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El campeón no podrá revalidar el título. El Hereda San Pablo se despidió hoy de la Basketball Champions League tras caer ante el Darussafaka en el tercer y definitivo encuentro del play-in de la segunda fase de la competición europea (68-80). Tras ir ... a remolque durante casi todo el choque, el cuadro burgalés se metió en partido en el último cuarto, pero un postrero arreón turco le privó del sueño del tercer título continental consecutivo y, de paso, ahondó en la herida abierta ya meses atrás.
Hereda San Pablo
Kullamae (8), Benite (7), Rabaseda (7), Dani Díez (13), Nnoko (8) -quinteto titular-; Salash (3), Marc García (10), Hayden Dalton (-), Kravic (10), Renfroe (2), Kareem Queeley (-) y Álvaro Martínez (-).
68
-
80
Darussafaka
Olaseni (14), Caupain (19), Piñeiro (10), Ozdemiroglu (14), Nathan Bothe (13) -quinteto titular-; Akyuz (-), McCoullough (2), Selim (-), Maxim (-), Guler (3), Atar (5) y Dogan (-)
Cuartos: 16-16, 18-24 (descanso); 20-21 y 14-19 (fin del partido).
Árbitros: Yohan Rosso (FRA), Saverio Lanzarini (ITA) y Geert Jakobs (BEL).
Incidencias: Partido correspondiente al play-in de la segunda fase de la Basketball Champions League disputado en el Coliseum ante unos 4.500 espectadores. El pabellón mantuvo la limitación del aforo al 50% por la covid-19.
Y es que, ahora mismo, el San Pablo no levanta cabeza. Ni Tabak, ni Maldonado fueron capaces de enderezar el rumbo, y Paco Olmos acumula dos derrotas en sus dos encuentros al frente de un equipo que, además, ha vuelto a sufrir en primera persona los efectos de la covid-19.
Ya en el segundo partido de la eliminatoria, disputado el pasado martes en Estmabul, se vio con claridad que el ritmo de competición y la capacidad física de unos y otros era bien distinto. Tras esa derrota, el San Pablo se encomendó a la magia del Coliseum y a su capacidad de reacción. Sin embargo, ninguno de esos dos factores fueron suficientes hoy para frenar a un Darussafaka que a orillas del Arlanzón fue mejor en prácticamente todas las facetas del juego.
De hecho, los turcos dominaron de principio a fin el choque, aunque moviéndose en todo momento en ventajas relativamente manejables. No comenzó el encuentro de la mejor manera para el San Pablo, que se mostró demasiado errático desde los primeros compases. Aún así, el primer cuarto se disputó en el terreno de la igualdad y cada golpe del Darussafaka encontraba respuesta en el cuadro azulón, que conseguía cerrar el primer parcial con el empate en el electrónico (16-16).
A partir de ahí, sin embargo, fue el Darussafaka el dominador del encuentro ante un San Pablo que no encontró la necesaria fluidez en su juego ofensivo y que se vio lastrado por su falta de acierto desde la línea exterior. Esa circunstancia fue aprovechada por el cuadro turco al inicio del segundo cuarto, con un parcial de 3-15, respondido con un arreón por parte local mediado el cuarto.
Un triple sobre la bocina de Piñeiro permitía al Darussafaka marcharse a vestuarios por delante en el marcador (34-40), pero con una ventaja que no era, ni mucho menos, definitiva. No obstante, la imagen que estaba ofreciendo el San Pablo no era la mejor y los de Paco Olmos no terminaban de sentirse cómodos sobre el parquet del Coliseum.
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Esa sensación se prolongó tras el descanso, con un Darussafaka más entonado y un San Pablo que conseguía manejar la situación a duras penas. Así, y a pesar de la aportación de Dani Díez, los turcos fueron incrementando su ventaja a medida que avanzaba el choque hasta cerrar el tercer cuarto siete arriba (54-61).
El cuadro burgalés, consciente de que aún tenía una bala en la recámara, regresó a la pista como una moto y en los primeros compases del último cuarto disputó los mejores minutos de todo el choque. De hecho, mediado el parcial, Benite anotaba un triple que ponía en ventaja a los suyos en un momento crucial (66-64).
Sin embargo, aquello fue una mera ilusión. Y es que, lejos de venirse abajo, el Darussafaka apretó en defensa, anulló por completo al San Pablo y pasó por encima del conjunto burgalés en los últimos cinco minutos, en los que le endosó un inapelable parcial de 2-16. De nada sirvieron las correcciones de Olmos ni el aliento de la grada. El conjunto turco había dictado sentencia.
Ahora, tras el disgusto, a los de Paco Olmos no les queda más remedio que cambiar inmediatamente de chip y preparar a conciencia su regreso a la Liga Endesa, sin perder de vista, eso sí, la Intercontinental que se disputará en Egipto en febrero.
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