El Hereda San Pablo Burgos ha comenzado la segunda vuelta espantando a los fantasmas que le amenazaban. Y aunque el conjunto burgalés aún no ha llegado a alcanzar su mejor versión, los hombres de Curro Segura ya sacan partido de la mejoría en su ... juego.
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Este viernes tenía el San Pablo una oportunidad inmejorable para demostrar su mejoría. Enfrente, un Melilla mermado por las bajas, que parecía una víctima propicia para reencontrarse con la victoria. Sin embargo, a los burgaleses les costó entrar en el partido, con un parcial de salida de 5-0 que hacía temblar las piernas de los aficionados más fieles.
Melilla Sport Capital Club
Pablo Rodrigo (10), Diego de Blas (-), Guillermo Mulero (9), Samu Rodríguez (10) y Bamba Fall (12) –cinco inicial– Sergi Huguet (8), Javi López (9), Bright Mensah (-), Joan Pardina (7), Gonçalo Delgado (2), Alex Thompson (-).
67
-
88
Hereda San Pablo Burgos
Luka Rupnik (14), Gonzalo Corbalán (15), Álex Barrera (6), Obi Enechionyia (4) y Joey van Zegeren (8) –cinco inicial– Calvin Hermanson (-), Mindaugas Kačinas (11), Ale López (9), Rašid Mahalbašić (4), Marc-Eddy Norelia (6), Rodrigo San Miguel (9), Andrija Marjanović (2).
Parciales 19-24; 10-19; 17-22; 21-23.
Árbitros Joaquín Lizana, Pere Munar y Fernando Ibáñez.
Incidencias Partido correspondiente a la decimoctava jornada de LEB Oro disputado en el Pabellón de Deportes de Melilla Javier Imbroda Ortiz.
Pero Álex Barrera y Rodrigo San Miguel pusieron pronto las cartas sobre la mesa para frenar la sangría. En Melilla Bamba Fall estaba haciendo daño a los castellanos, que dominaba el juego en toda su extensión, pero cuando los visitantes se dieron cuenta y pusieron el parche en la fuga por donde les estaba entrando el agua todo mejoró.
La presión alta de los hombres de Curro Segura consiguió ralentizar el juego de los locales que, una vez vieron cómo el San Pablo desactivaba a Bamba Fall no supo abrir otra vía para hacer daño a los burgaleses. La defensa de los melillenses hacía aguas en la línea de tres, algo que Rodrigo San Miguel supo aprovechar y que permitió a los visitantes cerrar el primer cuarto por encima (19-24).
El segundo periodo fue mucho más cómodo que el primero. Con un San Pablo que, sin ser brillante, sí mostró un juego muy aseado en ambos campos. La defensa maniató a los locales, que solo pudieron anotar diez puntos en este segundo cuarto, mientras que Luka Rupnik calentó la muñeca para ayudar a los suyos en seguir ampliando la ventaja.
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El San Pablo Burgos logró encontrar serenidad, mientras que Melilla no lograba conectar con el aro y fallaba tiros que ni siquiera tocaban el metal. Javi López intentaba sostener a los suyos, pero el San Pablo seguía erosionando jugada a jugada el marcador y, a pesar de la última canasta casi sobre la bocina de Bamba Fall se fueron al descanso con una ventaja de 14 puntos (29-43)
La entrada al partido tras el descanso fue complicado para ambos conjuntos. El partido se convirtió por unos instantes en un correcalles que ninguno de los dos equipos supo cómo parar. Sin embargo, el San Pablo fue quien tuvo la tranquilidad y la paciencia de ponerle un poco de pausa al encuentro.
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Pablo Rodrigo intentaba sujetar a los suyos, que no conseguían encontrar la tecla adecuada para mejorar su porcentaje de tiro ni en el perímetro, ni desde el tiro libre. Así, poco a poco, los hombres de Curro iban abriendo una brecha que parecía iba a ser definitiva, pero que la experiencia indicaba podía no serlo.
Cautelosos y con paso firme cerraron los burgaleses el tercer cuarto, con un resultado que se antojaba suficiente para no sufrir en el último periodo (46-65). Pero como toda precaución es poca, Gonzalo Corbalán se echó al equipo a la espalda para que nada quedase al azar.
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La defensa del San Pablo ahogaba cualquier intento de acción ofensiva de Melilla, que desesperados trataban de asegurar los lanzamientos sin conseguir los resultados deseados. Guillermo Mulero y Pardina sostuvieron a los suyos, pero los visitantes no cedieron un milímetros.
El San Pablo supo dormir el partido para que no ocurriese nada en este periodo. Los minutos pasaban mientras el intercambio de golpes era inofensivo para los de Curro, que mantuvieron el acierto en defensa y mejoraron en ataque. La serenidad permitió a los castellanos enfilar los últimos minutos con los deberes hechos y conseguir así anotarse la décima victoria de la temporada y encarar la segunda vuelta con el espíritu renovado tras imponerse 67-88 a Melilla.
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