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El San Pablo sumó hoy su séptima victoria de la temporada tras superar con claridad (77-60) al Unicaja de Málaga en un partido dominado de principio a fin por los hombres de Peñarroya. Tras un inicio marcado por las dudas de unos y ... otross, el cuadro burgalés, sustentado por un gran juego coral, supo aprovechar los errores rivales para encarrilar el encuentro antes del descanso. A partir de ahí, la gestión del partido de los azulones fue perfecta.
San Pablo Burgos
JP Tokoto (9), Earl Clark (5), Bruno Fitipaldo (12), Vitor Benite (13), Augusto Lima (7) -quinteto inicial- Marc García (-), Alex Barrera (3), Javi Vega (-), Miquel Salvó (-), Thad McFadden (9), Ferran Bassas (7) y Oliver Stevic (12).
77
-
60
Unicaja Málaga
Deon Thompson (13), Axel Toupane (3), Josh Adams (8), Frank Elegar (2), Adam Waczynski (-)- quinteto inicial - Jaime Fernández (8), Aleksa Avramovic (-), Alberto Díaz (8),Melvin Ejim (5), Rubén Guerrero (1), Carlos Súarez (10) y Volodymyr Gerun (2).
Cuartos: 17-13, 43-27; 63-47, 77-60.
Árbitros: Luis Miguel Castillo, Francisco J. Araña y Raúl Zamorano.
Incidencias: Partido correspondiente a la undécima jornada de la Liga Endesa disputado en el Coliseum ante 9.398 espectadores.
El choquese antojaba clave para los intereses a medio plazo del San Pablo, que quería volver a sentirse superior tras las dudas atravesadas hace unas semanas. Unas dudas que amenazaban al cuadro burgalés con la posibilidad de desaprovechar el increíble inicio de temporada pero que parecían haber desaparecido en las últimas jornadas, en las que el cuadro azulón había vuelto a mostrar su poderío.
Además, el partido se preveía especial por el debut con la camiseta azulona de Oliver Stevic, que acabó el choque con la máxima valoración (19) gracias a su gran rendimiento en el rebote, y por el regreso de Deon Thompson a la que fue su casa. El pívot norteamericano, de hecho, se alzaba como una de las grandes bazas de un Unicaja que se presentaba en el Coliseum con el objetivo de seguir mirando hacia arriba en la clasificación.
Sin embargo, fue el San Pablo el encargado de dominar la situación desde los primeros compases. Fitipaldo abría el marcador con una cómoda bandeja y, a partir de ahí, los hombres de Peñarroya fueron siempre por delante en el marcador en un partido que tardó mucho en arrancar.
De hecho, el choque desembocó rápido en una suerte de cúmulo de errores en ambas zonas. Y no precisamente por el buen concurso defensivo de unos y otros, sino mas bien por demérito ofensivo. Quizá, el mejor ejemplo posible para ilustrar esa falta de acierto fuera la estadística de tiros libres del San Pablo. Cero de cinco en el primer cuarto.
Y aún así, el cuadro burgalés no dejó escapar sus rentas por una simple razón: el Unicaja cometió aún más errores, con un acierto de apenas el 28% en tiros de dos y del 22% en tiros exteriores.
Los pírricos guarismos del Unicaja permitieron al San Pablo cerrar el primer cuarto cuatro arriba (17-13) sin hacer grandes alardes más allá del canastón de McFadden sobre la bocina.
A partir de ahí, el San Pablo no hizo sino ir a más, mejorando su efectividad anotadora y ganando la batalla del rebote en ambas zonas. Así, el cuadro burgalés fue incrementando su ventaja en el segundo cuarto merced a varias recuperaciones y un gran juego coral. Solo la línea de libres se les resistía a los hombres de Peñarroya, que consiguieron desarbolar al cuadro malagueño en el segundo cuarto para imponer ventajas que se dispararon hasta los 15 puntos (37-22) tras un espectacular mate de Tokoto. Y eso a pesar de la técnica que el trío arbitral señaló minutos antes a Javi Vega
Casemiro paró el partido en dos ocasiones, pero el Unicaja no daba con la tecla, con un juego gris y errático, en el que ni siquiera Thompson parecía destacar. Así, el San Pablo consiguió marcharse al descanso con una ventaja de 16 puntos (43-27) tras otra canasta sobre la bocina de McFadden.
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BURGOS conecta
Lejos de cambiar el signo del choque, el paso por vestuarios no hizo sino ratificar las dinámicas de unos y otros. Cierto es que el Unicaja dio un paso al frente comandado por Adams y Carlos Suárez, pero el cuadro malagueño seguía lastrado por sus errores, a menudo no forzados. Dos triples en los primeros compases sirvieron para que el San Pablo asentara su ventaja ante un Unicaja algo más centrado, pero todavía demasiado gris en algunas facetas, como el rebote ofensivo y, sobre todo, los lanzamientos en zona. Solo algún ramalazo puntual parecía sostener a los de Casemiro, que consiguieron cerraron el tercer cuarto con un triplazo sobre la bocina de Jaime Fernández.
Aún así, el 63-47 con el que arrancó el último y definitivo cuarto invitaba a la confianza para la parroquia local. Una confianza que no se soliviantó ni siquiera en los primeros compases, en los que el San Pablo se atascó en ataque, con apenas dos puntos en cinco minutos. Y es que, Fitipaldo se encargó de disipar cualquier duda con un gran triple mediado el cuarto que volvía a poner en el marcador una ventaja de 19 (69-50).
Esa canasta pareció terminar de decantar el choque, ya que, a pesar de que el Unicaja remó espoleado por Díaz y Thompson, el San Pablo supo gestionar su ventaja, aportando tranquilidad a su juego y cerrando el choque definitivamente (77-60).
Con esta victoria, el cuadro burgalés da un paso muy importante y muestra sus credenciales para pelear por la zona noble de la clasificación.
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