días, solo conoce la derrota con su nuevo equipo. La quinta, este domingo. Y ya no ... es solo eso. Lo peor son las sensaciones del equipo, que esta tarde ni plantó cara al Manresa. Flojos en ataques y desaparecidos en defensa, con grandes carencias en el rebote defensivo. Mucho trabajo tiene por delante Paco Olmos con un equipo que parece no haber encontrado aún el fondo.

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BAXI Manresa

Dani Pérez(6), Thomasson(15), Valtonen(-), Bako(12), Moneke(17) -cinco inicial- Francisco(9), García(3), Rafa Martínez(5), Vaulet (6), Maye (4), Sima (12), Steinbergs (4).

93

-

68

Hereda San Pablo

Renfroe(5), Nikolic (5), Dani Díez(8), Eddie(13), Nnoko(10) -cinco inicial- Kullamaee (10), Rabaseda (4), Gamble (11), Salash (2), Queeley (-).

  • Parciales: 25-15; 24-17; 19-20; 25-16.

  • Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Sergio Manuel y Roberto Lucas.

  • Incidencias: Partido correspondiente a la vigésima jornada de la Liga Endesa disputado en el Nou Congost ante 4230 espectadores.

Tres minutos fueron suficientes para ver la realidad del Hereda San Pablo Burgos está temporada. Pérdidas en ataque, debilidad en el rebote y facilidades al rival para que anotaran. Tan solo el acierto de Dani Díez y de Eddie hacían que los azulones no dieran el partido por perdido en los primeros compases.

Enfrente estaba una de las revelaciones de la temporada. Un Manresa fraguado a fuego lento, que, por momentos, recordaba al Hereda San Pablo de la pasada campaña. Ni con los dos bases en pista servían para que el juego fuera más fluido.

Parecía que era más efectiva la defensa en zona, pero la sangría en el rebote defensivo castigaba excesivamente a los de Olmos. Más de uno se acordaba de Kravic, que esta semana ha puesto rumbo a Málaga.

De hecho, un parcial de 7-0 terminaba de golpear a los burgaleses. Una diferencia a la que no supieron meterle mano, con un +10 para los catalanes tras los primeros diez minutos (25-15).

Copiar y pegar

Y el segundo cuarto fue un 'Control+C, Control+V' del primero. El Manresa seguía más que cómodo en su pista. Era cuestión de administrar la ventaja del inicio del encuentro. Los burgaleses no daban con la tecla, como se viene viendo toda la temporada. Tan solo sirvió para que Kullamaee demostrase que tiene puntos en su muñeca en el lanzamiento exterior. Le tocará coger más galones desde el perímetro si no llega una ametralladora desde el triple en los próximos días.

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Mientras Thomasson se iba a los 11 puntos, su equipo mantenía esos plácidos diez puntos de ventaja. El San Pablo iba a arreones, alternando escasos momentos lúcidos, con despistes defensivos.

Y con el paso de los minutos, la cosa se complicó aún más. Renfroe cometía su tercera falta y le mandaba al banquillo, a la par que el juego interior de los burgaleses seguía sin funcionar. Pero esto ya no es novedad esta temporada. Da igual que saltasen a la cancha a principio de temporada los ya cortados Zack, Braimoh o Dalton, que los nuevos integrantes Nnoko, Gamble o Eddie. Existe una carencia grande en la pintura por mucho que se haya tirado de chequera para traer a algún jugador o para zanjar viejos contratos.

Los brazos en jarra de Paco Olmos en algún momento del encuentro lo decía todo, sobre todo cuando su equipo se iba con un -17 (49-32). Era el reflejo de lo que padecía el equipo este domingo y el resto de campaña.

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Mejoró porcentajes el San Pablo en la segunda mitad. Tampoco era muy difícil. Pero eso sirvió para que los burgaleses se engancharan al partido. Era, por los menos, otro equipo. Eso sí, la defensa seguía penalizando a los de Olmos.

Se vieron los mejores de Nnoko con la camiseta burgalesa, pero su poderío tampoco servía para bajar la diferencia de los diez puntos. De hecho, otro arreón del Manresa, que por momentos parecía que jugaba con las ilusiones burgalesas, se iba hasta los 20 de ventaja. Y en ese mar en calma navegaba el Manresa. 68-52, a falta de diez minutos.

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Y del último cuarto, lo mejor para los burgaleses, fue el bocinazo del final. Ni tímida reacción.

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