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El San Pablo salva su primer match ball. Tras una temporada plagada de quebraderos de cabeza, el cuadro burgalés se sigue aferrando a la Liga Endesa con uñas y dientes. Y a pesar de que todavía quedan dos jornadas de infarto, los de Paco Olmos ... dieron hoy un paso al frente para la salvación venciendo con cierta solvencia en el Coliseum a Unicaja. Una victoria que, además de la incuestionable inyección anímica, permite al conjunto azulón salir de los puestos de descenso.
Hereda San Pablo
Clemmons (18), Benite (7), Rabaseda (5), Lalanne (9), Eddie (7) -quinteto inicial-; Salash (10), Philip (9), Marc García (7), Renfroe (7), Nnoko (10), Queeley (-)
89
-
74
Unicaja Málaga
Oliver (9), Brizuela (5), Díaz (8), Kravic (7), Bouteille (22) -quinteto inicial-; Fernández (2), Mooney (15), Guerrero (6), Nzosa (-), Saint-Supery (-).
Cuartos: 21-23, 25-14 (46-37); 22-17 (68-54), 21-20 (89-74).
Árbitro: Miguel Ángel Pérez Pérez, Luis Miguel Castillo y David Sánchez.
Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo segunda jornada de la Liga Endesa disputado en el Coliseum prácticamente lleno.
Tal y como reconocía el propio Olmos en la previa, el San Pablo afrontaba el choque sin red de seguridad. De hecho, la victoria de Andorra sobre Fuenlabrada había hecho que el cuadro burgalés durmiera en el farolillo rojo. Sin embargo, una victoria ante Unicaja sacaría a los hombres de Paco Olmos de los puestos de descenso gracias al basket average. La oportunidad era magnífica; la exigencia era absoluta. Cualquier cosa que no fuera un triunfo podría suponer la condena definitiva del cuadro burgalés.
En ese escenario, resultaba fundamental saltar a la pista enchufado desde el primer minuto. Y lo cierto es que al cuadro burgalés le costó más de lo esperado. Los de Paco Olmos, entonados en el aspecto ofensivo, concedieron demasiadas facilidades a Unicaja en el primer cuarto. Y Bouteille lo aprovechó para castigar al cuadro local con una exhibición anotadora. El francés cerró el primer periodo con 15 puntos y 3 rebotes en su cuenta particular. Casi nada.
El San Pablo se estaba viendo superado, pero se mantenía en partido gracias a la aportación de sus hombres clave, con diferencias que, en el peor de los casos, se marcharon hasta los cinco puntos (18-23) y que se quedaron en la mínima expresión al cierre del cuarto gracias a un gran triple sobre la bocina de Philip.
Esa última canasta pareció dar alas al cuadro local en el arranque del segundo cuarto, incrementando su intensidad defensiva y leyendo muy bien las líneas de pase. Dos recuperaciones prácticamente consecutivas se transformaron en un parcial de 9-0 que devolvía al San Pablo la iniciativa en el marcador (30-23). Navarro intentaba parar el duelo con un tiempo muerto, pero la dinámica ya había cambiado a favor del cuadro burgalés, que encontró en Clemmons su mejor argumento. Hasta trece puntos -nueve de ellos desde la línea exterior- anotó el norteamericano en un abrir y cerrar de ojos para lanzar al San Pablo en el marcador justo antes del descanso (45-37).
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Los de Paco Olmos enfilaron el camino al vestuario con buenas sensaciones. Sensaciones que se prolongaron tras el descanso. Sendos triples de Benite y Rabaseda permitieron al San Pablo abrir brecha en el electrónico (56-43) nada más salir ante un Unicaja que se sostenía gracias a la anotación exterior de Bouteille (58-49).
En ese momento, Olmos paraba el partido. No quería que la dinámica cambiara de bando en un momento clave del encuentro. Y lo cierto es que la charla del técnico pareció encontrar respuesta sobre la pista, gracias al acierto de sus hombres desde la línea de libres. Y es que, el San Pablo aprovechó la entrada en bonus de Unicaja para seguir abriendo brecha en el marcador y cerrar el tercer cuarto 14 arriba (68-54).
A priori, esa ventaja podría parecer suficiente como para afrontar el último cuarto con cierta tranquilidad, pero a la vista de lo acontecido durante toda la temporada y de todo lo que estaba en juego, los hombres de Olmos estaban obligados a mantener la concentración si no querían sufrir. Y entonces, apareció un protagonista inesperado para muchos: Salash. El bielorruso saltó a la pista enchufadísimo, atrapando tres rebotes y anotando 8 puntos en menos de dos minutos (74-54). Aún quedaba mucho por jugar, pero el San Pablo acababa de romper el choque y la victoria ya no se le escaparía. Y es que, los últimos minutos se convirtieron en un intercambio de canastas convertido en mero trámite.
Al final, un triunfo vital para intentar asegurar la permanencia en una semana no apta para cardíacos. El martes que viene, el equipo visitará al Valencia Basket, y el próximo sábado, se la jugará en el Coliseum ante el Fuenlabrada en la última jornada.
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