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El San Pablo estará de nuevo en la final a ocho. Ricardo Ordóñez

El San Pablo estará en la final a ocho de la Champions

El cuadro burgalés se toma la revancha frente al Igokea y certifica su clasificación para la próxima ronda | Se jugará el primer puesto del grupo con el Lenovo Tenerife

Jueves, 1 de abril 2021, 20:20

El Hereda San Pablo Burgos certificó hoy su clasificación para la final a ocho de la Basketball Champions Leaguie tras superar con solvencia al Igokea en el segundo de los partidos disputados frente al equipo bosnio esta semana. Un tremendo trabajo defensivo permitió a ... los hombres de Peñarroya llevar en todo momento la manija del encuentro, manteniendo cómodas ventajas frente a un Igokea que apreció haber sufrido más la acumulación de partidos en el aspecto físico.

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Hereda San Pablo

Kravic (16), Rivero (8), Rabaseda (5), Renfroe (10), benite !19) -quinteto inciail; Barrera (3), Queeley (-), Salash (8), Infante (-), McFadden (7), Sakho (-), Horton (7).

83

-

71

Igokea

Ilic (4), Clemmons (19), Carmichael (2) Atic (5), Josilo (-) -quitento inicial-; Grey (15), Talic (12), Pot (5), Jovanovic (9), Simanić (-), Fundic (-).

  • Cuartos: 29-17, 17-12 (descanso); 20-19, 17-23 (fin del partido).

  • Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la segunda fase de la Basketball Champions League disputado en el Coliseum a puerta cerrada.

El San Pablo parecía haber aprendido la lección del pasado martes y consiguió llevar al Igokea a su terreno desde el principio, defendiendo a la perfección el juego interior del conjunto bosnio y desplegando un ataque muy fluido. Un inicio fulgurante, con Rabaseda como principal protagonista, permitió al cuadro burgalés poner las primeras ventajas en el marcador (12-3), obligando al Igokea a parar el tiempo para intentar tapar las vías de agua.

El conjunto bosnio, incapaz de desarbolar el planteamiento defensivo del San Pablo, apostó por el lanzamiento exterior, con un Clemmons especialmente inspirado. Sin embargo, la apuesta no era suficiente. Por cada lanzamiento liberado del rival, los hombres de Peñarroya disfrutaban de dos o tres gracias a los robos y las transiciones.

En ese escenario, la ventaja del San Pablo no hacía sino incrementarse a medida que avanzaban el tiempo. A falta de un minuto para el final del cuarto, Barrera se levantaba desde el perímetro para poner la máxima ventaja en el marcador (29-12), pero el Igokea respondía sobre la bocina con otro triple (29-17).

Gran defensa

Algo más errático entró en el segundo cuarto el San Pablo, cuyo juego ofensivo notó por momentos la ausencia de Renfroe. Aún así, el concurso defensivo de hombres como Kravic, Rivero y Rabaseda permitió al cuadro burgalés mantener la tensión competitiva, dejando pocas alternativas al Igokea dentro de la zona. A pesar de ello, a Peñarroya no le terminaba de convencer lo que estaba viendo y mediado el cuarto llamaba a capítulo a los suyos para intentar frenar de raíz cualquier intento de reacción.

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La charla pareció cundir efecto y el San Pablo recuperó su tensión ofensiva. A falta de un minuto, Benite ponía la máxima ventaja en el marcador (46-26), pero de nuevo, el conjunto bosnio recortaba diferencias con un triple sobre la bocina de Talic (46-29).

El guión se repitió tras el paso por vestuarios. Y es que, el San Pablo regresó a pista en el tercer cuarto con un punto menos de intensidad que su rival. Los de Peñarroya, menos acertados que de costumbre desde el perímetro, comenzaron a fallar en sus transiciones y dar espacios al Igokea, que empezó a remar poco a poco. Sin embargo, poco tardaría el conjunto burgalés en recuperar su concentración y mejorar sus prestaciones. Un triple de Benite mediado el cuarto (57-38) despertaba definitivamente a sus compañeros, que a partir de entonces no bajaron el ritmo.

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De hecho, y a pesar de que el Igokea mejoró sus guarismos, el San Pablo mantuvo en todo momento su superioridad en el rebote y las recuperaciones, lo que le permitió mantener distancias más que interesantes.

Así, el partido encaró el último y definitivo cuarto con el cuadro burgalés 18 arriba (66-48), una diferencia muy cómoda como para afrontar con garantías el arreón final. Y eso es precisamente lo que pasó. El partido, que por momentos se convirtió en un correcalles, parecía ya definido desde los primeros compases a pesar de que el Igokea, más enchufado en el juego ofensivo, intentó la épica. No fue posible. Los de Peñarroya, que perdieron a McFadden por lesión, sabían lo que se jugaban y no bajaron el listón hasta cerrar una victoria clave para su aspiraciones continentales.

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