El Hereda San Pablo agranda su historia

El Hereda San Pablo consolidó su triunfo en el segundo cuarto para vivir de las rentas hasta el final del encuentro, aunque con algo de nerviosismo, pues el Quimsa se acercó hasta los seis puntos en el último periodo.

La gran final empezó con intercambio de canastas por parte de los dos conjuntos. Si los burgaleses golpeaban a mano abierta, los argentinos lo replicaban. La igualdad imperaba, a pesar de que a Peñarroya le molestaba los desajustes defensivos de su equipo y alguna decisión arbitral. Benite y Ramírez tiraban de sus compañeros y la diferencia en el marcador no se ampliaba. Pero apareció Kravic para empezar a marcar la calidad de los burgaleses, aunque el rebote ofensivo se convertía en la primera asignatura pendiente del Hereda San Pablo.

Ese déficit lo intentaba solucionar Peñarroya con Horton, que se mostró muy activo en las dos zonas de la cancha en sus primeros minutos. Qué cantidad de recursos del estadounidense para colocar la primera piedra del triunfo en el primer cuarto (20-25).

Quien solo golpeó en el inicio del segundo cuarto, en este caso a mano cerrada, fue el Hereda San Pablo. Principalmente porque McFadden, en esa reconversión a base por la lesión de Renfroe, estaba en cancha. Da igual de qué juegue y dónde lo haga, responde siempre con garantías. Hasta tal punto, que prácticamente colocó la segunda piedra del triunfo.

En tan solo tres minutos de juego, la diferencia ya se había ido hasta los 16 puntos para los burgaleses. Estaba noqueada la Asociación Atlética Quimsa, que seguía con el mareo que le había regalado McFadden. Pero despertó con un parcial de 7-0. Hasta Peñarroya tuvo que parar el encuentro. Pero fue un oasis, porque la maquinaria del Hereda San Pablo empezó a funcionar en todas las facetas para seguir construyendo la victoria. Hasta el canterano burgalés Ángel Infante tuvo su minuto de juego al final de un segundo cuarto que reflejaba la superioridad burgalesa (32-56).

El tercer cuarto empezó por los mismos derroteros. El vendaval burgalés era una realidad, por mucho que Robinson y Cosolito echaran 3 en 1 en sus muñecas. La diferencia se redujo hasta los 17 puntos, pero había margen. Una ventaja que se mermó hasta los doce puntos, lo que propició que Joan Peñarroya parara el encuentro. Los argentinos intentaban volver al encuentro y la arenga del técnico en el tiempo muerto se escuchaba desde Burgos. Aun así, la realidad es que Quimsa había vuelto al encuentro al final del tercer cuarto (55-67).

Y se pusieron a diez los argentinos en el inicio del periodo final. Los burgaleses no se podían dormir, a pesar de Benite empezaba a certificar que iba a ser el MVP. Y siguió bajando la diferencia, porque a falta de seis minutos para el final los de González se pusieron a nueve. No se rendían los argentinos, que daban emoción a la final y desesperaban a Peñarroya. No entraban los tiros y el Quimsa ya estaba a seis a falta de 2:03, pero la victoria no se le podía escapar al Hereda San Pablo y con trabajo y la templanza de Rivero se finiquitó el triunfo. ¡Disfruta Burgos, aunque sea en casa! Ahora llega la Copa.