El San Pablo despierta del sueño egipcio

El partido se puso cuesta arriba para los intereses del cuadro castellano a las primeras de cambio. Y es que, el Flamengo salió a la pista muchísimo más enchufado que los burgaleses. Los hombres de Paco Olmos volvieron a mostrar una versión muy pobre de su potencial, viéndose superados desde el primer minuto por un Flamengo mucho más cómodo sobre el parquet.

El triple con el que Brandon Robinson inauguró el electrónico para los brasileños fue una suerte de señal de lo que estaba a punto de acontecer. A raíz de esa canasta, el Flamengo se liberó, buscó las costuras del San Pablo e hizo sangre, ajusticiando desde la línea exterior con lanzamiento muy liberados y tensionando la defensa para bloquear cualquier capacidad ofensiva del San Pablo.

Además, a los brasileños les entró prácticamente todo durante el primer cuarto, mientras el San Pablo se ahogaba en un mar de pérdidas y lanzamientos precipitados que no encontraron aro. En definitiva, una tormenta perfecta que culminó con un 12-25 al final del cuarto a pesar de que Olmos llamara a capítulo a los suyos mediado el acto.

El Flamengo estaba siendo superior al San Pablo en todos los frentes, con Olivinha y Martínez totalmente desatados desde la línea exterior, y aunque el cuadro burgalés pareció reaccionar al inicio del segundo cuarto al ritmo de Gamble, que se hizo fuerte en el poste bajo, el Flamengo no levantó el pie del acelerador, aprovechando cada pérdida rival para buscar a sus tiradores y hacer sangre.

Otros dos triples (8 de 13 en la primera mitad) volvieron a lanzar al Flamengo antes del descanso ante un San Pablo demasiado gris, que jugaba a trompicones y sin una dirección clara. Ni siquiera la línea de libres parecía ser capaz de cambiar el panorama que poco a poco se iba dibujando en el Hassan Moustafa Sports Hall de El Cairo. De hecho, el Flamengo enfiló el túnel de vestuarios con la máxima ventaja cosechada hasta el momento (29-45).

A la vista de lo acontecido durante la primera mitad, al San Pablo no le quedaba más remedio que cambiar radicalmente su imagen, tanto en defensa como en ataque. Demasiadas concesiones ante un rival que jugaba a favor del viento.

Sin embargo, el guión del choque cambió poco tras el descanso. Cierto es que el San Pablo regresó a la pista algo más acertado, sobre todo en la faceta ofensiva, pero los hombres de Olmos se mostraron incapaces de frenar el juego exterior del Flamengo. Lucas Martínez se unió a la fiesta con tres triples prácticamente consecutivos, mientras los buragleses marraban lanzamientos liberados y dejaban escapar varios rebotes.

Olmos ordenaba defensa en toda la pista y el cuadro burgalés recortaba tímidamente la ventaja, pero Balbi ajusticiaba a los burgaleses con dos canastones en un abrir y cerrar de ojos y Robinson anotaba otro gran triple sobre la bocina para dejar el partido enfilado a falta de la disputa del último cuarto (49-65).

Sólo una espectacular reacción por parte del San Pablo conseguiría cambiar el destino de un choque que parecía ya encarrilado, pero, de nuevo, los de Paco Olmos se ahogaron en un mar de pérdidas y falta de acierto ofensivo. Mediado el cuarto, y en plena vorágine en busca de la épica, Philip anotaba un triple, pero lo hacía tras cuatro lanzamientos consecutivos de sus compañeros. Ese, quizá, fue el mejor ejemplo de lo acontecido durante todo el choque sobre la pista. No en vano, el cuadro burgalés acabó el choque con un paupérrimo acierto del 20% en tiros exteriores. Y eso a pesar de que en los últimos compases entraron un par de ellos.

Con esas estadísticas se antojaba muy complicado pelear por el título ante un Flamengo que, sin embargo, bajó mucho el listón en el último cuarto. No obstante, la renta obtenida hasta el momento fue más que suficiente como para que los brasileños privaran al cuadro burgalés del sueño de revalidar el título Intercontinental.

Ahora, eliminado de la Champions y tras perder la final de El Cairo, al conjunto de Paco Olmos solo le queda centrarse en la Liga Endesa. Y el reto es importante, habida cuenta de la crisis de juego y resultados en la que se encuentra sumido el equipo.